El pickleball y sus atractivos como para convertirse en furor
El deporte que fue creado a mediados de los '60s en Estados Unidos, tuvo un crecimiento exponencial en las últimas dos décadas. Y se ha expandido a otros países, incluido Argentina.
El pickleball comienza a abrirse paso en Mar del Plata.
Si bien fue creado a mediados de los años 60 cerca de Seattle, en Estados Unidos, simplemente como una diversión o juego familiar, en la última década el pickleball se fue transformando en el deporte de mayor crecimiento en su país de origen. De acuerdo a diversas fuentes de consulta, cerca de 9 millones de jugadores practican esta actividad en Estados Unidos.
Y si bien no goza de la misma popularidad en otras latitudes, paulatinamente comienza expandirse y a ganar terreno en diferentes países. Se juega bastante en Canadá, España, México, India y la Federación Internacional de Pickleball (IFP por su sigla en inglés) cuenta con 78 países miembros. Entre ellos, Argentina y Brasil, en donde se advierte un incipiente desarrollo.
Mar del Plata no es ajena a esta especie de fenómeno, y como buen agente receptivo a las nuevas disciplinas, la ciudad ya cuenta con varios espacios destinados a la práctica del pickleball: El Potrero (Salta 2248), Las Palmeras (Tierra del Fuego 1155) e incluso en el estacionamiento del Polideportivo “Islas Malvinas”, con la pertinente autorización del Emder, la Asociación local diagramó otra cancha.
Presentación en sociedad
Recientemente, además, el moderno complejo Nuevo Campo (Falucho 3334) inauguró tres canchas de pickleball, Y las presentó con la modalidad “open house”: puertas abiertas para que todo el que quisiera conocer y probar, pudiera jugar en forma gratuita. Coincidió con el Torneo Provincial de Pádel, realizado en el mismo complejo, con lo cual hubo mucha gente que se acercó e incluso recibió indicaciones de los profesores Andrés Anechini y Carlos Adornino sobre cuestiones reglamentarias y “tips” para iniciarse en este deporte. El lanzamiento contó con importante cobertura de los medios de comunicación locales y el impacto ha sido altamente positivo.
Las razones para ese impacto son variadas. Es un deporte extremadamente inclusivo en términos de edad y sexo, ya que permite jugar la modalidad mixto sin inconvenientes; es relativamente fácil de aprender de jugar y sus reglas son simples; tiene un gran componente social; no hace falta estar entrenado para poder iniciarse en su práctica; y no requiere un gran espacio para disponer una cancha, cuyas medidas (13,41 x 6,10 metros) son aproximadamente la mitad de una cancha de tenis.
Su denominación llama la atención, y aunque hay diversas historias sobre el origen de ese nombre tan particular, ese punto excede los lineamientos de esta nota y quedará para tratar en otra oportunidad.
Ahora bien, ¿cómo se juega al pickleball? La cancha está dividida en dos partes iguales por una red situada a 86 centímetros de altura en la parte central y 91 centímetros en los extremos, es decir, algo más baja que en el tenis (94 y 106,5) y el pádel (88 y 92), respectivamente. Los elementos requeridos son paletas que pueden ser de madera, carbono o diferentes combinaciones (composite) y la pelota de PVC reforzado con perforaciones (entre 26 y 40 orificios) que la hacen más o menos susceptible al viento y a los efectos. Se puede jugar singles y dobles, bajo techo o al aire libre, por lo cual las posibilidades son múltiples.
Existe una zona restrictiva, marcada por una línea a 2,13 metros de cada lado de la red (la “cocina”) donde no está permitido volear, aunque sí se puede impactar la pelota allí una vez que picó en el suelo. Como casi no hay jugadores nativos de pickleball y la mayoría proviene de otros deportes, representa todo un desafío sostener largos rallies intentando ubicar la pelota en la “cocina” contraria para evitar que el/los adversario/s tomen la iniciativa con la volea -la premisa básica del pickleball-.
El deporte incorpora técnicas que lo vinculan con el tenis, el badminton y hasta el tenis de mesa. Y la mayor parte de quienes lo han jugado sostienen que es adictivo. Nos les falta razón. La paciencia de conservar la táctica, que al principio puede parecer demasiado pasiva, no deja de ser un arma que en cualquier momento despierta la adrenalina de intensos intercambios de volea.
Sin dudas que a la evolución natural que ha tenido en Estados Unidos, le ha agregado un espaldarazo formidable la aparición de destacados deportistas sumándose a la práctica del pickleball: los basquetbolistas de la NBA LeBron James y Kevin Durant, o los tenistas Serena y Venus Williams, Michael Chang, Andre Agassi, John McEnroe, Andy Roddick y Jack Sock (quien ya compite en el circuito a nivel profesional), entre otros.
Difícil es pronosticar si en Argentina se convertirá en un “boom” como sucedió en su momento con el pádel, aunque sí está claro que esta nueva actividad cuenta con suficientes argumentos como para convertirse en una muy buena alternativa.
En cualquier caso, por más que se lean, se vean o se escuchen múltiples conceptos acerca del pickleball, nada se compara con la experiencia en primera persona. Será cuestión de animarse, tomar la decisión y asomarse a este nuevo mundo apasionante.
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