Natalia Prieto
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Crecieron las consultas por trastornos de ansiedad, insomnio y depresión a la vez que casi un 20 por ciento de los medicamentos que se venden en la ciudad por mes son psicofármacos, unas 160 mil unidades (ver recuadro). Asimismo aumentaron las consultas en el área pública de Salud Mental y “un 38 por ciento el consumo de ansiolíticos”, de acuerdo a datos oficiales. Los especialistas señalaron que se trata de un fenómeno a nivel global.

El ritmo de vida, las circunstancias socioeconómicos y los efectos colaterales de la extensa cuarentena decretada durante la pandemia de Covid-19 están pasando su factura: “Aumentó un 38 por ciento el consumo de ansiolíticos entre 2021 y 2022, también las consultas, y disminuyó la edad en que llegan a hacer las mismas”, explicó a LA CAPITAL la doctora Stephanie Schon, directora general de Salud Mental de la comuna local.

“Vemos cuadros de ansiedad en etapas más tempranas de la vida. Mucha ansiedad generalizada y social, y eso trae aparejado ausentismos escolares. En edad escolar notamos trastornos de conducta y del aprendizaje”, añadió.

Stephanie Schon.

Entre las patologías más frecuentes que tratan se destacan “ansiedad, depresión y consumo problemático”, además de constatar un incremento en las consultas en personas de “entre 20 y 40 años, predominantemente mujeres”, informó la funcionaria.

Ansiedad

En los consultorios privados, además, creció la demanda de turnos y entre las patologías más registradas aparecen “la ansiedad patológica e insomnio”.

“En las consultas aparece mucho la ansiedad patológica. Ansiedad tenemos todos, es el motor que nos mueve. Estamos cruzando una avenida y cambia el semáforo de golpe, entonces salís corriendo. Eso es ansiedad, te moviliza. Patológica es cuando aparecen síntomas en el cuerpo, como cefaleas, dolor en el cuerpo, no poder dormir porque no paran de pensar”, describió la psiquiatra Nazarena Eceiza.

Mariana Borgioli y Mariano Gramis, especialistas del HIGA.

Asimismo, la ansiedad se transforma en patológica cuando “afecta de manera significativa la calidad de vida”. “Un paciente trabaja mucho en terapia, ya que lo ideal es trabajar en tandem con un psicólogo, pero tiene insomnio y la terapia lleva su tiempo. Como no puede estar esa persona sin dormir, se medica”, señaló.

Si bien, a su entender, el crecimiento de las consultas es multicausal, el encierro de la cuarentena que comenzó en 2020 y se extendió más de lo aconsejable “empeoró la situación, muchos más en chicos y adolescentes y adultos mayores”.

Antes del confinamiento, la profesional explicó que “de 10 consultas, 2 o 3 pacientes se iban sin medicación. Hoy se medican todos, aunque sea con dosis bajas de ansiolíticos”.

Aunque aclaró que su opinión se basa en lo que observa en su consultorio, la profesional graduada en Fasta aseguró que las consultas “aumentaron muchísimo en el último año”. “Yo, por ejemplo, tengo una demora de dos meses para poder dar un turno”, indicó.

Curva ascendente

“Mirando los retiros de (medicamentos) farmacia no se evidencia cambio significativo, aunque siempre está en aumento. Hay que tener en cuenta que en este hospital los pacientes entran por urgencias, así que nuestra población tiene características particulares”, explicaron a LA CAPITAL la jefa de Salud Mental del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), la licenciada en Psicología Mariana Borgioli, junto al psiquiatra Mariano Gramis.

“En general, la prescripción de ansiolíticos tiene otra dinámica en privado y se evidencia una mayor consulta, se consume cada vez más. Suponemos que muchos se prescriben desde otras especialidades y otros tantos se consiguen en el mercado informal”, detallaron.

Los ansiolíticos conforman “un grupo de fármacos dentro de los psicofármacos”. “Además de ansiolíticos hay antipsicóticos, antidepresivos y estabilizadores de estados de ánimo”, detallaron los profesionales.
A su entender, uno de los problemas radica en “la automedicación o en la receta de los mismos por parte de otros especialistas. Son drogas que generan cierta adicción y dependencia, hay que manejarlas con cautela”.

Y recomendaron no automedicarse porque “si quien lo recomienda no es un profesional, está haciendo algo que desconoce”. “No conoce cómo funciona ni que efectos adversos provoca ni el deterioro que genera a largo plazo”, especificó el doctor Gramis.

Línea de atención las 24 horas
El municipio, a través de la Secretaría de Salud, puso a disposición una línea de atención en Salud Mental y precisó que el teléfono para comunicarse es 4998520, el cual funciona las 24 horas, los 365 días del año.
En detalle, se trata de un dispositivo de atención remota que tiene el objetivo de escuchar, contener y orientar a quienes necesiten resolver una situación de crisis vinculada con la salud mental.

Con respecto al protocolo de intervención, cuando ingresa una llamada se realiza el triage y se la clasifica según la urgencia en tres códigos: verde, amarillo y rojo.

El código verde se presenta en los casos donde la persona que llama necesita orientación, información o contención y que, en la mayoría de ellos, se puede solucionar al momento del llamado.

Por otro lado, el código amarillo se pone en marcha en aquellos casos en que el paciente presenta síntomas moderados y pueda ser atendido dentro de las 24 o 48 horas por el equipo de psicología o psiquiatría del Departamento de Salud Mental. En estos casos, se realiza un seguimiento de la persona hasta el encuentro presencial con un profesional.

Por último, cuando se presenta un código rojo se activa el protocolo de emergencia. Esto sucede ante situaciones de crisis de excitación psicomotriz, agitación violenta, descompensación psicótica, intento de suicidio, entre otras. En estos casos, interviene el SAME y de ser necesario, las fuerzas policiales, las guardias de los hospitales o de los centros de salud privados donde se traslada al paciente.