Grandes libros, pequeños lectores: “Si Polonia fuera un pastel”
¿Cómo narrar el horror del Holocausto en un libro infantil? La escritora mexicana Becky Rubinstein y la ilustradora argentina Clau Degliuomini lo hacen en un texto cuya protagonista logra sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial, ocultando su identidad.
“Si Polonia fuera un pastel”
Becky Rubinstein
Clau Degliuomini
Buenos aires
Pupek
2021
Por Lucía Lange (*)
¿Cómo narrar la tragedia y el horror del Holocausto en un libro infantil? Como adultos, muchas veces tratamos de evitar hablar de ciertos temas que puedan “atentar” contra la inocencia o la fragilidad que le adjudicamos a las infancias. Sin embargo, hay historias que no pueden dejar de ser contadas y la que se encuentra en “Si Polonia fuera un pastel” es una de ellas.
Becky Rubinstein es una escritora mexicana de ascendencia judía con un fuerte compromiso con la cultura de esta comunidad. Ella, a través de la belleza y las infinitas posibilidades de la palabra poética, nos cuenta la vida de Elena, una niña judía que vivía en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, quien, luego de haber perdido a su familia, logra sobrevivir ocultando su identidad.
El Holocausto se le presenta al lector a través de la mirada de la infancia. “¿Y esa cara de pocos amigos?—. En vez de responderle que el recorte de pan o la guerra, Elena le inventó una historia”. Y así, ella le cuenta a su madre una aventura sobre tijeras aburridas y nubes que se deshacen. En su diálogo, se deja en evidencia el entendimiento tan acertado que las infancias pueden tener de la adultez. Así es como Elena, en un intento por explicar al resto de la clase la historia de su país, dice: “Si Polonia fuera un pastel, me lo comería”. En una referencia a las riquezas de su patria y cómo a lo largo del tiempo han tratado de cortarla y repartirla. Las comparaciones y las relaciones en torno a la comida serán abundantes en este relato en donde a los personajes los acecha el hambre y la guerra.
Esta belleza de la palabra es acompañada por la delicadeza y la ternura de sus ilustraciones, que se van entretejiendo con el lenguaje escrito. Así, la ilustradora argentina, Clau Degliuomini, por medio de distintas técnicas como el dibujo, la pintura y el collage, trabaja la metáfora en la imagen y, de ese modo, construye los recuerdos de la pequeña Elena.
Este libro invita a las infancias (y no solo infancias) a escuchar otras experiencias y revisar el pasado, porque las historias tristes deben ser contadas para que sigan circulando en el presente y que las Elenas del ayer y de hoy no sean olvidadas.
(*) Miembro de la ONG Jintanjáfora. Redes sociales para la promoción de la lectura y la escritura.
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