A diez años de su liberación en Rusia, así vive hoy el marplatense Hernán Pérez Orsi
El activista de Greenpeace ya no se embarca tanto pero trabaja intensamente en la campaña contra la exploración petrolera frente a la Costa Atlántica. En diálogo con LA CAPITAL, recuerda anécdotas de sus días preso en una cárcel del otro lado del mundo.
Hernán Pérez Orsi participa de la lucha contra la exploración offshore en las costas bonaerenses.
Por Bruno Verdenelli
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Su rostro estaba en todos los diarios y noticieros. Sus familiares eran las personas más buscadas por la prensa local e internacional. Su detención del otro lado del mundo, la noticia de mayor repercusión, porque avecinaba un posible escándalo geopolítico.
El marplatense Hernán Pérez Orsi tenía 40 años el 19 de septiembre de 2013, cuando junto a su compatriota Camila Speziale y otros 28 activistas extranjeros de Greenpeace, cayó preso en Rusia por intentar bloquear la explotación petrolera en el mar Ártico, a bordo de un rompehielos de la organización ecológica internacional.
Desde entonces, hasta el 22 de noviembre del mismo año, ambos argentinos permanecieron alojados en una cárcel común de Múrmansk. Luego, fueron trasladados a San Petersburgo, y finalmente recibieron la amnistía a fines de diciembre, lo que les permitió volver al país. Habían pasado tres meses de zozobra y desesperación.
Hoy, una década más tarde, el presente de Pérez Orsi transcurre en el más absoluto anonimato y hasta él mismo se sorprende al recibir el llamado de LA CAPITAL. “¿Es hoy el décimo aniversario, no? Casi que se me pasó. Claro, yo salí de la cárcel el 22 de noviembre. Era viernes”, dice en comunicación telefónica. Y rápidamente agrega: “Uno tiende a borrar lo malo, y sólo recordar cosas lindas. En el día a día a veces a uno se le mezclan las fechas, pero tengo todo muy fresco, al ser un evento tan distinto a lo que es la vida habitual”.
Cuenta el marplatense que actualmente lleva “una rutina parecida a la de aquella época, aunque sin tantos viajes”. “Sigo en Greenpeace, pero me embarco poco. Trabajo más en tierra, en un rol más técnico, como es la provisión de información para comunicación y difusión”, explica desde su casa de la zona de Constitución.
Eso sí, su familia se amplió. En aquel momento, el activista sólo tenía una hija, Julia, de un año. Inclusive, solía exhibir la foto de ella bebé mientras estaba detenido, en imágenes que recorrían el planeta. Ahora, en cambio, es padre de otros dos niños más, Juan, de 9, y Jerónimo, de 7.
El marplatense durante una marcha contra la exploración offshore por la costa marplatense junto a sus hijos más pequeños.
“Juan es hecho en Rusia”, confiesa, y se ríe. “A mí me dieron el arresto domiciliario y justo mi mujer y mi hija habían sacado pasaje para ir a visitarme a la cárcel, por lo cual cuando ellas llegaron fijamos domicilio en un hotel y nos quedamos los tres ahí a la espera de la amnistía. Mi hijo nació en agosto de 2014, así que sacá las cuentas”, reflexiona.
Vivencias de aquel frío encierro
De las semanas preso en Rusia, Pérez Orsi asegura tener “miles de anécdotas”. “Hace poco me reencontré con un compañero con el que compartimos días de cárcel allá, como la comida que nos daban y la hora de caminata que teníamos, dentro de las 23 horas restantes de celda. Así era la rutina”, señala.
Una situación que el activista ecológico no olvida es lo que ocurría intramuros cuando oscurecía. “Llegaba la noche y la cárcel se activaba… Nosotros estábamos con la población general y entre ellos los presos se comunicaban de celda a celda. Con tiritas cortadas de las sábanas hacían como un cordel, al que le ataban una media, y en esa media se mandaban mensajes, cigarrillos, chocolates, y otras cosas… Algunos sobres venían sellados”, describe.
Durante esas largas horas, y a pesar de las bajas temperaturas que hacían complicada la subsistencia, el marplatense aprendió “algo” de ruso. “Es fácil para los hispanohablantes -remarca- porque las letras del abecedario suenan igual. Había un compañero que hablaba inglés, así que empecé a leer libros en ruso y con un diccionario aprendía el significado de cada palabra. Fueron 70 días de encierro en prisión en los que tenía mucho tiempo y en el tiempo del arresto domiciliario aprendí más… Cuando recuperé la libertad, antes de volver, iba a hacer compras y trámites y hablaba y entendía el idioma”, sostiene.
Si bien no le quedó ningún antecedentes ni causa abierta en aquél país, y puede viajar allí “tranquilamente”, manifiesta que no tiene “ningún interés de hacerlo”, de todas formas.
En otro aspecto, indica que mantiene contacto con Camila Speziale, la otra argentina -oriunda de la Ciudad de Buenos Aires- que estuvo detenida entonces. Ella es casi 20 años menor que él, y tal vez por el aspecto de joven rebelde o debido a las imágenes que la exhibían en Facebook en plena lucha para impedir el daño de algún ecosistema, la matanza de animales o la contaminación del aire, su historia no tardó en trascender masivamente en aquél momento.
Hernán junto a Camila Speziale, al salir de la cárcel en Rusia, en noviembre de 2013.
“Ella ahora vive afuera, está involucrada con la organización pero no tanto como antes por una cuestión de tiempos. Estudió fotografía y cuando terminó se fue a probar suerte a España. Pero hablamos seguido, no solamente con ella sino también con su familia y el grupo de amigos”, subraya Pérez Orsi.
La lucha actual, la de siempre
En la actualidad, Pérez Orsi -de 50 años- continúa la pelea contra la exploración petrolera, pero ahora en su propia tierra. Hoy, como no podía ser de otra manera, es uno de los referentes de cada una de las manifestaciones que se llevan a cabo en Mar del Plata y la zona luego de que se conociera la novedad de que dicha actividad se realizará en la Cuenca Argentina Norte.
“Esta lucha empezó hace rato, cuando en 2016 dieron permiso de exploración sísmica en el Ministerio de Energía. Se dio la posibilidad de la licitación de la actividad en 2019, y no se lo hizo en coordinación con el Ministerio de Ambiente ni con otros actores como el Ministerio de Ciencia, donde han tenido intenciones de explorar en el mar bajo otros fines, entendiendo que en la zona que abarca los bloques de la provincia de Buenos Aires se producen fenómenos que hacen que la vida surja de manera muy especial, de muchas especies que incluso son aprovechadas a nivel comercial”, cuestiona.
A los 50 años, Hernán Pérez Orsi se embarca menos que antes, pero continúa su activismo en Greenpeace.
Y fundamenta su postura contra la exploración offshore “más allá de lo ecológico”. “Este tipo de proyectos puede dañar otras industrias, como la pesca y el turismo. No están articulados los organismos de cooperación y colaboración, independientemente de la defensa de la naturaleza que hacemos nosotros”, añade en su crítica.
Al referirse a la problemática del medioambiente, Pérez Orsi parece ratificar que, en efecto, su vida no ha cambiado demasiado: se mantiene férreo en sus convicciones y no se arrepiente de lo vivido. “A pesar de todo, volvería a hacer lo que hice hace diez años”, concluye.