Guillermo Martínez: “Lo deseable en la vida civil no tiene por qué ser obligatorio en la representación literaria”
Este sábado ofrecerá una charla dentro del Festival Filba. Entrevistado por LA CAPITAL, habló de "los fantasmas teóricos" de los escritores, señaló cuál es, a su entender, el riesgo que vive la literatura en esta época y opinó sobre el feminismo. Todas las actividades de Filba para este sábado.
"Hay algo así como una especie de tema libre que es uno mismo con su vida y eso está avalado con los talleres de autoficción", criticó Martínez. Crédito Diego Izquierdo.
“¿Hay alguna persona en la Argentina que no escriba?”, pregunta el escritor Guillermo Martínez. Explica así los motivos por los cuales la charla de este sábado en el Festival Filba girará en torno de “Algunas tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción”, un tema que parece dirigido a colegas pero que, en realidad, también abre el eje de interés a lectores y lectoras.
“Doy por sentado que si alguna vez han intentado la escritura, les puede interesar y si son lectores que nunca jamás se han propuesto escribir nada, quizá también les interese algo del detrás de escena, de los procedimientos y de los fantasmas que se les cruzan a los escritores al escribir”, agrega en una entrevista con LA CAPITAL.
Martínez dará su clase magistral a las 18.30 de este sábado en Villa Victoria (Matheu 1851), en el marco del festival de literatura cuya grilla de actividades terminará hoy (ver aparte).
Autor de “Los crímenes de Alicia”, “Crímenes imperceptibles” y “La última vez”, entre muchos otros títulos, Martínez entendió que el fervor por la escritura entre argentinos y argentinas se debe a esa “institución nacional” que son los talleres literarios. Y a otro factor más: al “nuevo auge de lo que se llama la autoficción”.
“Da la sensación de que a muchas personas, para escribir, les basta con tener algún recuerdo, algún relato de una parte de su propia vida. Y que eso automáticamente interesa a los demás. Hay algo así como una especie de tema libre que es uno mismo con su vida y eso, de algún modo, está ahora avalado con talleres de autoficción o también llamada la literatura del yo”.
-¿Qué opina de esta tendencia de que cualquier vida puede ser llevada al terreno de la literatura?
-Para mí, no. Pero tampoco se le puede impedir a nadie (que escriba), porque justamente alguna de esas novelas tendrán un interés mayor que lo autobiográfico. Cualquier tema me parece posible, cualquier género me parece posible, pero después, al leer los resultados concretos, ocurre que muchas veces el interés que la persona cree que tiene una historia familiar se reduce muchas veces a esa familia y, para los demás lectores, no significa nada. Thomas Mann escribió “Los Buddenbrook”, que es la historia de una familia bastante parecida a la suya, pero logró justamente con elementos de la ficción, con los personajes y con la acentuación del dramatismo de algunas escenas una novela absolutamente memorable. Otras personas simplemente relatarán mal o bien lo que recuerdan de su propia vida.
-A esas vidas hay que aplicarles recursos, estrategias, recortes…
-Para mí, sí. Pero es cierto que hay vidas que en sí mismas tienen algo de novela. Acabo de leer “Limonov” de Emmanuel Carrère y, realmente, aunque tiene una manera de presentar los diferentes sucesos en la vida de Limonov, no da la sensación de una biografía novelada, sino una especie de presentación astuta de los sucesos principales de este personaje. Y eso ya solo es en sí mismo una novela. Parte del asunto es tener la astucia de saber a quién elegir como personaje de ficción. En mi novela “La última vez” por primera vez tomo a un personaje real que conocí, que es Carmen Balcells (agente literaria española). En mi novela la llamo Nuria Monclus, pero gran parte de las cosas que cuento de ellas las vi, me contaron de anécdotas reales, son cosas que le escuché decir. No había que hacer demasiado para transformarla en un personaje de ficción, porque ya no era ella. Parte de la cuestión es la selección artística, hasta dónde se cuenta, desde dónde se empieza a contar, qué se deja, sobre quién se cuenta más, sobre quién se cuenta menos.
-En la charla hablará aobre los fantasmas que rodean a los escritores. ¿Cuáles son los suyos?
-Yo los llamo fantasmas teóricos, porque son fragmentos de discusiones que nos sobrevuelan cuando escribimos. Uno: en los ´90 había una discusión entre trama versus lenguaje, una dicotomía, para mí, falsa. Sobrevoló la discusión estética de los ´90, parecía que una novela donde la trama era importante implicaba cierto desmedro en la escritura. Y recíprocamente una novela escrita con ciertas ideas de experimento de lenguaje se bastaba a sí misma, no necesitaba nada más, como si hubiera una especie de valoración asimétrica del lenguaje por sobre los otros atributos de un relato. Y otra discusión es la discusión falsa entre técnica o inspiración, entre maestría y salvajismo al escribir. Hay una especie de valoración positiva para con los relatos que aparecen como despeinados, salvajes, escritos con sangre en vez de con tinta.
