Una caja repleta de golosinas ocultaba en su interior la mayor cantidad de cocaína secuestrada de una sola vez en la cárcel de Batán en mucho tiempo. Eran cerca de 300 gramos envueltos junto a un pequeño trozo de marihuana y que transportaba uno de los 18 presos seleccionados para trabajar en la química de la Unidad Penal N°15 cargaba.

El hallazgo fue posible por la intervención de agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) que lo interceptaron cuando se dirigía hacia el sector de pabellones el pasado jueves.

El fiscal Leandro Favaro inició la investigación apenas le fue comunicada la novedad y poco después aprehendió al único civil que forma parte del proyecto de la química, ya que fue señalado por el preso como quien le entregó los estupefacientes. En las últimas horas la Justicia de Garantías le otorgó la libertad, aunque sigue procesado, indicaron las fuentes consultadas por este medio.

El ingreso de droga al penal de Batán, una problemática que se arrastra desde hace muchos años, parece haberse incrementado últimamente. Da cuenta de ello no solo el secuestro de este jueves pasado sino el de las semanas previas, cuando personal del Servicio Penitenciario Bonaerense halló en pabellones, ya en poder de los internos cantidad oscilantes entre los 60 y los 100 gramos.

El último de los casos se inició en el área de talleres que entre sus distintos emprendimientos tiene una química, dedicada a la fabricación de cloro. Esas tareas son coordinadas por un civil y forman parte del proyecto laboral 18 presos. El producido allí se vende en el exterior, de la misma manera que sucede con la blockera, la fábrica de mangueras (está en el predio, extramuro, junto a la perrera).

El jueves uno de esos 18 presos, que ese día no tenía que cumplir funciones, atravesó el portón de la química hacia el ala de pabellones y eligió un recorrido infrecuente. Eso llamó la atención de los carceleros, que optaron por interceptarlo y requisar la caja que llevaba. Al abrirla descubrieron que estaba llena de golosinas pero que en un doble fondo se ocultaba un envoltorio con cocaína y otro con marihuana. De inmediato el preso fue aislado y se le secuestró un teléfono celular que tenía también en la caja.

El preso imputado de la tenencia del estupefaciente se encuentra cumpliendo por una causa por robo, según registros oficiales.

El civil

Al cabo de algunas averiguaciones se estableció que quien estaba en la química era el único civil que trabaja en el lugar, por lo que el fiscal Favaro, al tomar conocimiento de esta circunstancia, ordenó que se lo aprehendiera y quedara a su disposición. También que se incautara el teléfono y se precintara el automóvil con el que había ido hasta el predio penitenciario de Batán para una requisa posterior.

Este civil, cuyos datos filiatorios no fueron proporcionados, ya había sido objeto de alguna observación de parte del SPB cuando ingresó un zapatillas nuevas, en una clara maniobra para entregarlas a un interno, aunque esa vez explicó que era para “cambiarselas” más tarde.

Cuando ambos tuvieron que declarar ante el fiscal Favaro se dio una situación llamativa: el preso dijo que él nunca tuvo la caja en su poder y que la misma estaba en el portón de acceso o salida de la química. El civil se desentendió totalmente de la acusación, que sabe que hay droga dentro del penal y que la mayoría ingresa por las visitas.

La policía requisó el automóvil y encontró cuatro frascos llenos de pastillas de paracetamol, elementos considerados de importancia probatoria para el fiscal. También fue allanada su vivienda. De todos modos, la Justicia de Garantías lo dejó en libertad.