Cerró “Ramona”, otra empresa se haría cargo del local y defienden el futuro del personal
Después de 30 años, el reconocido bar y restaurante ambientado con verdaderas reliquias urbanas cerró sus puertas. El local está en alquiler y hay una empresa interesada en explotar la popular esquina de Hipólito Yrigoyen y Castelli. UTHGRA exige que se le garantice el trabajo a todos los empleados dentro del nuevo emprendimiento.
"Ramona", el histórico restaurante y bar de la esquina de Yrigoyen y Castelli.
El bar y restaurante “Ramona”, uno de los históricos emprendimientos gastronómicos de la calle Hipólito Yrigoyen, cerró definitivamente sus puertas en los últimos días y si bien otra empresa estaría dispuesta a explotar el local bajo otro nombre, genera incertidumbre el futuro de los trabajadores y trabajadoras.
Distinguido por su original ambientación llena de verdaderas reliquias urbanas, el restaurante que también funciona como café durante el día y bar por las noches, amaneció días atrás con un cartel de alquiler sobre la puerta principal, en la esquina de Yrigoyen y Castelli.
El último responsable del establecimiento decidió “bajar la persiana” ante la “difícil situación económica” por la que atraviesa, y junto a la seccional de UTHGRA Mar del Plata gestiona la posibilidad de que la empresa que próximamente se haría cargo del local “respete e incluya a todo el personal”, compuesto por una decena de trabajadores.
Se trata de una esquina emblemática. “Ramona”, conocido también como “Chiquilín”, ha sido un espacio que miles de marplatenses y turistas conocieron en estos 30 años. En el barrio, es un clásico punto de encuentro.
Hasta ahora, abría por las mañanas ofreciendo desayunos y luego el almuerzo, mientras que por la tarde y hasta la madrugada volvía a funcionar como espacio para comer y tomar algo en su amplio salón de dos pisos dividido en múltiples sectores con su característica decoración, compuesta por carteles de calles y publicidades de otras épocas, bicicletas, añejas balanzas, instrumentos musicales y tipo de tipo de reliquias urbanas en las paredes, techos y entre las mesas.
En estos últimos años, el impacto de la pandemia y otras circunstancias, sin embargo, hicieron que el emprendimiento se volviera inviable e insostenible, al menos tal como funcionaba hasta ahora.
El sindicato conducido por Pablo Santín reaccionó y actuó en forma inmediata tras el cierre de “Ramona”. “No permitiremos que nadie pierda el trabajo”, sentenció el secretario general y confirmó que UTHGRA se declaró en estado de alerta frente a la “incertidumbre” generada, ante lo cual ya solicitó una audiencia en el Ministerio de Trabajo para garantizar la continuidad de todo el personal.
Por el momento, el local se encuentra en alquiler a través de la inmobiliaria Rossi y el futuro de la esquina de Hipólito Yrigoyen y Castelli estaría acordado “de palabra” a partir del desembarco de una nueva empresa que cambiaría el nombre del histórico establecimiento para generar otro emprendimiento gastronómico.
En diálogo con LA CAPITAL, Santín confió que la audiencia solicitada por UTHGRA en el Ministerio de Trabaja se concretará en los próximos días con el objetivo de establecer un canal de diálogo enfocado en los empleados. Hoy los esfuerzos están centrados en “defender la totalidad de los puestos de trabajo”, es decir, evitar indemnizaciones o despidos y que los trabajadores continúen en el local bajo las órdenes de los nuevos responsables, respetándose las condiciones de trabajo y la antigüedad de cada uno.
“No permitiremos que nadie pierda el trabajo. Debe valorarse y respetarse la experiencia y las condiciones de cada trabajadora y trabajador de Ramona en la nueva etapa que inicie este local. Si hay un cambio de mando, debe ser con todos los trabajadores en sus puestos”, subrayó el secretario general, Pablo Santín.