Bajo presupuesto, espíritu colaborativo y donaciones para rodar la fantasía distópica “El quiebre”
"Estaba el mundo paralizado y así, con la película, pudimos sentirnos vivos", destacó la directora "Pipi" Palamara sobre la experiencia, que se realizó en pandemia junto al cluster audiovisual de Mar del Plata.
Pipi Palamara junto al equipo técnico que trabajó en "El quiebre".
Sin presupuesto formal y con un espíritu de equipo envidiable, la directora de cine Elizabeth “Pipi” Palamara rodó “El quiebre”, su primera película de modo colaborativo, bajo el paradigma del cluster audiovisual de Mar del Plata, que no es otro que la ayuda mutua, la solidaridad y el aporte de los concimientos de la comunidad cinematográfica y el fuerte compromiso grupal.
Se trata de un filme de género, que narra una distopía protagonizada por seres que viven aislados en la Ciudad Evidente y que descubren otro mundo, la Tierra Sagrada.
El actor Federico Balderrama y la directora Pipi Palamara, quien también actúa.
El disparador de la historia fue la llegada de la pandemia de Covid-19: por eso hay tantas conexiones entre lo que se ve en pantalla y lo que vivía el mismo equipo de trabajo.
“Es un largometraje que nace en pandemia -explicó Palamara a LA CAPITAL-, ahí nace también este título, ya que fue un quiebre, creo que para todxs”.
“Es una historia que queremos que llegue, porque sentimos que hay un anclaje muy fuerte con lo que sentimos lxs que hicimos esta historia, a pesar de ser distópica”, agregó la directora, que viene del mundo del teatro y que contó de qué manera se involucró en el rodaje este grupo de más de cincuenta personas, todos especialistas en alguna de las ramas del cine.
Un momento del rodaje, que se realizó en la playa.
Familiares de actrices, actores, asistentes, camarógrafos, vestuaristas, guionistas, maquilladores y personas que participaron en otros rubros “cocinaron tartas, tortas y pizzas para el catering”, recordó Pipi, siempre entusiasmada con que el estreno del filme pueda realizarse a fin de este año.
Recibieron donaciones de empanadas, pizzas y hasta de un locro vegano. También elementos de higiene y varios comerciantes del barrio en el que vive la directora regalaron pan, sandwich de miga, facturas.
“Hubo una infinita abundancia, fue muy emocionante pensar cómo lo hicimos, con rifas, cafecitos, cámaras y equipos prestados“. Además, contó: “Hicimos fiestas para recaudar fondos”.
“Las personas que participamos somos totalmente voluntarias“, indicó, aunque vale aclarar que tienen experiencia laboral en el mundo del cine.
“Conseguimos colaborativamente las locaciones, hubo mucho trabajo de gestión. Sacamos el interés cultural por parte del Municipio; eso nos ayudó a conseguir locaciones maravillosas como el Emder, la pileta olímpica, el Museo Mar, también filmamos en el Faro de la Memoria, en el Hotel 7 de Chapadmalal”.
De la experiencia, que se acaba de presentar en el Festival La Mujer y el Cine y que transita ahora una etapa de posproducción, Palamara rescató el aprendizaje. “Dije que había mejorado como persona, porque siento que sí, que (en esta clase de tareas) uno comienza a ser más empático, a escuchar más. Quizá en otra época era más atropellada”, dijo.
Y reconoció que el rodaje tuvo un plus: “Es que pudimos seguir creando y lo hicimos en plena pandemia, con ganas de crear. Estaba el mundo paralizado y así, con la película, pudimos sentirnos vivxs”.
Aunque ella ya tenía la idea de “El quiebre”, el puntapié del filme fue el FIRA (Festival Internacional de Realización Audiovisual), que se hizo en 2018. “Fuimos convocados para FIRA 2020, justo en pandemia. Allí presentamos una sinopsis con mi hijo, Ivan David Morán. Una vez seleccionados, se sumaron personas del cluster audiovisual”, evocó.
“Convoqué a las compas de Mua (Mujeres Audiovisuales) cuyo nombre cambió a Caf, Colectivo Audiovisual Feminista MDP. Y se sumaron compas artistas y docentes del equipo Fites (Festival Internacional de Arte y Teatro en Escuelas ), con los cuales ya veníamos trabajando. En realidad el equipo se arma por una historia y un camino recorrido desde un colectivo artístico que ya venía trabajando. Lo maravilloso es cuando desde distintos sueños y proyectos se arma el colectivo”, entendió.
De manera independiente, autogestivo y colectivo, “El quiebre” supuso “un proceso permanente de aprendizaje en esos dos años, fue una universidad intensiva de cine para todxs“, añadió.
En “El quiebre” trabajaron Iván David Moran, Gerónimo Ali, Camila Asad, Ludmila Medjurechan, Federico Balderrama, Matías Irigoin, Sabrina Champalanne, Valeria Guazzelli, Alejandro Vergara y Romina Mignano. Todos respaldados por un equipo técnico que trabaja en el cluster audiovisual local.
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