Prisión preventiva a policías acusados de torturar a dos menores
Se trata de los oficiales Jonathan Cabrera y Ariel Estevez, y la sargento Sandra Cano, todos de la comisaría sexta. El fallo fue de la jueza Rosa Frende por los hechos sucedidos el 17 de septiembre pasado.
Tres policías acusados de golpear y torturar con un simulacro de fusilamiento a dos menores seguirán detenidos por el resto de lo que dure el proceso al dictar la Justicia de Garantías en las últimas horas la prisión preventiva.
Respecto a la cuarta policía imputada, el fiscal Juan Pablo Lódola no había realizado ningún pedido aunque por el momento no será desincriminada, informaron las fuentes consultadas por LA CAPITAL.
La medida recayó sobre los oficiales Jonathan Cabrera y Ariel Estevez, y la sargento Sandra Cano que afrontan cargos por los delitos de detención funcional ilegal y torturas, mientras que la oficial Micaela Estigarriba no tuvo novedades de su situación procesal en esta instancia. Se cree que el fiscal Lódola entiende que su rol en los hechos fue de menor responsabilidad al de sus compañeros y por eso en su momento pidió la libertad por falta de mérito.
Estigarribia fue la única policía que narró los hechos y dio detalles del gravísimo accionar de sus compañeros, una declaración fundamental para sostener la acusación del fiscal Lódola, ya que coincidió con todo lo declarado por los menores víctimas de los apremios.
Según la acusación, los hechos ocurrieron el 17 de septiembre pasado a las 22, cuando un móvil de la comisaría sexta en el que se hallaban Cabrera y Estigarribia interceptaron a dos menores en Beruti al 9100. Uno de los adolescentes había tenido un entredicho en la mañana con Cabrera, a quien había insultado y le había reprochado tener “a mi compañero preso”, además de amenazarlo con “cagar a tiros”. Al verlo, Cabrera decidió frenar el patrullero e identificarlo. A los pocos minutos arribó el otro móvil con Estévez y Cano, quienes no solo se sumaron al maltrato que ya había ya iniciado Cabrera, sino que aumentaron la violencia.
Así fue entre amenazas y golpes que esposaron a los adolescentes de 14 y 16 años y los trasladaron hasta un descampado de Strobel al 10000 donde los obligaron a bajar. Una vez quitadas las esposas, los policías hicieron arrodillar a los dos menores y a amenazar con las armas. “Pedí perdón”, le exigieron al adolescente del entredicho, quien respondió: “perdóneme me equivoqué, yo estoy yendo a rehabilitación”. Según lo relatado por la policía y por los propios menores, la oficial Cano volvió a amenazarlos y le dijo: “¿Sabés lo cómo terminan los chicos como vos? Muerto o por las drogas o por nosotros”.
La violenta secuencia prosiguió cuando uno de los policías gatilló varias veces su arma al tiempo que decía “escuchá lo que le hacemos a tu amiguito, esto te va a pasar a vos”. Luego les ordenaron a los dos menores que corrieran, pero éstos se negaron porque “les iban a tirar”. Los policías se reían y uno de ellos, Estévez, cargó su escopeta y los obligó a irse corriendo. “Tienen tres segundos, tres, dos… uno” mientras disparaba al piso el arma anti-tumultos en tres ocasiones.
Los gravísimos hechos no quedaron ocultos por el accionar corporativo de la policía porque la madre de uno de los menores se presentó en la comisaría a denunciarlos. Poco después fue Estigarribia la que pidió asesoramiento para denunciar a sus propios compañeros y finalmente, una vez iniciada la causa se ordenó al detención de los cuatro.
Para el fiscal Lódola el relato de Estigarribia es creíble y por eso solicitó su libertad por falta de mérito, concedida por la jueza Rosa Frende, la misma que ahora dictó la prisión preventiva contra los otros tres policías. No obstante, Estigarribia sigue incriminada y tal vez le cabría, a los ojos del fiscal, alguna responsabilidad por omisión.
Mientras la causa continúa su período de instrucción, el fiscal Lódola solicitó distintas pruebas para establecer si hubo alguna presión policial de los superiores a los policías para evitar que trascendieran los hechos tal cual sucedieron.