Una fiesta que, más allá del aberrante crimen, dejó al desnudo situaciones muy preocupantes
Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.
La celebración del cumpleaños 51 del polémico empresario marplatense Mauricio Ríos (en realidad los cumplió el martes 21), que se convirtió en escenario de un crimen, pasó a ser una noticia nacional a la luz de lo escandaloso de la situación y al mismo tiempo por la presencia de algunos invitados conocidos mediáticamente. En realidad, trascendieron algunos de los nombres de los asistentes, aunque hay muchos más que se desconocen -y que seguramente saldrán a la luz en los próximos días, al igual que las fotos- que evidencian la estrecha relación de determinados actores de la política, la justicia y la seguridad, con sectores al menos polémicos o protagonistas de hechos delictivos, como por ejemplo, responsables de la usurpación de una vivienda. “Con tan solo googlear tenés que comprender a qué te exponés yendo a una fiesta de esta característica”, reconocían dos funcionarios judiciales ligados a la investigación. “Yo no me sentaría en tu mesa”, graficó uno de ellos, jugando con el título de uno de los más emblemáticos temas de Los Fabulosos Cadillacs.
Lo cierto fue que mientras varios chicos correteaban en el muy bien decorado salón del club de playa del balneario Horizonte, se iban presentando algunos de los casi cien invitados, entre ellos, “Rudy” Ulloa, el empresario ex chofer de Néstor Kirchner, junto a dos de sus hijos, y según un informe de TN, “fiscales, jueces y funcionarios de seguridad locales”, entre otros. El móvil de una patrulla municipal en el estacionamiento junto a lujosos automóviles de algunos de los invitados -la mayoría se retiró poco antes de las dos de la mañana del domingo, un par de horas antes de cometerse el crimen- pudo haber llamado la atención de algunos de los presentes, aunque nadie podría llegar a imaginar que todo terminaría en un hecho policial. Juan Jesús Piero Pinna, “el faraón del pollo”, novio de Romina Ulloa Igor, disparó contra Maximiliano Rihl, ocasionándole la muerte y huyó del balneario del sur, para pasar a retirar sus pertenencias por el hotel donde se alojó y fugarse. Sin embargo, en la noche del lunes se entregó en Tucumán.
Ubicado en una mesa junto a los equipos del DJ Leandro Tarantino, como todos los asistentes, Pinna disfrutaba de la música de los ’80 y ’90 que se escuchaba y cantaba en el lugar mientras el homenajeado charlaba con sus amigos que coincidían en elogiar el servicio. Hubo pernil de cerdo y de ternera, sushi, barra libre de tragos, vino Catena Zapata y una imponente mesa de dulces en el salón ambientado en colores dorado y negro, y todo indicaba que se trataba de una fiesta más, hasta con un fotógrafo retratando a Mauricio Ríos y sus invitados, muchos de los cuales hoy niegan haber asistido. Charlas informales en los distintos espacios -desde el futbolero hijo del funcionario que comentaba nervioso que en horas debía probarse en Kimberley hasta el productor rural que detallaba los inconvenientes que estaba viviendo por la falta de gasoil- se multiplicaban en una fiesta más. Poco antes de las cuatro de la mañana, tras una discusión en la entrada del salón, se escucharon los disparos. Maximiliano Rihl intentó calmar a Pinna, “lo sacó afuera”, pero “inexplicablemente el tipo fue hasta el auto, volvió con un arma y comenzó a tirar”, según uno de los testigos directos.
Las crónicas periodísticas apuntaron a los “antecedentes” de quienes fueron los protagonistas de la noche. Por un lado, el organizador, Mauricio Ríos, y por el otro el supuesto responsable del asesinato, Juan Jesús Piero Pinna. La fotografía publicada en forma exclusiva por LA CAPITAL donde se ve a ambos junto a una mujer, que luego este mismo medio determinaría que se trataba de la hija de Rudy Ulloa, fue el disparador de una cobertura que se nacionalizó en cuestión de minutos. Y con ello creció la preocupación de quienes, inexorablemente, buscaban “despegarse” y no ser nombrados como asistentes. Hubo casos realmente sorprendentes. Todo valía para justificar el “yo no estuve”. Desde tuits lanzados “solidariamente” por personajes siniestros hasta ofrecimientos a la prensa de fotos o videos a cambio del anonimato. “Borrá esa foto que subiste a tu cuenta de Instagram por favor”, le recomendaron a la atractiva mujer que lucía sus hermosas botas bucaneras negras. No tuvo más remedio que apretar el “eliminar” en su teléfono.
“Alberto, el señor calvo de camisa azul al que se ve bailando en los videos y que se presenta como miembro de la Secretaría de Seguridad pero en realidad es personal de planta del COM quizás tenga información para aportar a la causa”, revelaba enigmático uno de los investigadores del caso, en estricto off the record, quien reflexionaba lo mismo en relación a un ex comisario inspector retirado también presente en la trágica fiesta. Mientras tanto, muchos, conocido el desenlace de la noche, -y que pese a haber sido invitados no pudieron concurrir- agradecían, con el “diario del lunes” el hecho de haber tenido que asistir al cumpleaños de un hermano o a un partido de fútbol “salvador”. Triste, sin dudas, el no poder mantener a la luz lo que se realiza a las sombras…
Sobre Mauricio Ríos, el cumpleañero, mucho se ha escrito. Se han publicado fotos luciendo sus cadenas de oro, junto a representantes de la política -como en la que aparece junto el ex intendente Carlos Arroyo en el mismísimo despacho principal de la comuna- y según coinciden en destacar distintos medios, en 2014, según datos del Boletín Oficial de Santa Cruz, recibió la transferencia del fondo de comercio de un supermercado en Río Gallegos. Quien se la transfirió fue Rudy Ulloa, ex chofer de Néstor Kirchner, presente en la fiesta aunque ausente en el momento del crimen. Así, “Mauri” pasó a convertirse en propietario del “Súper Comunitario”, sobre la calle Godoy Cruz, en Río Gallegos. Adquirió también al menos seis camiones, con los que trasladaba mercadería no solo al sur sino también a verdulerías en CABA.
