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Deportes 1 de enero de 2017

Las mochilas de Messi

Lionel Messi derrumbado tras fallar su penal en New Jersey en la final de la Copa Centenario. Después vino una renuncia que no fue. Y la Selección tocó fondo en Belo Horizonte y renació a su influjo en el último partido en San Juan ante Colombia.

por Vito Amalfitano / Desde Nueva York
publicado el 28/06/16 *

“Debimos decirle a Diego: mirá, vos jugás al fútbol como Dios, pero sólo sos un hombre”, dijo Jorge Valdano. Debimos-debieron decirle a Messi: “Mirá, vos jugás al fútbol como Maradona, pero sólo sos Messi”.
El “sí messismo” fue tan nocivo como el “sí dieguismo”. A Maradona lo afectó en su costado más endeble, afuera de la cancha. A Messi le hizo mal donde se siente más fuerte, adentro de la cancha. (…)

Messi es el mejor futbolista del mundo. Y puede volar hasta planos increíbles del fútbol. Pero hay que dejarlo volar, precisamente. No asignarle roles que lo pueden opacar, o que le pueden hacer cargar mochilas que no le corresponden hasta que no soporte el peso.

Messi no es hoy culpable de nada por malograr un penal. Pero resulta que fue a tirar ese penal con la pesada mochila de ocho años en los que le dieron la cinta y la llave y como no logró levantar Copa alguna recayó en él ahora toda la responsabilidad.

Messi construyó su imperio futbolero desde Barcelona, con un docente como Pep Guardiola en la contención en el paso fundamental de su carrera, y con dos líderes y capitanes naturales, y conductores y generadores de juego como Xavi e Iniesta, que le permitieron volar y ser feliz, y regar las canchas de goles. Por supuesto que después también se convirtió en el mejor asistidor, el mejor lanzador de tiro libres, el mejor en todo. Pero nunca debió cargar con mochila alguna previa. Y voló hacia su techo infinito en plena libertad.

Aquí desperdiciamos, por ejemplo, a un docente como Carlos Bianchi al lado de Messi, con elecciones erráticas de entrenadores desde el proyecto Pekerman y la fiesta de fútbol que fue la Selección de Basile en la Copa América 2007. Y desperdiciamos, fundamentalmente, al mejor Riquelme (el Iniesta-Xavi que tenía a disposición Lio para la Selección) durante por lo menos dos ciclos mundiales (además de que por un error de Pekerman tampoco jugaron mucho juntos en la Copa del Mundo que compartieron, en 2006) y eso conllevó un costo doble para Messi: perdió un socio ideal para desplegar todo su bagaje futbolístico y le sacaron al único que podía llevarle la mochila hasta que pudiera cargarla solo en sus hombros.

Como se recuerda, incluso en Boca, Riquelme acaparaba todo, los mejores elogios pero también las mayores críticas cuando los resultados no se daban. Conducía el juego, pero también era un catalizador de la presión, como un pararrayos que podía resguardar a Messi para que volara con soltura, como con Iniesta y Xavi.

Eso es pasado, pero el pasado vuelve y se proyecta en el presente. Si en su momento lo hubieran liberado a Messi de esa mochila, cuando había un jugador de magnitud tal como para asumir ese rol, hoy a Messi muy probablemente no le pesaría tanto esa carga en los partidos cruciales, cuando todos estamos esperando que de una vez los defina con alguna jugada de su sello (…)

Si las decisiones hubieran sido otras en los 8 años anteriores Messi no hubiera llegado a ese penal con toda esa carga, que ahora recae en todo el fútbol argentino (…).

* Publicado el 28/06/16 en LA CAPITAL, después de la derrota en la final de la Copa Centenario ante Chile, con un penal errado por Messi.