-¿Tomaste dimensión de lo que significa este evento para Mar del Plata?
-La verdad es que todavía no caigo, parece un sueño. No lo puedo creer. No tengo palabras para describir lo que se siente como local, haciendo el deporte que ama. Soñé toda la vida con poder correr en mi ciudad y que se haya hecho esta carrera tan exigente y se haya dado de la manera en que se dio, es inexplicable. A Mar del Plata le vino bárbaro. La gente se va muy contenta. Hubo un clima increíble. Que Dios nos haya regalado todo esto nos inspira muchísimo para tomar impulso y seguir laburando, porque es posible generar algo así. Mar del Plata tiene algo que ninguna ciudad en el mundo lo tiene. Hay que disfrutarlo y agradecer. Estoy agradecido a Dios, primero que nada, porque Él fue quien me dio todas las herramientas que necesitaba para ganar esta carrera y obviamente a todos los que hicieron esta competencia posible y a toda la gente que se hizo presente.

-No estabas corriendo, lo cual supone una desventaja. ¿Cómo explicás este nivel tuyo tan alto?
-No tiene explicación. Lo único que hice fue ponerme en manos de Dios. Me anoté en la carrera, vine acá, traje mi cuatriciclo y confié en Dios al cien por ciento. El resto lo hizo Él. Yo no hice nada. Me subí arriba del cuatri, aguanté y aguanté. Me di aliento a mí mismo y el resto lo hizo Dios.

-Ganaste dos veces Le Touquet en Villa Gesell ¿Qué diferencias hay con esta carrera ante tu gente?
-Esta es una carrera muy diferente a la del Enduro del Verano. Es mucho más exigente, más mental. Se necesita estar con la cabeza muy tranquila porque no es un sprint, sino que hay que ir regulando el aire. Vendría a ser parecido a un maratón. Es algo nuevo para mí. Me gustó.

-Al margen de tu méritos conductivos, también fue una muy buena carrera…
-En un momento me había mareado y no sabía muy bien cómo venía. Tuve que parar dos veces a reabastecer porque en la primera nos olvidamos de poner la manguerita y estuve un par de vueltas tragando mucha nafta. Eso me obligó a parar otra vez pero me permitió volver a tomar aire y salir con todo lo que me quedaba.

-Después de uno de los saltos tu cuatriclo se paró de repente. ¿Te asustaste?
-Un poco sí. La carrera tuvo una demanda física altísima, venía muy cansado y seguramente le erré a un cambio o no sé qué pasó y se me apagó el cuatriciclo. Por suerte volvió a arrancar rápido y me dio la chance de terminar la carrera.