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Campo 2 de septiembre de 2023

Por el impacto de la sequía en producción de soja, la molienda atraviesa etapa más crítica en 15 años

Desde abril hasta la fecha el procesamiento de soja totalizó 11,9 millones de toneladas, la marca más baja desde la campaña 2007/08.

Por Juan Manuel Colombo (Télam)

La industria de molienda de soja, principal complejo exportador de la Argentina, registró su peor nivel de actividad en 15 años en los primeros cuatro meses de comenzada la campaña comercial de la oleaginosa, como consecuencia de la falta de mercadería por la sequía y la paralización de la comercialización del poroto en el mercado interno, que no pudo ser compensada por la importación récord del grano, en tanto que el Gobierno anunció medidas que buscan sostener la actividad del sector.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), desde abril hasta la fecha el procesamiento de soja totalizó 11,9 millones de toneladas, la marca más baja desde la campaña 2007/08, cuando el crushing se ubicó en 11,5 millones de toneladas.

La principal razón que explica este bajo nivel de actividad radica en la caída del 50% de la cosecha de soja en esta campaña respecto del ciclo anterior hasta las 20 millones de toneladas, cuestión que recortó en la misma proporción la disponibilidad de mercadería para procesar y elaborar harina, pellets y aceite de soja, los tres principales productos de exportación de nuestro país.

Esta situación, de mantenerse, podría llevar a que la industria aceitera opere hacia fines de año con un 70% de capacidad ociosa, proyectó la BCR.

En diálogo con Télam, el director de RIA Consultores, Javier Preciado Patiño, explicó que “normalmente, la producción de soja se ubicaba en torno de 44 o 46 millones de toneladas, de las cuales entre 38 a 40 millones estaban disponibles para el procesamiento, pero con la sequía esa oferta de mercadería cayó a 16 o 17 millones de toneladas. Es una caída brutal, lo cual pone un techo sobre lo que se puede moler en el año”, remarcó.

Preciado Patiño estimó que, teniendo en cuenta esta disponibilidad de soja, sumado a unas 10 millones de toneladas que se puedan importar, “se llegaría, como máximo, a 27 millones de toneladas. Con este panorama, se van a moler hasta 15 millones de toneladas menos”.

Este complicado contexto coincide con la paralización del mercado interno de soja.

Desde que concluyó la última participación del complejo sojero del Programa de Incremento Exportador (PIE), más conocido como “dólar agro”, a fines de mayo, los negocios de soja cayeron de manera significativa, con ventas totales que apenas superaron el millón de toneladas desde ese momento hasta los últimos días, según apuntó Preciado Patiño.

En base a cálculos del consultor, en la actualidad quedan alrededor de ocho millones de toneladas en manos de los productores, aunque consideró como poco factible que haya una recuperación en los niveles de comercialización, ya que “además de haber menos soja, estamos en el medio de un proceso electoral. El productor va a vender lo indispensable, porque si gana la oposición especula con que haya una devaluación fuerte que cierre la brecha cambiaria”.

Si bien tras la devaluación del 14 de agosto las ventas repuntaron un poco en el mercado, en la última semana la comercialización fue casi a cero, inclusive con falta de precios en las pizarras, cuestión que pasó sólo cuatro veces en una década.

Es por eso que el Gobierno nacional busca generar las condiciones para que el nivel de actividad de la industria no continúe cayendo, y se puedan preservar los puestos de trabajo en el sector.

Durante la semana, el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, dio detalles sobre los anuncios realizados por el ministro de Economía, Sergio Massa, para el sector.

Allí, Bahillo sostuvo que habrá un 25% de libre disponibilidad de divisas para el sector industrial y exportador por importar soja exclusivamente, dando por tierra, hasta el momento, la posibilidad de que se lleve a cabo un nuevo “dólar soja”.

Hoy los niveles de importación de soja se encuentran niveles récord, con un total de 7,2 millones de toneladas compradas en sólo siete meses, aunque los volúmenes fueron decreciendo con el pasar de los meses.

El analista de la BCR, Guido D’Angelo, comentó a Télam que “en los últimos cinco meses se venían importando entre un millón y 1,1 millones de toneladas de soja desde Brasil y Paraguay”.

D’Angelo detalló que la importación de soja, tradicionalmente, se realiza en barcazas a través de la Hidrovía Paraguay-Paraná, pero que a partir de la sequía “veíamos también que el 40% o 50% consistía en importaciones en buques desde Brasil y ya los números no estaban dando por la propia dinámica de precios del mercado” para continuar las compras.

Para el especialista, “a partir de esta medida de libre disponibilidad volverían a darse los números correspondientes como para poder estimular y amplificar la importación para después reexportar harina, aceite y biodiesel”.

“Esto también tiene que ver con que en los últimos tres meses se importaron 600.000 toneladas por mes sólo por buque y para agosto no tenemos registrado ningún buque que esté arribando a Argentina con soja. Esto no quiere decir que no haya barcazas que están viniendo, pero ya marca un declino de la actividad exportadora”, concluyó D’Angelo.



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