A 25 años del fallecimiento de Abdul Saravia, el Concejo Deliberante realizó este viernes un emotivo homenaje en su honor e hizo entrega a su familia de una copia de la ordenanza que lo declaró “vecino destacado post mortem” en función de “su espíritu de lucha y su entrega a la clase trabajadora”.

El reconocimiento fue impulsado por la concejal Mercedes Morro, a partir de la solicitud de amigos y colaboradores del extinto dirigente, encabezados por Carlos Alberto Rodríguez, y se realizó este mediodía en el recinto de sesiones con la presencia de sus hijos, ex compañeros, dirigentes de distintos gremios, los concejales Miguel Guglielmotti, Roberto Gandolfi, Roberto Páez, Marianela Romero, el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti y el director del Correo Argentino. Rodolfo Iriart, entre otros participantes.

“Con el ‘Chanchito’ Saravia, como cariñosamente lo apodábamos, hemos compartido muchos momentos. Quiero destacar su espíritu de lucha y su entrega a la clase trabajadora. Tenía lo que tiene que tener un buen dirigente sindical cuando hace un reclamo: un gran corazón“, expresó Morro en el comienzo del acto.

La concejal aseguró que “es muy fácil hablar de Abdul” gracias a su amplia trayectoria en el sindicalismo, como secretario general del Sindicato Obrero de la Industria del Pescado (SOIP) desde 1969 hasta 1997, año de su muerte. En 1992 llegó, además, a la secretaría general de la CGT regional, cargo que ocupó hasta 1996. Su convicción lo convirtió en un hombre clave en la historia del movimiento obrero.

Pero por sobre su trayectoria como dirigente, la impulsora de este cálido reconocimiento que sumó anécdotas y vivencias de otros dirigentes que lo acompañaron en sus luchas, remarcó sus valores humanos y su conducta “intachable”. Lo recordó como un hombre “íntegro, honesto, fuerte y pueblo” que “vivió en la pobreza y murió en la pobreza”.

Emocionados, Adrián y Daniel Saravia, hijos del histórico dirigente y su nieta Vanesa, recordaron algunas de las luchas de Abdul en las fábricas y en el SOIP, y afirmaron sentirse “muy orgullosos” de haberlo tenido como padre. Lo definieron como “humilde, simple” y siempre al frente de “la lucha en defensa de los más humildes”.

“Mi viejo siempre decía que nació (en Balcarce) en un rancho de barro muy humilde, que su partera había sido su abuela. Lo recuerdo de la mejor manera, cuando se inició en los ’50 en La Campagnola, con obreros todavía precarizados y fue delegado y consiguió, por ejemplo, que las mujeres de hacer el trabajo de hombre”, entre otras conquistas, rememoró Adrián.

Pero la historia de Abdul Saravia tuvo también momentos de turbulencia. En los años ’70, durante la dictadura militar, fue perseguido y “detenido sin causa ni proceso”. Al salir, no sin antes ser maltratado por integrantes de las Fuerzas Armadas, “fue un problema recuperar el gremio porque no se lo querían entregar”, pero “dio todo por los obreros, comenzó la obra del sindicato y peleó por el terreno”, agregó.

Saravia era además un dirigente sindical peronista formado en épocas de proscripción del peronismo. Años más tarde llegó a ser íntimo amigo y confidente del ex presidente Carlos Menem, a quien “nunca le pidió nada”, remarcaron sus allegados. “Ni siquiera tenía un traje, era un descamisado”, afirmaron.

De hecho, cuando Saravia falleció, el entonces presidente de la Nación viajó especialmente para despedirlo. Su hijo mayor recordó el encuentro en aquel triste momento: “Le dije que quedaban pocos hombres como mi viejo. Él me respondió que como él, ya no quedaba ninguno”.

Daniel Saravia, su hijo menor, también compartió su emoción y orgullo por su padre durante este homenaje en el Concejo. “Abdul siempre va a estar en la mente de todos los que estuvieron a su lado. Nosotros estamos orgullosos de él. Esperemos que el tiempo nos de más gente como Abdul”, dijo tras recibir copia de la ordenanza que lo declaró “vecino destacado post mortem”, declaración que a dos años de su aprobación pudo ser entregada a su familia en este acto.