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Cultura 19 de diciembre de 2016

Pinceladas de la ciudad (Mar del Plata desde adentro): Marcelo Sánchez cocinando sueños

Por Pablo Garcilazo

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Desde muy chico sus padres lo llevaban a los restoranes, era único hijo. A los cuatro o cinco años jugaba con las mercaderías en los depósitos, acomodaba las latas de arvejas, los paquetes de sal y cuando estaba algo cansado le tenían preparado un colchoncito para descansar.

Oriundos de Santiago del Estero, sus papas venían en las temporadas y un día vinieron para siempre. Marcelo iba entrando al mundo de la cocina, de la gastronomía y como dice él: “Si no comemos no tocamos la guitarra, no pintamos, no hacemos, no nos escuchamos. Entonces la primera creación de la vida fue la alimentación”.

En 1997 Knoor Suiza organizó un certamen nacional llamado “Cucharón de Oro”. Allí participaron 2365 cocineros y chef de todo el país con diferentes recetas. Entre ellos hoy muy reconocidos como Ariel Rodríguez Palacios, Martiniano Molina (hoy intendente de Quilmes) y Donato de Santis. Marcelo quedo elegido entre los mejores doscientos del país y en la final en el quinto puesto con su creación “Suprema de pollo Bahía Varese”.

A partir de allí Knoor Suiza Nestlé lo reconoce por su talento y creatividad como chef internacional porque compitió con muchos chefs de años de estudio. La receta es una suprema de pollo rebozada con almendra fileteada y tostada, como si fuera una milanesa, pero con un sabor suave y crocante.

“No hay un manual para pelar la papa, hoy voy a hacer un puré y mañana va a salir distinto, la cocina es netamente práctica”, aclara Marcelo. “Para mí la cocina es un sentimiento, un amor, quien entra en el arte culinario no puede escapar, no puede salir más, es una de las bases de la sociedad. La cocina se hace con amor sino no sirve. Con el paladar enamorás, hacés amigos, enamorás a una mujer, nos queda en nuestro CPU el registro de la comida de nuestras madres y abuelas y a un perro malo, a la fiera ´más brava… lo amigamos con la comida”.

Marcelo hoy vive en el barrio Santa Rosa de Lima y tiene una prioridad y pasión tan grande como la cocina: los niños. En su local entrega ropa, comida, les enseña a cocinar, organiza el día del niño y en las navidades se convierte en el Papa Noel del barrio. Con ellos es un amigo más. Alguien que desea cocinarles sueños a los más bajitos. Y a la gente que más lo necesita. “La solidaridad no se dice, se hace” deja bien en claro Marcelo.

“Hoy cocino para grandes personalidades como un albañil, un electricista o aquel muchacho que carga con su carro a caballo y ve que es lo que encuentra y le sirve en la calle para llevarle el sustento a sus hijos y se para acá y me dice chef, me hacés un choripán, para mí es como agasajar a esa persona que vino, se sentó a tomarse su descansito después de hacer su lucha diaria”.

Ahí en Colón y 240 hay un punto de encuentro en la zona oeste, en la losa, en lo de Marcelo. Historias, amistades, esperanzas y vidas que se comparten. Ahí en la barra, en las mesas o cerca del fuego hay un chef que cocina sueños.

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Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando el oeste y Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.



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