La Justicia confirmó que los restos óseos humanos que se encontraron en la zona de Camet en mayo pasado pertenecen a Enzo Blasoni, un jubilado cuya desaparición había sido denunciada previamente.

Tal como lo había adelantado entonces LA CAPITAL en forma exclusiva, al sindicar que el hombre de 83 años había sido asesinado, en las últimas horas la fiscal Romina Díaz fue informada oficialmente de la novedad tras quedar finalizado el peritaje odontológico que resultó clave para la identificación. Ahora, la instructora continúa la investigación del crimen.

Los restos óseos de Blasoni aparecieron el martes 3 de mayo a la tarde en Scaglia al 8000, varias cuadras detrás del predio del Club Independiente, en una zona rural de la ciudad. Estaban distribuidos en tres bolas que habían sido removidas por perros y alimañas.

Entre los huesos se encontró un marcapasos cuyo número se serie permitió establecer, de manera informal, que el fallecido era Blasoni. Sin embargo, la Justicia no quiso confirmar oficialmente ese dato hasta tanto no contara con el peritaje oficial, lo cual ocurrió en los últimos días.

La denuncia por averiguación de paradero del jubilado había sido presentada el 23 de diciembre de 2021 por un sobrino y el fiscal Leandro Arévalo tenía a su cargo la causa por estar de turno en ese entonces. Luego del hallazgo de los restos, el expediente se unificó y cayó en la órbita de la fiscalía N°6, a cargo de Díaz.

El 23 de diciembre, una trabajadora de limpieza llegó hasta el departamento del sexto piso A que Blasoni ocupaba en Buenos Aires 2242 y se encontró con la cocina y la habitación desordenada, algo que no concordaba con la pulcritud del hombre. Estaban las ventanas abiertas e incluso había plumas de palomas. Ante eso se comunicó con la inmobiliaria que la contrataba desde donde se decidió realizar la denuncia en la comisaría segunda.

La preocupación de la ausencia de Blasoni fue recogida por la red solidaria MDP, una entidad que se encarga de difundir fotografías y datos de personas desaparecidas en la ciudad. También algunos medios de comunicación publicaron entonces números de contacto pero a partir de ese momento no hubo más novedades.

Blasoni era un hombre que había trabajado como visitador médico y tenía un muy buen pasar económico. No tenía descendencia y solo le quedaban del ámbito familiar unos pocos sobrinos, pero no en Mar del Plata.

Precisamente una sobrina fue la persona con quien desde la fiscalía de Díaz se comunicaron para informar que, tras el hallazgo de sus huesos, se investigaba la muerte violenta de Blasoni.