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Alicia, es enfermera. Estudió en Córdoba. Le queda esa típica tonada infaltable en su voz. Ella es una enfermera de Salud Mental. Un desafío muy particular en el campo de la salud. El de la razón, la locura, miedos, ansiedades, depresiones, adicciones, nuevos cuadros, una nueva ley de salud mental, un mundo siempre por hacer.

“En el paciente de salud mental el principal riesgo es la falta de contención y la fisura familiar, con lo cual la enfermera se encuentra desbordada. Si queremos integrarlos nuevamente a la sociedad es clave el acompañamiento familiar en su recuperación”, me dice Alicia.

Que no quede aislado, en una soledad continua de una espera interminable. Tratar de hacer algo distinto, nuevo y más saludable de sí. Como si fuera tan fácil escribirlo con palabras. Sin embargo, Alicia piensa en acciones posibles “Hay que bajarse al plano operativo, estudiar el campo, ver la necesidad de los pacientes. Cada paciente es un universo.

Lo ideal sería un hospital de puertas abiertas, con más profesionales donde el familiar interactúe con el paciente, terapias de grupo, con la familia. Pero bueno, se hace lo que se puede. Vemos un depósito, las personas tienen que resocializarse. En estas situaciones la familia se quiebra y la enfermera muchas veces se quiebra. Sólo recibe recriminaciones. Qué mejor para nosotras que ver que un paciente vaya reconstruyendo la vida”.

Si le preguntaran qué volvería a ser en esta vida, ella volvería a ser enfermera. Un estilo de vida. La de estar con el otro en los límites del dolor, el padecimiento que no nos gusta tener. Trabajar en la salud es un hilo delgado donde se depositan dimensiones muy íntimas y profundas del ser humano. De dolores, incertezas, alegrías, esperanzas, proyectos.

¿La salud mental se preguntará qué volvería a ser en esta vida? ¿Soñará con más compañía?