En modo halcón, Montenegro evita dejar espacios por derecha
Endurece la mano en seguridad y se apropia del discurso liberal para defender la generación de empleo. Recepción y caminata con Macri a pura sonrisa. De la ansiedad a la moderación en las negociaciones por el Minella.
Guillermo Montenegro y Mauricio Macri (foto archivo).
Por Ramiro Melucci
Mientras la política nacional utiliza a Mar del Plata para testear sus posibilidades electorales, Guillermo Montenegro ocupa casilleros que cualquiera reservaría para la feligresía de Javier Milei.
En la semana en que ofició de anfitrión del ex presidente Mauricio Macri y caminó con él a pura sonrisa por Playa Grande, el intendente trazó el primer balance de su política contra los “trapitos” que extorsionan y amenazan. La línea de WhatsApp que habilitó el municipio recibió más de 80 denuncias en una semana. “No vamos a permitir que los marplatenses se sientan intimidados”, insistió el jefe comunal.
La semana anterior, cuando lanzó la medida, el gobierno municipal recordó que la regulación estaba pendiente en el Concejo, pero que algo había que hacer. Luego, el secretario de Seguridad, Martín Ferlauto, sumó argumentos a la postura del gobierno en uno de los puntos medulares de aquella discusión legislativa: con un ejemplo, ratificó que no deberían ejercer la actividad quienes tengan antecedentes penales.
Relató que en inmediaciones del Paseo Jesús de Galíndez un vecino fue increpado por un cuidacoches que intentó cobrarle tarifa. El propietario del auto se negó a pagarle y recibió un golpe de puño que le provocó una lesión. También fue amenazado con un arma blanca. Cuando el fiscal mandó aprehender al cuidacoches y el flamante Grupo de Control Urbano (GCU) de la policía verificó su identidad, corroboró que “poseía un amplio historial de antecedentes penales por robo agravado, daño y encubrimiento”, contó el municipio.
El endurecimiento de la mano en seguridad no es nuevo. La inclusión de las multas y arrestos para los que incumplan la ordenanza de la Zona Roja ya había puesto un mojón. El sistema de reconocimiento facial de prófugos, que está en etapa de confección de pliegos, también hizo su aporte. Lo mismo que el anillo digital de cámaras lectoras de patentes, cuyo funcionamiento el intendente suele aplaudir por Twitter.
Para completar el desplazamiento hacia la derecha, Montenegro y su bloque del Concejo hilvanan un discurso de corte cada vez más liberal. Pregona un aperturismo total para la generación de empleo. En algunos casos, al límite de lo permitido en las normas vigentes. Como en el del aval tácito al funcionamiento de las aplicaciones de transporte, tan rechazadas por los taxistas. “Cada vez hay más marplatenses usando Uber”, celebró (le agradeció) Juan Labaqui, director de Comunicación de la aplicación para el cono sur. “Está funcionando muy bien, tanto como solución de movilidad para el usuario como en la oportunidad económica para los que manejan”, agregó.
Montenegro se sirvió de uno de sus preferidos, el concejal Fernando Muro, para plantar bandera en otra discusión. El edil rechazó el pedido de la UCIP para que la ordenanza que digitaliza y agiliza los trámites de las habilitaciones comerciales incluya un artículo para que no se desentienda de las leyes provinciales que rigen el establecimiento de las grandes superficies comerciales. Se trata de un estandarte de la entidad comercial. Muro lo estrujó con críticas rotundas.
La postura pro nocturnidad que planteó el oficialismo local en el debate de los pliegos para las playas del norte podría añadirse al listado. “Se terminó la ciudad del no”, es el eslogan del momento. Encaja a la perfección con la proclama de su último huésped. “El kirchnerismo busca avasallar la libertad”, dijo Macri en Mar del Plata.
En su honor, Montenegro hizo algo que no acostumbra: hablar de las cuentas municipales. Subrayó el superávit y destacó que en el municipio hay “menos empleados” que en 2019. Macri le agradeció el buen momento compartido con un hilo de tuits lleno de elogios a la gestión local.
“Se terminó la ciudad del no”, es el eslogan del momento. Encaja a la perfección con la proclama del último huésped. “El kirchnerismo busca avasallar la libertad”, dijo Macri en Mar del Plata.
Por lo que se ha dicho en los últimos días, las negociaciones entre el municipio y la AFA por el proyecto para convertir el estadio José María Minella en la “Casa de las Selecciones Argentinas” ameritan un repaso. Hubo una primera etapa de impacto y ansiedad: el anuncio inicial llegó con la aclaración de que en 15 días iba a estar el contrato en el Concejo Deliberante y se trataría también en el Comité Ejecutivo de la AFA. Hasta se hacían cuentas de los votos. El inicio del Mundial apaciguó los ánimos y era lógico: la dirigencia del fútbol posaba sus ojos en Qatar. La coronación de la Selección, con el marplatense Emiliano “Dibu” Martínez como figura clave, renovó la expectativa hasta la exaltación. Los números que empezaron a hacerse no eran de votos, sino de plata. Y había expectativa por lo que pudiera decir el titular de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, a su paso por Mar del Plata en el verano.
“Lo estamos viendo, analizando, trabajando. Ojalá que en un futuro se pueda dar”, fueron sus palabras a LA CAPITAL, que chocaron con el ambiente que se había generado. Sus palabras inauguraron la etapa de la moderación. Las negociaciones siguen –lo prueba la foto del viernes de Montenegro con Tapia–, el proyecto está vivo, pero ha dejado de tener uno de sus rasgos de nacimiento: el de la inminencia.
Otra anfitriona de la temporada es Fernanda Raverta. Recibió al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, para la apertura de una oficina del Renaper en Batán y navegó con el gobernador Axel Kicillof para mostrarle las obras del puerto. En cambio, no mandó a ninguno de los suyos a la presentación del plan de formación en programación y software “Argentina Programa 4.0”, que compartieron el secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk; el secretario general de la Cámara de Diputados, Juan Manuel Cheppi (ambos del equipo de Sergio Massa), y Montenegro en Playa Grande.
En silencio, Gustavo Pulti mira dos procesos en simultáneo. El de una posible PASO nacional en el Frente de Todos, que implicaría competencias en los distritos, y el de la formación de la vía alternativa que promueven el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y el ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, con el que cultiva una buena relación. Como en el inicio de todo proceso electoral, Acción Marplatense arrima al menos un nombre alternativo para la candidatura a intendente. Este año es el de Horacio Taccone. Al otro no hace falta reiterarlo.
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