Ricardo Rodríguez (56) comenzará a ser juzgado desde el lunes y a lo largo de toda la semana por el femicidio de Claudia Repetto (53), su ex pareja, a quien tras matarla la enterró dentro de un hormiguero en un sector de acantilados.

El caso conmocionó a Mar del Plata en marzo de 2020 y la ciudad estuvo en vilo durante los 26 días en los que se ignoró dónde permanecía oculto Rodríguez y cuál había sido el destino de Repetto.

A partir de este lunes el tribunal compuesto por Mariana Iriani, Juan Galarreta y Néstor Conti analizará la acusación presentada por el fiscal Leandro Favaro en la cual la prueba material del hecho no será discutida, ya que el propio Rodríguez admitió haber causado la muerte de Repetto, trasladarla hasta los Acantilados y enterrarla.

La familia Repetto estará representada por el abogado Maximiliano Orsini, quien adelantó que se enfocará en reforzar el concepto de premeditación, recalcar el contexto de violencia de género preexistente y solicitar que se aplique el agravante de la figura de femicidio para obtener así una condena a perpetuidad.

En tanto, la defensa la ejercerá Christian Rajuan, de la Defensoría Oficial, quien tendrá por delante una tarea compleja para convencer a los jueces de que Rodríguez, tal como lo declaró, atacó a Repetto pero no tuvo intención de provocarle la muerte y que luego se mantuvo prófugo por temor a ser “linchado”.

El juicio se extenderá durante toda la semana y se estima que el próximo viernes serán los alegatos, para aguardarse hacia mediados de la otra semana la sentencia.

Ricardo Rodríguez poco después de ser atrapado.

La inicial ausencia de Claudia Repetto mantuvo la atención de Mar del Plata por casi un mes ya que junto a su desaparición también se produjo la de Rodríguez.

En la noche del domingo 1 de marzo, Repetto no regresó a su casa y tampoco fue a trabajar en un hotel del centro al día siguiente, por lo cual sus hijos presentaron una denuncia para averiguar su paradero. Pero además aportaron el dato de que tampoco se sabía sobre Rodríguez.

Ambos habían mantenido una relación sentimental hasta siete meses antes, pero continuaban viviendo muy cerca uno del otro. Rodríguez lo hacía en la casa que da a la calle de un PH de Don Orione al 1500 y Repetto en uno de los departamentos al que se llegaba por un pasillo.

A las 20.42 del domingo, Claudia había enviado un mensaje a su amigo Fabián diciéndole que salía de su casa para encontrarse con él en la esquina. Compartían algunas aficiones como el folclore y se llevaban bien, pero sabían de la persecución de Rodríguez hacia ella desde la ruptura. Por eso tomaron la precaución de reunirse en la esquina y no en la puerta de la casa de don Orione. Pero Claudia nunca llegó al encuentro.

El amigo envió varios mensajes y a las 21.09 y a las 21.10 recibió dos textos del teléfono de Claudia, en el que ella cancelaba la cita y que le llamó la atención por las faltas de ortografía: “Estoy muy cansadas otro dia beso. Chua otro dia mejor” (sic). En realidad, era Rodríguez, que ya la había raptado.

La fiscalía a cargo de Fernando Castro ordenó distintas tareas para dar con Rodríguez y Repetto y puso a la DDI Mar del Plata al frente de la investigación. Para la familia Repetto la búsqueda se hizo con muchos errores y cuestionaron desde un principio tanto a la Justicia como a la Policía.

El 26 de marzo un amigo de la familia Repetto encontró en la calle a Rodríguez, lo retuvo y luego avisó a los hijos de la mujer. La policía llegó poco después para detener al hombre a solo 7 cuadras del domicilio de la calle Don Orione.

Durante los 25 días de desaparición se había desplegado un operativo de rastrillaje al que lo atravesó el cierre total del país por la cuarentena y que no arrojó resultados. Sí se había logrado confirmar que Rodríguez seguía en Mar del Plata y se tenía la casi certeza del asesinato.

Una cámara de seguridad cercana a la casa había mostrado a Rodríguez saliendo en la madrugada del 2 de marzo en motocicleta y sentado sobre un bulto. Días después se lo vio caminar por distintas calles del sur y se intervino un teléfono de una hermana hasta que se obtuvo una llamada en la que Rodríguez contaba a medias lo sucedido.

Una vez que fue detenido y llevado a Tribunales, Rodríguez confesó el crimen. “El tipo la estaba esperando en la camioneta y me agarró un ataque de celos, algo por dentro y discutimos con ella. Discutimos en el pasillo. La manotee cuando volví a mi estado, porque no sabía lo que estaba haciendo, la encontré en el piso y la quise revivir y estaba muerta. No la pude revivir”, señaló ante el fiscal.

Luego dijo donde había enterrado el cuerpo. Cuando se precisó el lugar los investigadores quedaron asombrados: era un sector de la ruta 11, cerca del cruce Las Macetas, donde días antes se había hallado una pala y desplegado un amplio rastrillaje.

El día del hallazgo de la pala, decenas de policías caminaron a metros de donde estaba enterrado el cadáver de Repetto.

Sin embargo, el cuerpo había sido envuelto en una frazada y enterrado en un hormiguero. La tierra removida había sido afectada por la acción de los insectos lo que hizo que se advirtiera como un hormiguero y no levantara sospechas. Fotografías obtenidas el día del hallazgo de la pala muestran a funcionarios policiales y judiciales a escasos metros del arbusto que cubría el sitio donde estaba el cuerpo enterrado de Repetto.

La labor forense, sumada al testimonio de Rodríguez y a la abundante prueba, estableció que Repetto fue asesinada en la misma noche del domingo 1° de marzo dentro de su casa. Que sufrió golpes pero que la muerte fue producida por la broncoaspiración de sangre.

Durante el juicio habrá testigos de la familia Repetto, amistades y peritos, aunque no discutirá lo obvio: el contexto de violencia de género, la secuencia de los hechos y la autoría material del crimen por parte de Rodríguez.