Novela: Bromance, Club de lectura para caballeros
La nueva obra de Lyssa Kay Adams aborda una historia de amor en la que los "príncipes azules" tienen mucho que aprender y las protagonistas mucho que decir.
“No existe en el mundo fuerza más poderosa que la de una mujer que es bondadosa, pero que ya está harta”, recuerda Thea, la protagonista de esta novela, en palabras de su abuela. “Bromance, club de lectura para caballeros”, la nueva novela de Lyssa Kay Adams (sello VeRa), presenta la historia de un matrimonio, de 3 años, con hijas mellizas, que entra en crisis. La novela comienza con Gavin Scott, jugador de béisbol profesional, que se emborracha porque se deprime cuando su esposa Thea, que está cansada de amoldarse a él, le pide el divorcio y lo echa de la casa. Él, decidido a recuperarla, hará hasta lo inimaginable para convertirse en un marido ejemplar y se anotará en un club de lectura de novelas románticas, exclusivamente para varones.
El conflicto entre ellos surge en una escena típica, especialmente cuando existe un protagonista alfa y jugador de béisbol. Una noche particularmente apasionante, a Gavin lo sorprende la reacción de Thea, más ferviente de lo habitual, durante su orgasmo. Y, las sospechas de un goce fingido durante toda su relación, confirmadas por Thea, enfurecen a Gavin, que asustado y enojado se muda a la habitación de huéspedes y conviven así, un mes, sin dirigirse la palabra hasta que Thea se da por vencida y lo echa.
“Los orgasmos eran el menor de nuestros problemas”, le expresa ella en el primer intento de diálogo donde Gavin la enfrenta para recuperarla. Y eso era lo que a ella más le molestaba: que él estuviese enfadado con ella por haber fingido en la cama pero que no se diera cuenta de que hacía años que fingía todo.
Thea no había estado preparada en absoluto para lo que se suponía la vida de una esposa de un jugador de béisbol. Ser una WAGs (wifes and girlfriends) un acrónimo que se emplea para hacer referencia a las esposas y novias de deportistas de élite, en Argentina su correlativo sería “botinera”, de los Legends, le había traído algo de fama y responsabilidad. Entre los eventos de beneficencia y las apariciones públicas, sentía que la habían arrastrado a formar parte de una hermandad a la que nunca se había querido unir. Luego, de leer un artículo en una famosa revista sobre los deportistas de Tennessee y sus familias titulado “De un saludable color pastel” en particular por el color de sus prendas, se espantó al darse cuenta de que se había convertido en todo lo que odiaba. “Por Dios, ¡si yo solía usar camisetas de Depeche Mode y Converse negras! Y a Gavin no le importó, o ni lo percibió, que ahora era una versión aséptica de sí misma”, pensó al leerla.
Una fuerte presencia de ideolgía feminista atraviesa toda la novela. Desde situaciones de advertencia sobre mansplaining, cuando un ferretero le explica algo de una manera que demuestra que él cree sabe y entiende más que ella. Thea se dirige a la ferretería a comprar un martillo:
“-¿Sabes cómo usarlo? -le preguntó el hombre al otro lado del mostrador.
-Seh…-le responde ella curvando los labios.
-¿Qué vas a derribar?
-Las estructuras de poder patriarcales. -Él pestañeó ante la respuesta-. Una pared”.
En varios capítulos de la novela hay situaciones mansplaining, actitudes naturalizadas socialmente, que hacen sentir a las mujeres subestimadas por los hombres en varios aspectos de su vida: en el hogar, en los vínculos, en sus trabajos y en la sociedad.
También, un proceso de desconstrucción de la masculinidad se desarrolla a lo largo de la novela. Gavin, en un acto de desesperación por reconquistar a su esposa, acepta ingresar a un club de lectura, exclusivo para hombres que reúne a atletas de todo Nashville que dedican su tiempo a leer, analizar y aprender novelas románticas. La primera regla del club es que no se habla del club.
“Casi todos los hombres aquí presentes hemos estado, en algún momento, a punto de perder nuestros matrimonios, noviazgos o compromisos. Y no solo recuperamos nuestras relaciones, sino que ahora estamos mejor que nunca”, le explica Del el amigo de Gavin en la primera reunión del grupo. Pero Gavin se resiste a entender por qué su amigo lo llevó a una ridícula reunión donde el primer libro que le comparten es “Cortejando a la condesa” una novela histórica de 1800. Malcom, otro integrante del club, le explica mientras acaricia con su mano enorme una barba de guardabosque: “Los hombres somos idiotas. Nos quejamos de que las mujeres son complicadas y de que no saben qué quieren. Arruinamos nuestras relaciones porque nos convencemos de que es imposible entenderlas. Pensamos que no deberíamos sentir, ni llorar, ni expresar lo que sentimos. Esperamos que sean ellas las que se hagan cargo de todo lo que tiene que ver con las emociones y después nos hacemos los sorprendidos cuando se hartan de nosotros”.
Y así Gavin se sumerge en este grupo de lectura de novela romántica de caballeros, donde le explican que las novelas románticas están escritas por mujeres para mujeres, con detalles de cómo quieren ser tratadas y lo que esperan de la vida y de una relación. “Las leemos para sentirnos más cómodos con nuestros sentimientos y para aprender a ver las cosas desde otra perspectiva” -le explica su amigo Del- “¿Alguna vez te ha pasado que le dijiste algo a Thea que te parecía gracioso pero ella se ofendió muchísimo?¿O le dijiste que habías puesto los platos en el lavavajillas y ella se enfureció porque no deberías esperar a que te felicitara o agradeciera por hacer lo que le corresponde a un adulto en su maldita casa?”.
Los amigos atletas de Gavin están decididos a ayudarlo a salvar su matrimonio y atraerlo a su club secreto de libros de romance. Así, obligan a Gavin a leer un romance histórico sobre un matrimonio en problemas, con algunos paralelismos muy convenientes entre la pareja ficticia y el matrimonio de ellos. Gavin encuentra que el libro no siempre es perfecto y reproducir las lecciones a veces complica aún más las cosas, así que tiene que usar su instinto seductor para conquistar el corazón de Thea.
Una novela con gran dosis de humor y giros de comedia a través, por ejemplo, de algunas discusiones de género, en este proceso de replanteo de las masculinidades:
“Mack tomó su bebida. “Latte de especias de calabaza”.
La boca de Gavin se abrió. “¿También bebes esto?”
Del se dejó caer sin miramientos en una silla junto a la ventana. “Me encanta esa infusión, pero me da vergüenza pedirla para mí”.
Mack se dejó caer en el sofá y levantó los pies. “No te avergüences de que te gusten. Es un ejemplo perfecto de cómo la masculinidad tóxica impregna incluso las cosas más mundanas de la vida. Si a las masas de mujeres les gusta algo, nuestra sociedad automáticamente comienza a burlarse de ellas. Como las novelas románticas. Si a las mujeres les gustan, deben ser una tontería, ¿verdad?”.
Este libro del sello VeRa es una historia entretenida sobre el amor, el matrimonio, luego de “comer perdices” y sobre segundas oportunidades.
Después de una carrera de casi 20 años como periodista, los sueños de Lyssa Kay Adams de escribir y publicar sus propios libros se hicieron realidad en 2015, con el lanzamiento de su primera novela “Seventh Inning Heat”, y Wild in Rio en 2017, nominada al Premio RITA. Hoy, ella escribe tiempo completo. Los libros de Lyssa son divertidos, adorables y un poco desgarradores, y están protagonizados por mujeres que siempre tienen la última palabra, hombres que se atreven a llorar y perros. Muchos perros.
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