Para leer a viva voz: la vitalidad de los ciclos de poesía en Mar del Plata
Jo Fischer, Mariana Garrido y Nicolás Alcetegaray, a cargo de diversos ciclos marplatenses, reflexionan sobre la vigencia de estos espacios en los que es posible dotar de vitalidad -y cuerpo- a los textos poéticos.
Por Paola Galano
Ni solemne, ni muerta, ni alejada de lo cotidiano. La poesía busca y late, se mueve y se mete por las fisuras de un mundo cada día más desconcertante. A fuerza de imágenes y de simbolismos, de experiencias personales y alegorías se hace tan grande como necesaria. Y Mar del Plata es una ciudad potente a la hora de evaluar las materialidades poéticas.
Prueba de ello son los ciclos de poesía que, espaciados a lo largo de un mes o a veces bimensuales, se desarrollan en espacios under, alternativos y amables para las lecturas y el encuentro. Porque -vale aclararlo-, además de todo lo que aporta, la poesía también tiene un costado social que estimula la cercanía y el alejamiento de las pantallas, aunque éstas sean muchas veces el soporte que reemplaza al papel y desde las cual se realizan las lecturas en voz alta.
Música, video arte, artes plásticas y propuestas performáticas admiten su fusión con la poesía, un terreno abierto a multiplicarse y a generar sentidos.
“Creo que en la ciudad hay un gran circuito de poetas que fue creciendo y las redes sociales son un espacio para animarse a volver público lo escrito”, entendió Mariana Garrido, organizadora del ciclo Festín, que se hace en el sótano de la Fundación Cepes (9 de Julio 4251).
“Que se generen estos espacios (por los ciclos) también es un motor para querer leer y participar de esos encuentros. Creo que se ha ido naturalizando la figura del poeta y las lecturas, que también son parte de otras movidas, con nuevo público curioso que se acerca”, agregó.
Similar es la apreciación de Jo Fischer, organizadora de “Tarde con poetas”, que se realiza en Dickens (Diagonal Pueyrredon 3017). “En el ciclo intento que cada mes vayan poetas ya conocides de la ciudad y otres no tanto, y se da un intercambio muy lindo en donde lo que generalmente se rescata del encuentro es este detalle de conocer otras voces con otras formas de decir”.
“Hay un interés general por experimentar qué es un ciclo, pero no de escuchar autores emergentes”, apuntó a LA CAPITAL Nicolás Alcetegaray, coorganizador de La Prosa Mutante, histórico ciclo poético y musical que tiene una década de vigencia y que, en la actualidad, se lleva a cabo en el hostel Bitelyus (Olavarría 2747).
“La mayoría de la gente que viene al ciclo a participar desde el público viene porque conoce a alguien que leyó o va a leer o se lo recomendaron, pero no porque venga con el afán de escuchar a autores emergentes, eso se da porque le interesa la poesía o el arte en general. Creemos que el interés va creciendo, es un progreso porque la poesía en Mardel se ha establecido con más o menos difusión, hay muchos ciclos, eventos literarios fusionados con música, perfo, intervenciones, muestras de arte, gestando experiencias”, agregó.
Garrido expresó que la vigencia de los ciclos obedece al aumento de personas que se sienten atraídas por la poesía. “Hay mucha gente con necesidad de escribir, de contar de alguna manera su historia, sus emociones, de crear un mundo poético a través de poemas, que pueden ser una forma breve, contundente y accesible para quienes están acercándose a la palabra, para escribir así como para consumirla”, dijo.
Fischer, por su parte, rescató el valor de los talleres de poesía. “Hay mucho movimiento -observó-, movimiento que se genera indudablemente en los diferentes talleres de poesía que hay en la ciudad. En esos espacios muches por primera vez comparten lo que escriben y la poesía deja de estar en el cajón de alguna mesa de luz para pasar a ser compartida. Ese motor de inquietud poética se aprecia en la llegada de otras personas al ciclo”.
Alcetegaray resumió lo ritualista que también muestra la poesía: “Nuestro ciclo es amigable y termina reuniendo este tipo de mutante de la poesía que muta en cada evento tanto por su participación, valoramos de cada persona que viene en la búsqueda y quienes quieren compartir lo que escriben y el público que es tan importante y participante como el artista en escena. Esa simbiosis es lo que hace que la poesía leída o recitada genere algo, sin simbiosis es sólo un texto leído en voz alta como si estuviéramos en un aula dando una lección a medio aprender”, apuntó sobre la magia que comienza cuando un texto se lee a viva voz.
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