Embanderada en la ideología del “Hazlo tú mismo”, que selló al punk de los años ´70, la banda Eterna Inocencia sigue fiel a ese espíritu crítico que los impulsó a hacer música, hace más de veinticinco años. Entonces, eran unos pibes que andaban en skate y trabajaban como voluntarios en hogares para la infancia de la ciudad de Quilmes, de donde son oriundos.

El tiempo pasó: crecieron, no abandonaron los ideales, aunque se tornaron más precavidos con aquello que dicen. Con su proyecto musical llegarán este viernes a Mar del Plata (se presentarán en Vorterix Club) y lo harán con la novedad del disco nuevo: “No bien abran las flores”.

Entrevistado por LA CAPITAL, el músico, compositor y cantante Guillermo Mármol habló del punk, del punk marplatense, de los sueños cumplidos y de la rebeldía. “Creo que no nos quedaron sueños por cumplir”, anticipó.

Escuchá el disco completo acá:

Y definió al flamante disco: “No bien abran las flores es un disco con canciones de rock, hay muchas melodías asociadas a bandas como The Cure o Joy Division que a bandas punks. También es una obra en donde ya nos volcamos a letras que comparten nuestra cosmovisión del mundo a partir de cómo nosotros lo concebimos y lo soñamos. Es un disco muy agradable, ideal para escuchar viajando. Está para una pasada y lo encuentran en Spotify”.

La banda se completa con Roy Ota en guitarra, Alejandro Navajas en bajo, Germán Rodríguez en batería y Federico Lombardi en guitarra.

-La música de Eterna Inocencia suele tener dosis repartidas entre crítica, punk y poesía, ¿cómo balancean estos recursos? ¿Reconocen relación entre la poesía y el punk?

-Por supuesto, el punk es poesía. Todo lo que se desprende del punk es poesía y arte; un arte disruptivo y que interpela, lo cual de por sí ya es maravilloso. La crítica también es saludable, pero en este momento suelo ser bastante precavido y por lo general, antes de señalar algún aspecto a mejorar, suelo preguntarme ¿cuál fue mi posición respecto a lo que se esté criticando? ¿cómo actué? ¿qué puedo aportar? De la misma manera, en las letras de la banda intento tener una visión intimista y en retrospectiva… de alguna forma, a veces me pregunto ¿quién soy yo para escribir y hacer un señalamiento? Uno debe estar atento a esas cuestiones, sobre todo hoy en día, en donde es muy fácil herir susceptibilidades tanto como difícil retrotraerse después de no haber sido asertivo en lo se quería comunicar o compartir.

-La palabra inocencia no parece estar muy relacionada con el punk o el hardcore, ¿cómo explicás esta asociación?

-Es interesante tu apreciación y en más de un aspecto realista y certera. Aunque debo decir que si la inocencia no está asociada al punk o el hardcore sí lo están las ganas de cambiar el mundo. Y en ese aspecto, quizá hace muchos años cuando armamos la banda, éramos menos escépticos, algo ingenuos y sobre todo conservábamos las ilusiones intactas respecto a la posibilidad de construir una realidad diferente, sobre todo para los que vienen detrás nuestro, que son justamente las infancias. Cuando armamos la banda, andábamos en skate, nos sumergíamos en este estilo de música y desarrollábamos actividades de acompañamiento escolar y de dispersión lúdica en hogares de niños de Quilmes, la ciudad de donde somos.

-¿Cómo es el vínculo con la música y con todas las etapas del oficio después de más de 25 años de camino recorrido?

-Nosotros basamos, como muchas bandas, nuestra filosofía en el “Házlo tu mismo”; es decir que desde muy temprano empezamos a editar nuestros discos, hacer nuestra prensa, difundir a través de canales alternativos nuestra obra. Y debo decir que nos sentimos muy cómodos con esta manera de hacer las cosas, además de que nos dio resultado. Por supuesto que ese resultado depende de las expectativas que uno tenga. Eterna Inocencia nunca se pensó como un proyecto a gran escala, por lo que nuestros objetivos siempre fueron más bien modestos y sentimos que aquello que soñamos, finalmente pudimos concretarlo: hemos grabado, viajado por miles de lugares, desarrollado la banda en otras latitudes y tocado en vivo con las bandas referentes del estilo y a quienes admirábamos de niños. Creo que no nos quedaron sueños por cumplir.

-¿De qué manera el punk actualiza su mensaje en la sociedad actual?

-Creo que el punk ha dicho y tiene mucho para decir. Ya está consolidándose una nueva generación que nos muestra cómo muchas de las problemáticas sobre las que se reflexionaba hace varios años atrás, circunscriptas por lo general a una minoría activa, hoy forman parte de nuestra cotidianidad: cuestiones relacionadas a la alimentación saludable, a los derechos humanos y de los animales, entre otras causas, han ganado terreno. Y yo estoy de acuerdo con lo que el punk plantee, y con lo que vaya a plantear en el futuro.

-En un mundo cada vez más controlado, ¿por dónde canalizar la rebeldía?

-Sugiero que dialoguemos más. Creo que lo que falta hoy, en un contexto de sobreinformación y estimulación de todo tipo, es la comunicación. Creo que adolecemos de falta de comunicación. Mi deseo es que la gente pueda detenerse a conversar, a compartir la historia del otro, a ponerse en el lugar del otro. De esta manera la vida sería más simple para todos y, aún entendiendo que la rebeldía en cierta forma y bajo determinadas circunstancias es necesaria, tengo claro que tender puentes de comunicación reduciría notablemente las situaciones de control y de conflicto.

-En Mar del Plata hay una cantante histórica del punk, Neven-k, autora de más de quince discos y hay varias bandas punk ¿Conocen esta música?

-Conocemos a Neven-k y también su música, que se enriquece además del punk, con elementos del metal. Nos parece súper positivo que las propuestas puedan extenderse en el tiempo y este es un caso, aunque nunca hemos tocado juntos. Sí somos muy amigos, además de admiradores profundos, de Loquero, que para nosotros es la banda marplatense por excelencia. También sabemos que hay muchas y muy buenas bandas nuevas, como Diasol, que compartirá escenario con nosotros este viernes en Vórterix.