Entretextos: poemas de Constanza Barboni
La escritora y artista visual de Mar del Plata comparte una serie de sus poemas, en los cuales la palabra y la imagen se entrecruzan de forma constante.
I. Piso 14
La leche es negra y tú no me has dejado. Estas no son lágrimas y tú no me has dejado. Los pájaros vuelan hacia atrás y me corrés el pelo de la oreja con un dedo para decirme te quiero. La botella no está vacía y tú no me has dejado. No, no son mías las lágrimas. Yo no soy una borracha pidiendo tu regreso. Los ángeles vuelan sobre Las Toscas y tú no me has dejado. Los dos puntos en la orilla ¿somos nosotros? Alguien nos ve besándonos desde un piso 14 y quiere nuestro amor porque no me dejaste. Aún dormimos en tu colchón azul, aún tenemos la intimidad de un piso 14. Y nos tiramos, porque podemos. Y volamos hacia atrás mientras me decís te quiero, con tu diente de leche negra, con tu neurona favorita. No me dejaste. Nunca pasó. Te ves espectacular saltando en el cielo.
II.
Que me vengas a ver
Que no te vayas
Los zapatos en el rincón y el café a la mañana
Que me acaricies el pelo mientras manejás el auto y juguemos a algo de decir qué preferís si esto o lo otro y nos riamos
La siesta en la playa y los dedos con cristal
Que pienses en mí una vez a la semana
Que sonrías al hacerlo
El paseo en bici mirando las plantas, y los baños calientes con un beso.
Que seas sincero si querés irte.
Que los finales no sean dolorosos.
Perder el día en la cama.
Ir lejos en el auto.
No estoy hablando de un hombre.
Estoy hablando de todos.
III.
Voy a ser realmente rebelde
Me voy a ir sola
a un lugar bien lejos
Me voy a hacer silencio
Me voy a borrar la cara.
No contestaré sino con ausencia
Ni un grito
ni una letra
Solo un hueco
en el reverso de mis cosas
IV.
Siempre fuimos niños de corazones solitarios, de esos que encuentran un gesto de amor en la banalidad de las cosas. Una flor en el cemento. Una señora con el pelo pintado de rosa. El mundo se nos hace delicioso algunas veces y las otras profundamente irremediable.
V. Que nos digan
Díganle a mi psiquiatra que no fue su culpa
Díganle a mi mamá
A mi papá a mis familias
Díganle a mi ex novio que no fue su culpa
A los amigos que ya no existen
A los lugares que ya no tengo
Díganle a mis terapeutas que no fue su culpa
A las señoritas del colegio
A mi niñera
Al señor de la combi
Díganle a cada uno de ellos que no fue su culpa
Ni de la tarotista
Ni de la rectora de la facultad
No, no fue su culpa
Conmigo va a ser más difícil
Pero también tienen que hacer el ejercicio
Díganme
Que tampoco fue mi culpa
Constanza Barboni nació en Mar del Plata, ciudad donde actualmente vive, aunque residió ocho años en La Plata para estudiar y recibirse de profesora de Historia de las Artes Visuales. Su interés por lo visual, sus estudios previos en pintura, los libros y los viajes son solo algunos de los elementos que la acompañan en su hacer como escritora. Además, trabaja como tatuadora y vende sus obras. Recientemente, publicó “Tan bonitos mis dolores”, que reúne cuarenta poemas y algunos dibujos. La autora sostiene: “En mi estilo, la palabra y la imagen se entrecruzan de una forma indisociable, sería como escribir con imágenes”.
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