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Policiales 28 de junio de 2023

Cáceres también se negó a declarar en la causa en la que le imputan el crimen de Rossi

El peón de techista ya había hecho lo propio cuando el fiscal Leandro Arévalo lo acusó formalmente de haber asesinado a Elisabeth Othondo (81) a comienzos de junio. Ahora, fue ante Florencia Salas, quien investiga el homicidio de María Angélica Rossi (74), ocurrido en el Bosque Peralta Ramos días antes.

Tal como lo había hecho ante el fiscal Leandro Arévalo, quien lo acusa de haber matado a Elisabeth Othondo (81), Jonathan Cáceres se negó a declarar este miércoles frente a Florencia Salas, en el marco de la causa en la que quedó imputado también por el asesinato de María Angélica Rossi (74).

A pesar de que el homicidio de Rossi se produjo antes que el de Othondo, el exconvicto y peón de techista había sido detenido por éste último y, luego, se descubrió que podía estar involucrado en el otro. Una huella dactilar, además de sus presencia en las casas de ambas víctimas con motivo de distintos trabajos vinculados al oficio que llevaba a cabo, hizo que las sospechas en ambos casos recayeran sobre él.

Este miércoles, la fiscal Salas lo citó a declarar en Tribunales y el acusado fue trasladado hacia allí desde la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán. Al igual que lo había hecho ante Arévalo, Cáceres se entrevistó con un miembro de la Defensoría Oficial y después rechazó la indagatoria, tras lo cual regresó a la cárcel en la que permanecerá detenido mientras continúan las pesquisas.

Vale recordar que el hombre de 27 años incriminado por los dos homicidios había recuperado la libertad en 2021 tras cumplir una sentencia por “robo agravado con privación ilegal de la libertad”. Desde entonces, había adoptado el oficio de techista en una especie de intento de resocialización o, tal vez, como forma de encubrir sus persistentes conductas delictivas.

El cuerpo de María Angélica Rossi fue hallado el domingo 7 de mayo pasado por un grupo de amigas que habían quedado en ir a almorzar a su casa de Los Chañarez entre Los Calas y Yanquetruz. El cuerpo de la mujer de 74 años ya estaba completamente calcinado cuando los bomberos lo encontraron y su cráneo, en el que había marcas de golpes, fue la prueba para que los investigadores entendieran que se había tratado de un crimen.

Por su parte, el cadáver de Elisabeth Othondo fue descubierto el sábado 3 de junio por una vecina y un familiar que fueron hasta la casa de Rodríguez Peña al 2700 por no haber recibido respuestas de la mujer en todo el día. Al ingresar al lugar vieron todo desordenado, rastros de sangre y humo que salía de una habitación, por lo que llamaron a la policía y a bomberos, quienes controlaron el incipiente incendio y confirmaron la muerte de la víctima.

La hipótesis de que Cáceres era el doble asesino fue fuerte desde un momento cuando, sin saber si quiera su nombre, los investigadores notaron que el modus operandi había sido el mismo: la elección de ancianas que vivían solas como víctimas para robales, la violencia desplegada e intentar prender fuego el lugar para tapar pruebas. Una vez que se supo que el hombre había trabajado como peón de techista en ambos lugares, la vinculación ya era evidente.



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