A los 74 años, falleció en Mar del Plata el músico Alberto Chahín, reconocido por su trayectoria como intérprete de guitarra y como docente de varias generaciones de artistas marplatenses.

Desde su instituto Laboratorio Tonal -ubicado en Parque Luro- pasaron “familias enteras”, reconoció a LA CAPITAL su hijo Manuel Chahín, también músico y productor musical.

Además de haber formado parte del Cuarteto de Cuerdas, junto a José Depilato y otros músicos, Chahín llevó adelante un gran trabajo de investigación al grabar la obra completa del compositor de Dolores Abel Fleury, máximo exponente de la música surera de la provincia de Buenos Aires.

Se trata de un disco doble que vio la luz en 2005 con arreglos del poeta y periodista Pedro Leguizamón, quien era íntimo amigo de Chahín.

Ese disco, titulado “La obra completa de Abel Fleury” es “su obra póstuma”, indicó Manuel, quien era un adolescente cuando participó de las grabaciones de este material que constituyó el primer registro de esa música bonaerense.

“Hizo una gran labor, se tomó el trabajo de grabar obras que no estaban en partituras, para eso se puso en contacto con la hija de Fleury”, recordó e informó que ese disco se encuentra completo en Youtube.

Como docente, desarrolló esa labor durante cinco décadas al frente de su instituto, desde donde desarrolló un sistema de enseñanza de guitarra para infancias.

“Creó su propio sistema no reglado, trató de enseñar música alejado del sistema ortodoxo que había recibido él en el Conservatorio. Lo hizo a través del juego, de juegos rítmicos, melódicos y cantados”, acotó Chahín hijo, quien señaló que el instituto seguirá abierto, a pesar del fallacimiento del fundador.

Otro hito importante en su vida fue la permanencia en España, desde donde difundió a los compositores argentinos, siempre a través de la guitarra. “Lo último que hizo fue una asociación que vinculaba a artistas de las Islas Canarias con los de Mar del Plata, generó un puente, un ida y vuelta”, dijo Manuel. En ese sentido, también interpretó con su guitarra las obras de Astor Piazzolla.

De gran perfil bajo, fue un verdadero “gestor cultural”, lo definió su hijo, quien resaltó la capacidad siempre fresca de fomentar encuentros musicales y de dejar un legado en la enseñanza musical que seguirá nutriendo a futuros artistas.