-¿Y cómo juega lo ideológico en este momento en que las ideas están polarizadas?
-El consejo que suelo dar es que no dejen que la ideología se manifieste de tal manera que los personajes se conviertan en muñequitos a control remoto, no puede asfixiar los grados de libertad de los personajes, no puede volverse previsible. Hay que mantener la propia ideología bastante a raya para no convertir a la literatura en una fábula moral. Esto que es lo que más me preocupa en este momento, que lo deseable en la vida civil no tiene por qué ser obligatorio en la representación literaria. No podemos pedirle a la literatura que rinda tributo a la manera en que a nosotros nos gustaría que funcionaran las cosas en la vida real. La literatura vive sobre todo de la maldad y de la exploración de la naturaleza humana en sus perversiones, de lo que no se quiere decir, de lo que no se quiere reconocer, de lo que es oculto, de lo que es monstruoso. Si se le quita eso a la literatura, los elementos de virulencia, nos quedamos otra vez con las fábulas escolares. Si no se tiene esa libertad, vamos a tener una literatura adocenada, donde todos van a repetir las mismas máximas, el mismo catecismo de lo políticamente correcto de cada época. Me parece que es muy importante tener cuidado con esto.
-¿Lo dice en torno a planteos del feminismo?
-Los feminismos son muy variados, hay un feminismo que está criticando a las universidades y a la formación de las mujeres en las universidades porque dicen que son instituciones patriarcales y están casi llamando a las mujeres a que abandonen las universidades. Hay un feminismo de la igualdad, un feminismo de las diferencias, hay un feminismo que acepta a las trans, otro que las rechaza, en fin el feminismo no está muy claro qué es en este momento. Para mi es como una lección de mi madre: el feminismo pasa por una cuestión económica de las mujeres, la igualdad de las mujeres, la misma retribución por igual trabajo, pasa por el lado económico, por aquello que decía Virginia Wolf, de ocuparse también del dinero, como una especie de tarea pendiente para las mujeres.
-Quizá la riqueza que habita en los feminismos, dicho en plural, lejos de ser algo negativo, es muy positivo.
-No estoy tan absortamente maravillado por el despliegue de ideas del feminosmo contemporáneo, no te puedo decir que esté fascinado por la abjuración de las universidades y del conocimiento, por el retorno a la astrología, por la sacralidad de los úteros, no puedo decir que admire demasiado esa corriente.
Las actividades de Filba para este sábado
10 hs en Villa Victoria: Taller El material literario. Clínica de obra, con Osvaldo Baigorria.
10.30 en La Perla: “Los caminos de Alfonsina”, a cargo de Andrea García y Victoria Gazzanego.
11 en Villa Victoria: actividad presencial. Seminario “La ficción de Rodolfo Walsh”, a cargo de Mariano Taborda y Emilio Teno.
11 en el Torreón del Monje: actividad presencial. Desayuno de Guillermo Martínez junto a lectores y lectoras.
16 en Villa Victoria: actividad presencial. Panel Al margen, en el que participan Ana Porrúa, Mariano Blatt, Osvaldo Baigorria. Modera: Mónica Bueno.
16 en Villa Mitre: actividad presencial. Paula Trama & Inés Copertino (piano).
16.30 en Villa Victoria: actividad presencial. El recorrido lector y las infancias. Mercedes Halfon, Fabián Iriarte, Tamara Tenenbaum, Osvaldo Picardo.
17 en Villa Victoria: actividad presencial. Cata de libros de Matías Capelli.
17.30 en Villa Victoria: actividad presencial. Mesa de lecturas: participan Sebastián Chilano, Mercedes Halfon, Fernanda Mugica, Gloria Peirano.
18.30 en Villa Victoria: charla magistral “Algunas tesis (y antítesis) sobre la escritura de ficción”, a cargo de Guillermo Martínez.
20 en canal de Youtube Filba: Diálogo. Amistades literarias II.
21 en vivo desde el Instagram de Filba: “Los sorrentinos”, a cargo de Virginia Higa.
22 desde el Instagram de Fundación Filba: “Ficciones contemporáneas de Mar del Plata”, con María Gainza.
22.30 en el escenario de Chauvín: “Noche de poesía”.
23 desde la web de Filba: ciclo de cine con la proyección de “El piso del viento”.
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