Conmoción en Austria por el suicidio de una médica acosada por antivacunas
Lisa-Maria Kellermayr había gastado 100.000 euros en seguridad privada y debió cerrar su consultorio. Muchos grupos antivacunas se alegraron abiertamente de su muerte en Telegram.
La doctora Elisabeth Posch muestra una pancarta durante la vigilia celebrada en la plaza frente a la Catedral de San Esteban de Viena, para expresar la indignación ante la pasividad de las autoridades tras el suicidio de la médica Lisa-Maria Kellermayr. Foto: EFE | Jesús Calero.
Por Jesús Calero
VIENA, Austria.- El suicidio de una médica que durante siete meses fue acosada y amenazada de muerte por militantes antivacunas por defender la eficacia de la inmunización contra el coronavirus, causó una gran conmoción en Austria.
Lisa-Maria Kellermayr, de 36 años, fue hallada muerta la semana pasada en su consultorio médico de Wels, en el oeste de Austria, junto a tres notas, cuyo contenido no se ha hecho público.
Aunque no habrá autopsia las autoridades confirmaron que se trató de un suicidio.
Miles de personas se concentraron en las principales ciudades del país para expresar su solidaridad y conmoción por la muerte de la doctora, a quien la Policía no brindó protección ni tan siquiera investigó sus denuncias de amenazas.
Siete meses de acoso
Encabezados por el presidente federal, Alexander Van der Bellen, los principales políticos del país expresaron su consternación por la muerte de la médica, cuyo caso de amenazas era conocido públicamente desde hace meses.
“Pongamos fin a esta intimidación y al fomento del miedo. El odio y la intolerancia no tienen cabida en nuestra Austria”, denunció el jefe de Estado durante una concentración en Viena.
El acosó comenzó el 16 de noviembre de 2021, con una manifestación de antivacunas frente al hospital de Wels, una ciudad de 40.000 habitantes.
Kellermayr escribió ese día en su cuenta de Twitter que “una manifestación de teóricos de la conspiración bloquea la entrada del hospital y la salida de las ambulancias”.
Horas después, el hospital aseguró que tanto las ambulancias como los pacientes podían entrar y salir de la clínica, y la Policía local desmintió el mensaje de Kellermayr y la acusó de falsear la información deliberadamente.
“El mensaje de la Policía es el punto de partida de una avalancha de insultos, difamaciones y amenazas destinadas a causarme el mayor daño posible. Alguna gente consideró que su respuesta (de la policía) legitimaba mi persecución”, explicó la doctora al diario Der Standard nueve días antes del suicidio.
Kellermayr decidió borrar su mensaje y pidió a la Policía que eliminara también su respuesta, una solicitud que no fue atendida.
Tampoco se abrió una investigación sobre las amenazas que sufría y un portavoz policial llegó a acusarla de buscar sólo la fama.
Extrema derecha
Con el paso de los meses, las amenazas en las redes sociales dieron paso a ataques físicos, como cuando un grupo de antivacunas irrumpió en su consultorio y difundió luego imágenes de sus empleados y pacientes a través de la aplicación de mensajes Telegram.
Ante la pasividad de las autoridades locales, una “hacker” alemana se puso en contacto con la doctora y se ofreció a investigar el caso.
En poco días logró identificar a un usuario desde cuyo perfil en las redes sociales salieron numerosas amenazas contra la doctora.
Tras comprobar que ese usuario fue víctima del llamado “doxeo”, es decir la usurpación de su identidad en línea, la “hacker” sospechó que detrás de las amenazas estaba un conocido ultraderechista alemán.
“Nunca había experimentado algo así, ese mismo día encargué protección a una empresa de seguridad para mi consultorio médico”, explicó Kellermayr en la entrevista con Der Standard.
Tras gastar en seis meses 100.000 euros en seguridad privada, la doctora cerró el pasado junio su consultorio.
Ya antes, llevaba siete meses saliendo de casa sólo para trabajar y comprar comida.
Tras el suicidio, muchos grupos antivacunas se alegraron abiertamente de su muerte en Telegram, especulando que la doctora podría haber muerto como consecuencia de la vacunación.
Otros usuarios aseguran que Kellermayr se quitó la vida por sentirse culpable de haber provocado tantas “víctimas de la vacunación”.
“Murió por defender la ciencia”
Este lunes, miles de personas se congregaron en la plaza de San Esteban de Viena para expresar su indignación ante la pasividad de las autoridades frente al acoso diario de los antivacunas.
Durante el fin de semana, el Colegio de Médicos pidió a sus miembros que participaran en el homenaje para dar “una señal de solidaridad contra la violencia y el odio”.
“Tengo la sensación de que esto le podría pasar a cualquier doctor, y ella no recibió ayuda alguna de la Policía ni de los políticos política”, dijo a EFE Elisabeth Posch, una médica de Viena que participó en la concentración.
“Las mujeres necesitamos más apoyo en Internet y en la vida real. Kellermayr murió por defender la ciencia”, concluyó.
EFE.
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