Por Marcelo Solari

Casi en silencio. Como jugando a las escondidas, Argentina se asomó este viernes a la final del básquetbol masculino panamericano. El conjunto “albiceleste” jugó su mejor partido hasta aquí, en el Polideportivo 1 del Estadio Nacional, y se impuso a México, por 108 a 73. Continúa invicto y jugará la final de este sábado, a las 20, frente a Venezuela, que superó 84-77 a Brasil.

Ajustar la defensa fue clave para Argentina. Luego de un comienzo demasiado permisivo (en el primer cuarto, México le anotó 26 puntos), el conjunto “albiceleste” interpretó la consigna de la mejor manera. Le bajó drásticamente le goleo al rival y, como consecuencia inmediata, cobró los dividendos adelante, con una performance notable y frustrando a los aztecas.

El desarrollo cambió en forma rotunda en ese segundo segmento. En realidad, a partir de la segunda mitad del primero. México había arrancado muy cómodo (15-8 arriba en menos de 4 minutos), disfrutando de los permisos que le otorgaba la defensa argentina. El escolta Moisés Andriassi se había convertido en un problema y capitalizó casi todas esas licencias para concluir el primer tiempo con 15 puntos (3/4 en dobles y 3/4 en triples). Claro que una vez que Argentina le puso mayor presión al balón y estuvo más atenta a la línea de pase, todo cambió. Incluso Andriassi, luego de descansar en el banco, cuando volvió ya no fue el mismo.

Esos ajustes atrás también le permitieron a Argentina atacar mucho mejor, con más soltura, una acertada circulación y abundante gol. Los dirigidos por el marplatense Leandro Ramella eligieron con acierto cuándo correr y cuándo no, dejaron de perder pelotas y también provocaron daños evidentes con el pick and roll y la “caída” de los grandes.

Con los antecedentes de los partidos anteriores, la ventaja de 18 puntos al llegar al descanso largo no garantizaba tranquilidad alguna. Pero esta vez no hubo margen para inquietarse.

Argentina nunca perdió el foco ni la intensidad. Cortesía de un plantel largo que además de sostener el ritmo, conservó precisión para seguir repartiendo tiros, tomar buenas decisiones y reducir a la mínima expresión a un rival, a esa altura, completamente desdibujado. Por momentos, Argentina brilló. Defendió una enormidad, encestó 19/41 triples (un admirable 46%) y sobrepasó con amplitud los 100 puntos para rubricar de la mejor manera una alegría mayúscula.

Mariano Rodríguez, asistente, el otro marplatense en el cuerpo técnico

“Era impensado ganar una semifinal panamericana con esta diferencia. En el resultado y en el juego. Nos hace ver todo más tranquilos y de una forma más positiva, pero lo importante es que ganamos y estamos en la final”.

“Jugamos un mal primer cuarto defensivo. Habíamos planteado la idea de plantearlos arriba y presionar al base, pero no lo hicimos. (Moisés) Andriassi tuvo muchos lanzamientos cómodos. Pero apenas pudimos ajustar esa defensa, cambió totalmente el juego”.

“Estamos jugando con doce jugadores y eso hace que todo el tiempo podamos mantener la energía y la intensidad defensiva, lo cual nos da mucho margen para jugar fluido adelante. Fuimos encontrando mucha dinámica con el correr de los partidos y no importa quién esté en la cancha, la intención es siempre pasarnos la pelota y buscar el mejor tiro posible, sin egoísmos”.

Síntesis

Argentina 108

F. Baralle 13, B. Lugarini 8, J. Bocca 9, M. Cuello 9 y T. Gallizzi 11 (FI). P. Barral 11, S. Scala 8, J. Saiz 8, L. Giovanetti 3, F. Ramírez Barrios 9, A. Pérez Tapia 10, K. Hernández 9. DT: Leandro Ramella.

México 73

I. Montano 9, M. Andriassi 15, F. Jaimes 10, I. Ávalos 4 e I. Gutiérrez 6 (FI). V. Valdés 3, O. De Haro 8, J. Machado 11, J. Camacho 0, K. Meyer 2, V. Álvarez 0, E. Girón 5 DT: Gustavo Quintero Pereda.

Estadio: Polideportivo 1.
Árbitros: Jorge Vásquez (Puerto Rico), Julio Anaya (Panamá) y Kevin Lei (Canadá).
Parciales: 25-26, 57-39 y 83-63.