“Váyanse ustedes, yo de acá no me muevo”: la historia del héroe de Malvinas que enfrentó solo a un batallón inglés
La historia de Oscar Poltronieri, quien enfrentó a sesenta ingleses en el monte Dos Hermanas para que sus compañeros pudieran escapar y salvar sus vidas. Es el único soldado conscripto que recibió la máxima distinción del Ejército argentino por su valor durante la batalla. "Con el tiempo demostramos que no éramos los locos de la guerra", dice.
Nota publicada el 15 de diciembre de 2013 y seleccionada para el Suplemento 117° aniversario de LA CAPITAL.
Por Pablo Falcone
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“La puta que te parió, Poltro, vámonos que te van a matar”, le imploran un sargento y un subteniente. “Váyanse al carajo ustedes que tienen familia, yo de acá no me muevo”, les llega a responder en medio de un infierno de balas. Después, el soldado Oscar Poltronieri, solo con una ametralladora, enfrenta a sesenta soldados ingleses, mientras sus compañeros del Regimiento de Infantería Mecanizado 6 aseguran la retirada y evitan ser acribillados por las tropas enemigas.
Desde ese día, el adolescente, que con solo 18 años hizo una de las demostraciones de coraje más conmovedoras de la guerra de Malvinas, se convirtió en “el héroe del monte Dos Hermanas”. El Ejército le reconoció su valentía: fue el único soldado conscripto de la historia distinguido con “La Cruz de la Nación Argentina al heroico valor en combate”.
“Después de 31 años, estoy cayendo de lo que hice (NdR: la entrevista fue realizada en 2013)”, dice Poltronieri a LA CAPITAL. Y, enseguida, recuerda: “Alguien se tenía que quedar porque si no, nos mataban a todos”.
Poltronieri revive su historia con voz pausada y tono campechano. Ese tono que adquirió en Mercedes, la ciudad bonaerense donde nació el 2 de febrero de 1962. Ahí pasó una niñez muy humilde en la estancia “Santa Catalina“, donde con sus cinco hermanos aprendió a montar caballos, esquilar ovejas y conocer la naturaleza en medio de largas jornadas de trabajo. De adolescente también lustró zapatos, cuidó caballos de polo en la estancia de una aristocrática familia argentina y hasta trabajó en un fábrica de merluza en Mar del Plata. Hizo de todo para sobrevivir hasta que, a los 18 años, entró en el Ejército.
Y llegó Malvinas. “Era un soldado instruido y hacía un año que estaba en el servicio militar obligatorio. Ya estaban por darme de baja cuando nos llevaron a las islas. Embarcamos un 14 de abril y mi rol era el de apuntador de las ametralladoras MAG“, cuenta.
– ¿Entendías lo que estaba pasando con tan solo 18 años?, le pregunta LA CAPITAL. “Estando ahí empezamos a sentir de verdad lo que estábamos haciendo. Una cosa es ver una película y otra es estar viviéndola”, responde.
La noche del 11 de junio de 1982, Poltronieri estaba de guardia en el monte Dos Hermanas cuando escuchó “unas voces raras”. Eran las tropas inglesas a pocos metros de las argentinas. El fuego cruzado no tardó en empezar. “A un compañero se le traba el arma y con una ráfaga de ametralladora lo bajan. Yo estaba cerca y cuando lo veo, me agarró una desesperación que los quería bajar a todos“, recuerda. Los tropas inglesas subían por el monte Dos Hermanas y los soldados argentinos ya no podían parar el avance. Entonces, llegó la orden de retirada. “Nosotros estábamos arriba y ellos venían de abajo. Alguien se tenía que quedar para frenarlos porque si no, nos mataban a todos“, explica con naturalidad. Y, enseguida, cuenta: “Me decían que me iban a matar. Me re puteaban para que me vaya. Pero ellos tenían familia y yo no. Así que me quedé“.
– ¿Cómo fue estar enfrentando solo a los soldados ingleses?
– Yo tenía una sola arma: la MAG. Les tiraba al montón y ellos se paraban. Los tenía como a 50 o 60 metros mientras mis compañeros escapaban. Yo me movía en abanico y ellos se pensaban que enfrentaban a una compañía. No sabían que estaba solo, porque me les movía de un lado para el otro.
– ¿Tuviste miedo?
– Miedo tenemos todos, pero cuando las papas queman…
– ¿Cómo hiciste para que no te mataran?
– Debo haber estado diez minutos con el arma encima. Pesaba diez kilos pero cuando te matan a un compañero no te importa nada. Ese tiempo fue suficiente para que el resto se retirara. Entonces, como ellos no podían avanzar, se hicieron hacia atrás para rodearnos. Yo ahí me replegué hacia atrás y seguí haciéndolo hasta que llegué a Monte Longdon.
– ¿Cuándo te reencontraste con tu regimiento?
– En Puerto Argentino. Cuando me vieron, no podían creer que estaba vivo. Un subteniente me había dado dos veces por muerto y las dos veces aparecí. No podían creerlo. Enseguida, me abrazaron y me llamaron a una enfermera. Ellos me decían: “Gracias a vos nosotros estamos acá hoy”. Después estuvimos un día prisioneros y al final nos trajeron al continente.
– ¿Tuviste bronca en algún momento?