Ríos, además, fue acusado de un polémico episodio en 2020. Usurpó una casa en Cariló, propiedad de una empresaria de San Miguel. Por tal delito Ríos -en Mar del Plata tuvo La parrilla de Mauri, mini súper mercados, fue accionista del balneario Abracadabra y actualmente estaría estrechamente ligado al manejo del balneario 13 de Punta Mogotes y a varios comercios más, entre ellos una parrilla en la calle San Martín- fue elevado a juicio por el fiscal de la causa, Eduardo Elizarraga. Se estableció que el juez de Garantías, David Mancinelli -el mismo que elevó a juicio a los rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa- tiene el expediente en su despacho y se espera la firma para dar paso al proceso en los próximos días.
Su perfil de deudas es por cierto voluminoso según informes judiciales. “Es deudor irrecuperable de la categoría 5, ya que tiene una deuda por cheques impagos por casi 18 millones de pesos. Además tiene 721 cheques rechazados y está en quiebra declarada en el juzgado civil y comercial número 6 de Mar del Plata”, según publicó el diario La Nación. Cabe recordar también que paradójicamente, junto a dos exjefes de la Departamental de Mar del Plata de la policía de la provincia, fue socio del café Themis, frente a Tribunales. “Hubo problemas y Ríos ya no forma parte de la sociedad”, indicó una fuente, mientras a través de las redes sociales, en las últimas horas dicha firma informaba a sus clientes que “ante los echos (sic) periodísticos vertidos el fin de semana pasado, cafetería Themis se desvincula de cualquier tipo de relación con el señor Mauricio Damián Ríos”.
En tanto, los antecedentes de Juan Jesús Piero Pinna, “El Faraón del Pollo”, ex rugbier tucumano, tampoco dejan de sorprender. Sin escalas pasó de ser un vendedor de pollos a imputado de robo y homicidio. En una esclarecedora y completa crónica publicada por el diario La Gaceta de Tucumán se consigna que en menos de 24 horas se emitieron dos órdenes de detención en contra de Juan José Piero Pinna (34). La primera fue dictada el sábado por la mañana por estar acusado de un robo que habría perpetrado en aquella ciudad el viernes a la madrugada. El domingo, una fiscalía de Mar del Plata pidió su detención por ser sindicado como el autor del crimen de un empresario durante una fiesta. Terminó entregándose en su provincia natal.
Se señala que Pinna empezó desde muy abajo. Sus amigos lo recordaron como un joven que comenzó repartiendo pollos en un auto que siempre le generaba problemas para ganarse la vida. El ex jugador de Lince Rugby Club fue creciendo hasta que logró instalar una cadena de negocios dedicada a la venta de productos avícolas a la que bautizó con el nombre de “El Faraón del Pollo” (¿reminiscencias de la serie Breaking Bad?) Pero todo se acabó en septiembre pasado, cuando decidió separarse de su mujer. El ex rugbier logró la sentencia de divorcio en febrero. Llegó a un acuerdo con la ex pareja. Ella se quedaría con todas las pollerías y él se haría cargo de los camiones que utilizaba para traer y distribuir la mercadería. “Nos pareció sumamente extraño que haya acordado eso. Era el fruto de su esfuerzo de años y no se entiende cómo le dio todo”, explicó J.M.N, uno de los amigos que aseguró haber perdido contacto con él luego de que se fuera de la provincia. En septiembre dejó su casa para radicarse en Buenos Aires. Sus allegados recordaron que lo volvieron a ver en diciembre, cuando regresó a la provincia para pasar las fiestas de fin de año.
Pero Pinna -según La Gaceta- realizó un viaje relámpago a Tucumán. Esa estadía muy breve habría sido utilizada para cometer el ilícito del que está acusado. El viernes, a las 2.30, el comerciante junto a por lo menos otras tres personas, después de amenazar con armas de fuego al sereno, ingresó a la casa central de “El Faraón del Pollo” para apoderarse de heladeras exhibidoras, freezers, televisores y computadoras. Los ladrones cargaron el botín en un camión y huyeron del local. “Lo más increíble del caso es que el lugar estaba lleno de cámaras de seguridad que él mismo hizo colocar y, obviamente, quedaron registrados él y sus cómplices”, aseguró una persona cercana a la investigación. La ex mujer, cuyo nombre se mantiene en reserva, denunció el caso. El fiscal Pedro Gallo ordenó que se allanaran los domicilios de varias propiedades para tratar de encontrar los bienes sustraídos. Como no lograron ubicarlo, el investigador solicitó su detención, planteo que fue aceptado por un magistrado. Al no haber sido encontrado, también dispuso una protección especial para la mujer que lo demandó por el robo. Pinna se habría marchado de Tucumán el mismo viernes. Viajó a Buenos Aires porque al día siguiente debía concurrir a una fiesta en Mar del Plata. El resto ya forma parte de las crónicas policiales.
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