Monóxido de carbono: dispositivo que salva vidas espera hace diez años su aplicación
El científico Miguel Ponce lidera el grupo de investigación marplatense que desarrolló disyuntores que evitan intoxicaciones por monóxido. Impulsó proyectos de ley y ordenanza a nivel nacional, provincial y local para legislar su implementación en Argentina.
El investigador Miguel Ponce lidera el grupo de investigación que desarrolló un dispositivo que salva vidas.
Miguel Ponce trabaja hace 30 años en la problemática de la intoxicación por monóxido de carbono en Argentina, que provoca al menos 250 muertes y 25.000 intoxicaciones al año en nuestro país.
Un grupo de investigadores de Mar del Plata, dirigido por Ponce, investigador adjunto de Conicet, desarrolló un dispositivo de seguridad que previene la formación excesiva de monóxido de carbono dentro de la cámara de combustión de los artefactos. Esto posibilita una acción inmediata de corte del gas combustible ante la presencia del gas tóxico.
El investigador del Conicet y el Intema creó hace más de una década -y fue perfeccionando desde entonces- un efectivo sistema disyuntor que, básicamente, apaga la combustión y cierra la llave de gas al detectar monóxido en el ambiente.
Ponce da pelea hace varios años a nivel nacional, provincial y local para que se legisle su aplicación a nivel doméstico, pero sobre todo industrial, es decir, que los artefactos a gas ya traigan incluido el dispositivo de seguridad.
“Parece mentira que nos preocupe más tener el teléfono celular más moderno y sofisticado que un sistema de calefacción en nuestros hogares que pueda salvarnos la vida y evitar que haya más tragedias”, señaló Ponce en diálogo con LA CAPITAL, al compartir parte de su trabajo y camino recorrido.
Las muertes provocadas por intoxicación por monóxido de carbono son más frecuentes de lo que se cree. Una pequeña y silenciosa pérdida de un termotanque, una hornalla de la cocina o un calefactor puede ser letal, de manera casi imperceptible.
En el mundo, la tecnología aplicada al parque gasodoméstico cambió, se modernizó, pero Argentina, hasta ahora, no ha seguido el mismo camino a pesar de la gran cantidad de iniciativas impulsadas en ese sentido.
Ponce comenzó a estudiar el tema en el 2003 y creó diez años después un sistema disyuntor que, ante la presencia gases tóxicos y explosivos, como el monóxido de carbono o el metano, detecta ese gas, apaga la combustión y cierra la entrada de gas, con el objetivo de evitar explosiones e intoxicaciones, muchas de las cuales ni siquiera son advertidas.
Actualmente, el investigador del Conicet sigue atento a los avances de los proyectos elevados a través de distintos legisladores en el Concejo Deliberante de General Pueyrredon -hay un expediente similar en Tandil-, el Senado de la Provincia de Buenos Aires y la Cámara de Diputados de la Nación, todos con el mismo sentido: impulsar y legalizar la aplicación de estos disyuntores y, en definitiva, contribuir a salvar vidas.
El proyecto de ley nacional contempla que los artefactos comerciales ya incluyan (de fábrica) este mecanismo que corta el gas al detectar el monóxido de carbono. Fundamentalmente, consiste en un sensor electrónico de CO del tamaño de un chip, que ya se encuentra diseñado y patentado por los científicos de Intema-Conicet. Su señal es procesada por un circuito que, cuando detecta concentración de CO, produce una interrupción y corta el paso de gas.
A nivel local, el proyecto de ordenanza presentado en 2022 encomienda al Ejecutivo la gestión para que los detectores de monóxido de carbono sean “un requerimiento obligatorio” al momento de solicitar la conexión al servicio de red domiciliario. Además, propone “implementar un régimen de promoción para incentivar y garantizar la colocación de detectores de monóxido de carbono”, articulando con el Enargas y la empresa prestadora del servicio.
“Esto es algo que ya está en gran parte del mundo. Acá en Argentina seguimos esperando los avances legislativos, para darle la posibilidad a la gente de poder aplicar los dispositivos en sus hogares o bien normar que las empresas que producen los artefactos a gas incluyan estos sensores en la línea de producción, aunque existen muchas trabas”, señaló Ponce.
“Técnicamente, hay maneras también de incorporar una tecnología similar por fuera de los calefactores o termotanques, como una llave de corte externa, aunque esto sería un parche para no tocar la industria argentina, ya que en el país hay 60 millones de artefactos a gas. Lo ideal sería que exista una buena normativa a nivel nacional”, detalló el investigador.
Los proyectos en discusión buscan dar el debate acerca del futuro, a diez años, del parque gasodoméstico de nuestro país, e implementar una herramienta “de elevada efectividad” que permitiría evitar muchas de las muertes e intoxicaciones por monóxido de carbono que se producen cada año durante los períodos de bajas temperaturas.
“No queremos ganar plata de las patentes ni nada, solo pretendemos que se aplique para salvar vidas”, completó Ponce.
La parte tecnológica ya está resuelta. Incluso es posible desde el celular monitorear una pérdida de monóxido. Ahora, los esfuerzos están centrados en divulgar el dispositivo, realizar peticiones al Enargas y esperar los avances legislativos, en la antesala de un nuevo invierno.
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