“Todos saben qué pasó, pero nadie quiere hablar“, expresó una fuente judicial en relación al caso de Víctor Corvalán, el anciano acumulador del barrio Malvinas Argentinas asesinado el pasado jueves y por cuyo crimen fueron detenidos Romina Ríos y su hijo.

Tanto Ríos como su hijo fueron imputados por “homicidio en ocasión de robo” por el fiscal Leandro Arévalo, quien dispuso que la mujer, la principal acusada, quedara alojada en el destacamento femenino y su hijo en la Unidad Penal 44 de Batán.

Si bien Ríos, quien fue reconocida en los videos de las cámaras de seguridad de la zona, se negó a declarar y optó por no decir nada de lo sucedido, su hijo dio una versión exculpatoria y juró que él no es quien aparece en las imágenes y que no tuvo relación con el crimen.

Los investigadores tomaron en cuenta los dichos del joven, pero seguirá detenido mientras buscan confirmar o refutar sus palabras. Para hacerlo, el fiscal ordenó hacer un análisis aún más minucioso de las cámaras de seguridad en busca de algún pasaje en el que se pueda ver bien el rostro de la persona que acompaña a Ríos al salir de la casa de la víctima.

Lo que sucede es que Ríos, que se la ve acompañada en las imágenes, se negó a declarar y no aportó el nombre de la persona que estaba con ella. Un nombre que sería indispensable para probar la supuesta inocencia de su hijo.  “Todos saben, pero nadie habla“, remarcan las fuentes consultadas por LA CAPITAL.

El caso

Corvalán fue hallado muerto el jueves 23 de marzo en el interior de su casa de 25 de Mayo al 8700, donde acumulaba todo tipo de cosas que encontraba en la calle. El desorden del lugar era tal, que los investigadores no pudieron saber si la muerte era en un contexto de robo o si se había registrado una pelea en el interior.

La autopsia posteriormente confirmó que el anciano presentaba lesiones internas producidas por fuertes traumatismos, incluidas las fracturas de seis costillas, y por eso se dispuso que se investigara un posible asesinato. En la investigación surgió el dato que el hombre era visitado regularmente por una mujer, que luego sería identificada como Romina Ríos.

Al analizar las cámaras de seguridad, los investigadores confirmaron que en las horas cercanas al crimen se observa salir a una mujer y a un joven cargando una garrafa y unos bolsos o mochilas. A la vez un informe de la Anses sobre la situación previsional de Corvalán informó que se había generado a su nombre un crédito por una suma no muy significativa.

Con estos datos, la Justicia de Garantías ordenó el allanamiento de la casa de Ríos, en Belgrano al 8800, y en el lugar fueron aprehendidos la mujer y su hijo.