– La bronca fue cuando llegué a Puerto Argentino y vi la bandera blanca en el mástil. Se habían rendido a las diez de la mañana, pero nosotros a las tres de la tarde estábamos arriba. Por falta de comunicación no sabíamos de la rendición y murieron muchos compañeros. Esa fue la bronca.
Los locos de la guerra
Un teniente no solo no podía creer que Poltronieri haya sobrevivido, tampoco entendía cómo no había sido herido. Por eso, de todas maneras, ordenó que sea trasladado en camilla hasta Buenos Aires. “Pasé por Santa Cruz, El Palomar y recién me bajaron cuando llegué a la escuela Sargento Cabral en Capital Federal”, recuerda. Aún eran pocos los que sabían que era un héroe. “Recuerdo que estábamos todos en un aula grande y un jefe pregunta quién había sido el soldado más valiente. Yo estaba atrás del todo del salón. Mis compañeros me subieron y me fueron pasando por arriba de todos, hasta que quedé adelante del tipo que estaba hablando. ‘Gracias a él estamos vivos’, le dijeron”, describe Poltronieri.
Su historia no tardó en trascender y poco después fue distinguido con “La Cruz de la Nación Argentina al heroico valor en combate”. Esa condecoración y una pensión de 70 pesos fue lo único que recibió durante más de dos décadas. Poltronieri, “El héroe del monte Dos Hermanas”, pasó a ser uno más de “los locos de la guerra”. Y hasta pensó en suicidarse.
– ¿Qué pasó después de volver de la guerra? ¿Se sintieron abandonados?
– Ahí tuvimos la otra guerra. Porque no fue una guerra, fueron dos. En los tiempos de (Raúl) Alfonsín y (Carlos) Menem, nosotros queríamos un trabajo digno como tenían los demás, pero íbamos a pedir y no te daban. Nos cerraban las puertas. Nos decían que estábamos locos. Eramos “los locos de la guerra”. Durante esa época, murieron muchos de mis hermanos. Se suicidaron muchos.
– ¿Rescatás algo de esa época tan mala para los excombatientes?
– Voy a dar un ejemplo y que después cada uno saque sus conclusiones. En esos tiempos, cuando se asaltaban bancos y se robaban camiones de caudales, nosotros teníamos conocimientos de estrategia y experiencia en la guerra. Podríamos haber caído en eso, pero de toda la gente que agarraron, nunca hubo un veterano de guerra. Y estoy orgullo de eso. En la desesperación, cualquiera de nosotros se pudo haber metido y ninguno lo hizo. No éramos tan locos de la guerra como nos decían.
– Remarcás mucho lo de locos de la guerra. Se nota que les dolió que la sociedad los rechazara. ¿Cuándo empezaron a dejar de sentirse así?
– Es que cuando vinimos nos dieron una puñalada en la espalda. Después de 31 años estoy viendo cómo la gente fue girando. Ahora estamos bien. Hoy ya no somos “los locos de la guerra”, sino personas como todos. Nos sentimos reconocidos y tenemos un trabajo. Nos sacaron el puñal de la espalda y ahora la comunidad es otra. Durante las presidencias de Néstor y Cristina, nuestra situación hizo un giro.
– Después de sentirse reconocidos, muchos de los excombatientes pasaron por la etapa de volver a Malvinas. Vos lo hiciste en el 2011 para grabar un documental. ¿Qué sentiste?
– Volver a Malvinas es algo muy fuerte. Cuando iba en el avión, el viaje se me hacía eterno. Yo ya quería estar ahí. Lloré todo el camino.
– ¿Te hacía falta volver?
– A todos los veteranos de guerra nos hace falta volver a Malvinas. Nosotros tenemos algo acá (se toca el pecho) que recién cuando volvés a Malvinas lo podés sacar. Y solo lo sacás descargando todo lo que tenés adentro. Llorás mucho. Ves a tus hermanos que quedaron allá y recorrés las posiciones donde estuviste. Eso no se puede creer. Hoy, después de 31 años, recién estoy cayendo de lo que hice en Malvinas por mi patria.
– ¿Y qué ves ahora sobre lo que hiciste hace 31 años atrás en el monte Dos Hermanas?
-Yo lo veo y me pregunto: ¿yo hice esto? Creo que recién ahora estoy cayendo, porque me están dando todo lo que soy y lo que vamos a ser el día de mañana.
– ¿Te sentís un héroe?
– Yo siento que era un soldado instruido. Cuando entrábamos al servicio militar obligatorio, jurábamos con defender la bandera hasta morir. Yo con eso cumplí. Defendí mi patria.
– ¿Tenés la esperanza de que las Malvinas vuelvan a ser argentinas?
– Algún día puede llegar a pasar. Pero si yo hoy tuviera que ir a pelear por Malvinas, lo haría de nuevo.
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A 40 años de Malvinas, elegí esta entrevista realizada el 15 de diciembre de 2013 como un homenaje a cada uno de los jóvenes que fueron enviados a la guerra. La historia de Poltronieri resume, en parte, la de cada uno de los héroes de Malvinas: desde los que arriesgaron su vida para salvar a sus compañeros hasta los que murieron en combate. Su historia también recuerda la otra batalla que hoy quedó en el olvido: la de volver del ostracismo al que fueron condenados cuando regresaron de las islas.
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