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Arte y Espectáculos 24 de noviembre de 2016

El cine argentino en Súper 8 milímetros tuvo un lugar destacado

Los trabajos nacionales en Súper 8 fueron uno de los protagonistas de las primeras jornadas del festival. Este año se presentaron también películas experimentales filmadas en 16 milímetros.

Foto: Télam

El cine argentino en Súper 8 milímetros fue uno de los protagonistas de las primeras jornadas del 31ro. Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que por quinto año consecutivo organizó un panorama de la nueva producción de realizadores experimentales como Claudio Caldini, Ernesto Baca y Pablo Mazzolo, entre otros, y ofreció una retrospectiva de los filmes que el rosarino Mario Piazza realizó a fines de los años ’70.

Fue una oportunidad para que el público del festival tomara conciencia de la existencia de una escena local cada vez más viva, amplia y heterogénea de artistas argentinos que filman o realizan películas en Súper 8, que investigan sus posibilidades experimentales y narrativas.

Y además, apuestan a mantener su originalidad analógica proyectando sus trabajos en su formato original, en una ceremonia casi ritual cercana a la performance.

Este año, la sección programada por Cecilia Barrionuevo, con la ayuda del cineasta e investigador Pablo Marín (que también mostró tres de sus trabajos), incluyó además películas experimentales filmadas en 16 milímetros que, al igual que las de Súper 8, fueron exhibidas en su formato original con música en vivo o en su versión silente, según las prioridades estéticas de cada uno de los directores convocados.

Los organizadores indicaron que se trata de “una sección que se encuentra fortalecida, con más cineastas que apuestan a estos formatos en épocas en las que Argentina tiene que lamentar el cierre del laboratorio más importante que se dedicaba al revelado de materiales fílmicos. Si ser cineasta en algunos de estos formatos ya era una forma de contracultura, hoy esa característica se redimensiona”.

Además de la búsqueda de un panorama contemporáneo de las nuevas producciones de artistas como Caldini, Baca, Mazzolo, Luciana Foglio, Andrés Denegri, Ignacio Tamarit, Emiliano Cativa, Sergio Brauer, Paulo Pécora, Azucena Losana y Benjamín Ellemberger, los programadores buscaron rescatar filmes históricos y generar encuentros de reflexión y diálogo sobre el cine, esta vez con una charla conjunta entre dos referentes del formato: Caldini y Piazza.

Uno de los atractivos de la sección fue la retrospectiva dedicada a la obra de Piazza, que nació en Nueva York en 1956 y vivió toda su vida en Rosario, donde además de desarrollar a fines de los ’70 y principios de los ’80 su galardonada producción en Super 8, organizó numerosas muestras de cine independiente, publicó revistas de cine y es miembro fundador del Espacio Mirada Documental.

Se proyectaron sus filmes narrativos con pasajes de animación como “El hombre de acero”, un homenaje al personaje de historieta Superman, y “Sueño para un oficinista”, una reflexión sobre la posibilidad de rebelión del hombre rutinario y alienado; pequeños ejercicios experimentales como “A los santos cuetes” I y II; y el potente documental “Papá gringo”, sobre un europeo que se dedica a cuidar a los “gamines” o niños de la calle en Bogotá, Colombia.

“El festival quiso reflejar no sólo la producción reciente de Súper 8, sino también rescatar a los pioneros, y para mí fue una sorpresa que me hayan convocado para volver a presentar películas que tienen hasta 40 años”, dijo Piazza y agregó: “Uno siente que sirvió todo lo que se hizo y quizá también haya dejado una huella. Estar invitado a un festival de esta categoría creo que es un premio a todo ese esfuerzo y trabajo”.

Siempre a sala llena, y en cuatro jornadas consecutivas con proyectores operados por el especialista Sebastián Tolosa, se vieron también en el cine Ambassador los trabajos de “cine sin cámara” en 16 y Súper 8 (un método de animación e intervención directa sobre el celuloide) del cineasta y músico Ignacio Tamarit, los documentales íntimos y los diarios personales en Super 8 de Sergio Brauer, y los experimentos poético-narrativos de Luciana Foglio.

En sus Súper 8 “Pífies!”, “Canción para Victoria” y “Esta no es una película huérfana”, y en sus 16 milímetros “In Film/On Video” y “TRiplete Plástico”, Tamarit demostró el poder visual y sonoro de las abstracciones provocadas por un montaje rítmico y estructural, y por la minuciosidad de un trabajo directo y artesanal de rayado y pintura sobre cada uno de los fotogramas de un celuloide en miniatura.

En el caso de Brauer, sus filmes “Home Movie”, “Los sueños y las palabras”, “Malabia bla bla” e  “Incluso hay veces que hasta la Luna se ensombrece”, son registros hogareños de su vida cotidiana, condimentados con pequeños desvíos experimentales, mientras que en “Agua viva”, “La hora del té” y “Vuelta a Italia”, Foglio aborda investigaciones sobre la luz, la sombra y el claroscuro tanto en un documental sobre su propio padre como en un poema visual con textos de la brasileña Clarice Lispector.

Por su parte, el artista, músico y cineasta Claudio Caldini -una especie de puente entre las viejas y las nuevas generaciones locales del cine en Súper 8 milímetros- proyecto su documental en blanco y negro “Rolf Gelewski, Spiritual Dancer”, que realizó en Brasil sobre ese gran bailarín y coreógrafo alemán, y “Sin título 2015”, un filme de observación sobre las ruinas de un complejo veraniego en las costas cercanas a Miramar.

Ese mismo día se vieron “Fish Point” y “NN”, filmes en 16 y Super 8 donde Pablo Mazzolo exhibe su gusto por la sobreimpresión tanto en el momento del registro como en su laboratorio, con intervenciones ópticas sobre el celuloide, y también los trabajos poéticos de Paulo Pécora (“Los espejos de Stern” y “Making-off”) y de la mexicana radicada en Buenos Aires Azucena Losana, cultora del documental de creación con filmes como “Karl-Marx-Allee”, “Neón” y “SP”.

La última jornada contó con la presencia del músico Matías Mielniczuk y la ex vedette y actual DJ Silvina Luna que sonorizaron los filmes de Ernesto Baca, que exhibió obras de intervención directa sobre el celuloide en 16 y Súper 8 como “Destellos”, “Impregnar”, “Locomoción” y “Resonancia Schumann”, en los que se aprecia una variedad de recursos que van desde la pintura y el rallado del filme, la sobreexposición y otros de carácter óptico en laboratorio.

Se vieron además el documental lírico “S/T”, filmado en República Checa por Benjamín Ellemberger, filmes estructurales como “Corumbé” y “El Manso”, “diarios cuadro a cuadro” del artista visual Andrés Denegri, y experimentos de sobreexposición fílmica durante el registro de Pablo Marín y Emiliano Cativa, como “Angelus novus”, “Denkbilder” y “Denkbilder II” (Marín) o “Naked Inside” y “Sin título 2015” (Cativa).