Aunque la distribución de subsidios al transporte es inequitativa y perjudica al interior del país, en los últimos días los reclamos de las cámaras empresarias del Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) convergieron en buena medida con los realizan las concesionarias locales.

Esta semana, en protesta por el atraso del Estado nacional en la entrega de subsidios, las firmas agrupadas en la Cámara Empresaria de Autotransporte de Pasajeros, la Cámara Empresaria del Transporte Urbano de Buenos Aires y la Cámara del Transporte de la Provincia de Buenos Aires redujeron en un 50% la circulación de sus unidades.

Según especificaron, una empresa recibe aproximadamente $ 1.000.000 por colectivo por mes y el atraso de las compensaciones produce que no tengan los recursos para afrontar los servicios normalmente.

“La deuda es mes a mes y en este momento está en el orden de los $ 18.000 millones”, reveló José Troilo, presidente de la Cámara de Autotransporte de Pasajeros.

“Del ingreso de una empresa, el 90% son compensaciones tarifarias (subsidios). Solo el 10% ingresa es de forma directa por SUBE (venta de pasajes)”, apuntó. Y reveló que, sin esos fondos, “el boleto de colectivo debería estar $ 150”.

El reclamo derivó en un aumento de tarifas en el AMBA después de tres años. El boleto mínimo de $ 18 pasará a $ 25,20, mientras que el que más utilizado, que hoy cuesta $ 20 (de 3 a 6 kilómetros de distancia), pasará a $ 28. El que cubre de 6 a 12 kilómetros se incrementará de $ 21 a $ 29,40; el que cuesta actualmente $ 22 (de 12 a 27 kilómetros) pasará a costar $ 30,80, mientras que el segmento más largo, de $ 27 a 45 kilómetros, que hoy cuesta $ 23, tendrá un valor final de $ 32,20.

Los planteos que se escucharon en el AMBA marcan una coincidencia con los que había formulado la Cámara Marplatense de Empresas del Transporte Automotor de Pasajeros (Cametap) cuando el 13 de julio elevó al Ejecutivo local el pedido para que el boleto aumente un 101,8% para llevarlo de los actuales $ 74,38 a $ 150,12.

En el documento que entregó a las autoridades, aseguró que “los subsidios corrientes se están percibiendo asincrónicamente”. “Son ya recurrentes los retrasos en las liberaciones de las partidas mensuales que cada prestataria debería recibir en plazos que otrora estaban programados y otorgaban un marco de previsibilidad presupuestaria empresarial”, indicó.

Puntualizó que, paralelamente, “las variaciones nominales de las partidas no acompañan el proceso inflacionario” y quedan “rezagadas”, por lo que no pueden “cumplir su cometido”, que es compensar parte de la estructura de costos y evitar el aumento tarifario.

Si bien los reclamos en una mejora en el flujo de subsidios convergen, persisten las claras diferencias en los números: el precio que las cámaras del AMBA revelaron que debería tener el boleto sin subsidios es el mismo que, con esas compensaciones, debería tener el de Mar del Plata según la Cametap: $ 150. Sin subsidios, en cambio, el valor en esta ciudad “debería elevarse a $ 193”, revelaron fuentes del sector.

A diferencia de la cobertura de la estructura de costos que alcanzan las compensaciones en el AMBA (del orden del 90%, según Troilo; del 80%, según señaló la Cametap), en Mar del Plata la relación se invierte: los subsidios cubren apenas entre el 20% y el 25% de los gastos totales. El resto lo aporta la tarifa. De ahí la periodicidad de los aumentos en la ciudad mientras durante tres años no hubo incrementos en el AMBA.

“Son de público conocimiento los proyectos presentados en el Congreso de la Nación para revertir tal situación (no solo desde la oposición, sino también desde algún sector del oficialismo). De hecho, muchas provincias ya presionan a la Nación para que reparta equitativamente el subsidio, preocupadas por la situación que atraviesa el transporte público en el interior”, subrayaron las empresas locales.

En ese contexto, ratificaron la necesidad de que se debata “un nuevo modelo de distribución de compensaciones tarifarias que tengan como principio la igualdad y equidad en todo el territorio”.