Peñarol le ganó a Quilmes el clásico y las Leyendas firmaron un inédito empate
Noche de reencuentros y emociones en el Polideportivo Islas Malvinas para disfrutar la vuelta del clásico más importante del básquetbol argentino.
Fotos Mauricio Arduin
por Marcelo Solari
Fue una noche de aquellas. De una enorme fiesta del básquetbol, como en otros tiempos añorados. A estadio casi lleno, con unos 5.000 espectadores en la tribuna. Un marco que, por un partido de Liga Nacional (se excluye a la reciente presentación del seleccionado de Argentina ante Bahamas), hacía rato no se veía en el Polideportivo “Islas Malvinas”. Al margen de resultados, rendimientos y eventuales “chicanas”, el Clásico Centenario superó las expectativas.
El enfrentamiento entre los tradicionales rivales del básquet de la ciudad, pese a tres años y medio de ausencia, conserva su magnetismo intacto. Hubo fiesta adentro, y también afuera de la cancha. Abstinencia clásica, que le dicen.
Peñarol venció a Quilmes, por 68 a 61, y el ganador, además de la alegría fugaz por el triunfo, también se adjudicó la Copa “Metalúrgica Bonano”.
Acaso sin parámetros demasiado terminantes para un análisis profundo, en el partido principal entre los planteles profesionales pudieron tomarse algunos apuntes interesantes.
La claridad conceptual de Al Thornton ya no es novedad. Tampoco su jerarquía. Se sabe lo que puede dar el tándem Bruno Sansimoni-Joaquín Valinotti para alternarse en la conducción, y se vieron ciertos destellos -discontinuos- de José Defelippo y Cristian Cardo, en tanto el recién llegado Amadou Sidibé no tuvo demasiado margen para mostrar sus condiciones.
Del otro lado, la conexión entre Luis Cequeira y Tomás Nally sostuvo gran parte de la estructura. El pivote es una de las grandes apuestas y ha mostrado una marcada evolución. Por su lado, Gregorio Eseverri ratificó que puede ser uno de los líderes del equipo, y Ezequiel Dupuy, una vía anotadora importante.
Peñarol 68
Bruno Sansimoni 7, José Defelippo 4, Cristian Cardo 6, Al Thornton 21 y Amadou Sidebé 3 (FI). Joaquín Valinotti 16, Facundo Tolosa 2, Pablo Alderete 4, Joaquín Cabrera 0, Francisco Cáffaro 5. DT: Adrián Capelli.
Quilmes 61
Luis Cequeira 14, Luciano Ravera 6, Gregorio Eseverri 10, Agustín Ecker 5 y Tomás Nally 13 (FI). Jerónimo Barrionuevo 0, Francisco Arraiz 2, Genaro Calcaterra 2, Ezequiel Dupuy 9. DT: Luis Fernández.
Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Árbitros: Nahuel Casalot, Diego Cortelino y Maximiliano Hernández.
Parciales: 19-7, 34-23 y 47-48.
Deportes en el recuerdo
La noche había arrancado con las glorias de otras épocas de ambos conjuntos, que finalmente acordaron jugar cuatro cuartos de 7 minutos. Y la hora de jugar, quedó claro que el fuego sagrado de la competencia todavía sigue vivo en todos, aunque las piernas ya no respondan como antes.
El resultado, anecdótico por cierto, quedó estampado en un inédito y salomónico empate 56 a 56.
La presentación oficial de ambos equipos resultó conmovedora. De inmediato se reflejaron imágenes de otros tiempos (algunos no tan lejanos), y más de uno no logró contener alguna lágrima de emoción.
Quilmes, el local administrativo, vestido de dorado, con los vivos blancos, rojos y negros, y Peñarol, con la histórica “milrayitas”.
Y algunos detalles muy particulares. Por caso, Nicolás Lauría lució la camiseta N° 9 con el apellido Cooper, en honor a su padre, Zachary, uno de los primeros extranjeros de Peñarol; del otro lado, Esteban De la Fuente lució la N° 1 con el apellido Sánchez, en recuerdo de Juan Pablo, el recordado y querido escolta mendocino que jugó en los dos equipos. La Copa en juego llevó su nombre.
A la hora de entrar a la cancha, más allá de la enorme voluntad de todos y del indisimulable deseo de ganar, quedaron algunas pinceladas imperdibles.
Como el rato que compartieron en cancha los hermanos Tato y Fernando Rodríguez. O la protesta con gesto de incredulidad, pero absolutamente en serio, sin show, que ensayó el “Huevo” Sánchez al árbitro Noel Leguizamón cuando su equipo al principio era vapuleado y Tato Rodríguez hizo tropezar con una zancadilla involuntaria a Pablo Gil. El juez paró el partido pero no sancionó falta. Hubiera sido la tercera personal del capitán de Peñarol. Y el coach no pudo con su genio.
Otro momento divertidísimo ocurrió en el banco del “milrayitas”. Leandro Ginóbili le pidió agua a Carlos Romano. Cuando el “Negro” se la cedió, Sergio Hernández se percató, se acercó, apretó la botella y empapó al bahiense. La imagen hizo recordar a la escena entre el “Pocho” Lavezzi y Alejandro Sabella, en el Mundial de Brasil 2014.
Entre algunos excedidos de peso y otros físicamente impecables, salió un partido entretenido. Con ciertas caras de dolor luego de recibir una cortina, algún golpe involuntario fruto de la falta de distancia y, por sobre todo, muchas ganas de disfrutar.
La arremetida final de Peñarol permitió alcanzar una igualdad que parecía improbable. Y que resultó definitiva, porque el suplementario no se jugó. Una decisión para aplaudir, dada la naturaleza del partido que terminó en tablas.
Para el pico máximo de emoción quedaron el reconocimiento del club Peñarol para Norma García, histórica oficial de mesa del “milrayitas”, y la entrega del obsequio “in memorian” a la esposa e hija de Juan Pablo Sánchez. Imposible no emocionarse.
En el entretiempo del partido principal, las chicas de Quilmes y Peñarol jugaron una exhibición de 3×3 durante 10 minutos, con victorias de las “tricolores”, por 7 a 4.
Por Quilmes jugaron: Eduardo Dominé, Pablo Gil, Alejandro Allegretti, Esteban De la Fuente, César Rodríguez, Alejandro Maffía, Diego Cavcao, Claudio Chiappero, Leandro Ginóbili y Pedro Calderón. Se cambiaron pero no ingresaron Marcelo Peralta, Guillermo García Oyaga, Luis Fernández, Daniel Cotignola y Edgardo Martínez. DT: Oscar Sánchez.
Por Peñarol jugaron: Lucas Picarelli, Tato Rodríguez, Mariano Franco, Nicolás Lauría, Adolfo Perazzo, Fernando Rodríguez, Carlos Romano, Pablo Barrios, Eduardo Tabbia, Sebastián Festa, Teodoro Michalópulos, Leonardo Zanassi, Esteban Terzzoli, Daniel Ludi, Jorge González, Néstor Pasetti y Juan Manuel Locatelli DT: Sergio Hernández.
Los árbitros fueron Dante Laveneziana, Noel Leguizamón y Oscar Barrera.