Después de siete años de abandono, la Unidad Turística Fiscal Playa Chica, cuya estructura fue demolida en 2018, será puesta en valor para convertirse en un espacio público equipado e integrado al paseo costero de Mar del Plata, según anticiparon desde el Ente Municipal de Turismo (Emtur) a LA CAPITAL.

Este paradisíaco recoveco de la costa revertiría antes de la próxima temporada de verano su imagen de desidia entre escombros y basura para “volver a su estado natural” y terminar de convertirse en un paseo acondicionado, inicialmente sin explotación comercial, que pueda ser disfrutado por marplatenses y turistas.

En mayo de 2015, el municipio, entonces a cargo del intendente Gustavo Pulti, tomó posesión de la Unidad Turística Fiscal Playa Chica tras acusar al ex concesionario de dejarla “en estado de abandono”, en un episodio que terminó con acusaciones cruzadas en la Justicia. Tres años después, en la gestión de Carlos Arroyo, las estructuras fueron demolidas y el lugar quedó abandonado, en pausa.

La decisión política de la actual administración municipal de afianzar a Playa Chica como espacio público implica un cambio de perspectiva con respecto a la gestión anterior, que sí había enviado un pliego licitatorio al Concejo Deliberante, el cual finalmente no prosperó.

La Secretaría de Obras del municipio y el Emtur “están en sintonía” de avanzar en una serie de obras de puesta en valor para “volver a Playa Chica a su estado natural” y “terminar de convertirlo en un paseo”, en principio sin una concesión, pero sí con una batería de baños, indicó el presidente del Ente de Turismo, Bernardo Martín.
Hace años dejó de ser lo que era. Desde el verano de 2016, el espacio que supo albergar ofertas gastronómicas y culturales se redujo a un espacio vacío pese a su privilegiada ubicación.

“La idea es recuperarlo como espacio público para los marplatenses y turistas”, confió el titular del Ente, quien confirmó que las obras se desarrollarán en los próximos meses, con la intención de dejarlo en condiciones para el próximo verano.

Las obras incluyen la remoción de los escombros que allí quedaron tras la demolición y el retiro de las últimas estructuras que quedaron de pie, para luego “embellecer” el espacio e “integrarlo como paseo costero puro”.

La nueva cara que tendrá Playa Chica incluirá equipamiento básico para garantizar que el lugar pueda ser disfrutado por quienes lo visiten. Por ejemplo, sumaría una batería de baños públicos, ya que no hay sanitarios en este sector del paseo costero al menos desde Playa Grande hasta Varese.

“Entendemos que para el verano debería estar lista la puesta en valor, esa es la idea”, sostuvo el funcionario al frente del Ente Municipal de Turismo.

Abandono total

Entre las ruinas de lo que algunas vez fue una joya de la costa marplatense, a lo largo y ancho de todo del paseo de Playa Chica se extiende la imagen de desidia y abandono que fue creciendo con los años. Todo tipo de basura, desde ropa y envases hasta electrodomésticos, se propagaba a metros de este paradisíaco recoveco que utilizan marplatenses y turistas para caminar, hacer ejercicio o disfrutar la vista panorámica.

En el extremo sur de Playa Chica, donde fue demolida la segunda de las construcciones en las que funcionaba un emprendimiento gastronómico, las ruinas continúan. Las históricas baldosas se adentran entre las piedras, mientras hierros, plásticos y tuberías sobresalen por doquier.

Entre los años ’60 y ’80, este punto de la costa solía ser un reparo para las conquistas de verano, con las olas rompiendo de frente y salpicando a parejas de la aristocracia.

Las familias más aristocráticas de Los Troncos elegían décadas atrás la tranquilidad entre las rocas de Playa Chica para tender sus manteles y beber el té. Funcionó allí un hotel y fue varios años después un lujoso boliche con vista al mar mientras el mundo de la farándula le sacaba provecho con transmisiones especiales del verano marplatense. Una joya entre lo urbano y lo natural.

Desde su demolición, en 2018, Playa Chica luce la peor imagen de su historia. En 2022, afortunadamente, esa realidad va camino a transformarse: de las ruinas, obras mediante, el lugar busca recuperar su esencia natural y convertirse en un espacio público acondicionado que lo integre al resto del paseo costero.

La demolición

En enero de 2018, luego de tres temporadas sin explotación comercial, el municipio anunció que procedería a demoler las dos estructuras edilicias de la Unidad Turística Fiscal Playa Chica, donde durante años había funcionado un resto bar y un restaurante que se utilizaba como lugar de eventos.

Para la demolición, el gobierno optó por contratar a una empresa privada que se hiciera cargo de los trabajos, que se iniciaron a fines de mayo del 2018 y demandaron unos 90 días de trabajo, un mes más de lo previsto. Se pagaron cerca de 1.200.000 pesos.

Dicha demolición había sido encomendada, según lo expresado en ese entonces por el Ejecutivo municipal, tras la decisión de “preservar la vida de la gente y el ordenamiento costero”, pero no contemplaba a futuro una nueva construcción sino el desarrollo de un espacio verde, el camino en el que ahora se vuelve a avanzar.