Grandes libros, pequeños lectores: “Para allá para allá”
La ONG Jitanjáfora trae una nueva recomendación literaria para el público infantil. Se trata del último libro de Istvansch, editado por AZ, que propone nuevas formas de leer un libro, en múltiples direcciones, involucrando no solo la vista sino también el cuerpo.
“Para allá, para allá”
Istvansch
Buenos Aires
AZ
2022
Por Marianela Valdivia (*)
Istvansch ya nos tiene acostumbrados a leer poniendo el cuerpo. Muchas de sus propuestas estéticas exceden la representación tradicional de libro, los objetos que crea nos proponen literalmente poner el cuerpo, nos desafían e invitan a jugar, apuesta que se redobla en esta oportunidad.
Dice la contratapa del libro “Para allá, para allá”: “Camina, salta, gatea, vuela, gira, flota, lee, ¡con cuidado!, ¡no vaya a ser que te caigas del libro!”. Y más abajo: “(Si eso pasa, no dudes en intentarlo de nuevo)”. Y es que este libro le exige al lector seguir flechas e indicaciones como único modo posible de alcanzar aquello que se encuentra… ¡para allá!, pero además asume que leer es también volar, patinar, nadar y tantas cosas más. Cada escena a doble página requiere girar el libro en diferentes direcciones y, asumiendo que el lector se cayó del libro, repite la invitación a volver a intentarlo de diferentes modos cada vez.
Entre las marcas personales de este artista que interpelan fuertemente al lector encontramos las estrategias metaficcionales, los verbos imperativos y las frases persuasivas que hacen que página a página leer sea ser parte del libro: “Vuela (…) no te pierdas el aroma, es a papel y libro nuevo”. Otra característica es el uso pleno de todas las partes del libro, nada está librado al azar. Las solapas, al desplegarse dan continuidad a tapa y contratapa y forman una única ilustración con flechas de colores, con texturas, en diferentes direcciones, de diversos tamaños que complejizan la ambigüedad del título: “Para allá, para allá” y los lectores, perplejos, nos preguntamos para dónde. La respuesta está en la página que antecede a la portada donde se lee “Atención: siga la flecha”. Respuesta que, dada la cantidad de flechas, no solo no tranquiliza, sino que refuerza la confusión.
En esta obra se explota la idea de Chartier de que la materialidad y las formas que adquieren los textos son cuestiones constitutivas de las construcciones de sentido que hacen los lectores. Aquí leer solo es posible si seguimos las formas que propone el texto cuya linealidad se rompe provocativa y permanentemente. Los paratextos son puertas que convocan al adentro y al afuera al mismo tiempo. En la dedicatoria, el recuerdo personal e íntimo de una mamá que anunciaba “voy para allá” y la memoria de Henri Matisse en ese diálogo cómplice. Antes de cerrar el libro, junto a los créditos, un homenaje al pintor francés que opera como marca intertextual e invita a volver a la última ilustración.
Un libro sin límites claros, que vuelve a empezar tantas veces como los lectores acepten la invitación de volver a intentarlo. “Que no te lleve la corriente”, dice Istvansch, “¡Voy en tu rescate!”.
Un libro, sí, pero más aún, una hermosa posibilidad de ser rescatados por el juego de los colores, las palabras, las formas.
(*) Integrante de la ONG Jitanjáfora. Redes sociales para la promoción de la lectura y la escritura.
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