La buena química las delata. Juegan, se interrumpen, se acomodan el pelo, se abrazan, no dejan de reírse. Verónica Llinás y Soledad Silveyra regresan a Mar del Plata para reponer “Dos locas de remate”, la comedia bajo la dirección de Manuel González Gil se puede ver en esta Semana Santa hasta el domingo en el Teatro Mar del Plata (Luro entre Corrientes y Santa Fe).

En la obra, interpretan a dos hermanas que se reencuentran tras varias décadas de ausencia. Una es violinista, fóbica y maníaca. La otra es un ama de casa que se quedó en la calle. Las actrices cuentan que les resultó difícil construir equipo y edificar esa buena relación sobre el escenario.

“Nos peleamos, nos puteamos, pasamos por todas y fuimos un par de veces a un terapeuta”, cuenta Llinás, siempre enérgica. “Yo le dije -sigue Silveyra- que lo que tenemos es maravilloso y no lo podemos perder por boludeces. Entonces, hicimos unas sesiones”.

Aguerrida, con un humor cáustico, Llinás viene del under. Silveyra la llama “la vikinga del humor”. Solita, en cambio, transitó la telenovela y la comedia familiar. Se encontraron con trayectorias disímiles, por eso tuvieron que dejar de lado los egos y buscar el punto que pudiera unirlas.

“Ella -dice Llinás por Solita- era una actriz que yo siempre admiré, era de otro palo. Incluso, en algún momento, pude haber tenido algún prejuicio con la televisión, pero siempre me pareció una excelente actriz. Y no lo puedo decir de mucha gente más”. Soledad retruca: “No queríamos, de ninguna manera, representar a esa Argentina dividida. Queríamos poder hablar y construir”.

Aprender del humor de la compañera fue para Silveyra un verdadero desafío. “Ahora me quiero más”, contesta. “Hay que comprender que uno no es uno solo, que uno es con el otro. Lo que pasa en la Argentina es que una parte quiere que la otra no exista, no quiere construir con… “, dice Llinás en relación con las divisiones políticas que atraviesan a la sociedad actual.

En las últimas horas, Llinás mantuvo un entrecruzamiento de opiniones con el diputado José Luis Espert y con el periodista Eduardo Feinman, a través de Twitter.

El tema fue la crisis que vive el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), cuyo titular, Luis Puenzo, fue recientemente desplazado y cuya autarquía podría desaparecer a fin de año si es que antes no se deroga una ley que fue sancionada durante el gobierno de Mauricio Macri.

Espert propuso cerrar el Incaa. Feinman la acusó de “militante k”. Y Llinás les contestó. Durante la rueda de prensa en el Teatro Mar del Plata, la actriz vuelve a reforzar su postura: “¿Es bueno que un país financie su cultura, sus artes? Yo creo que sí, que la cultura hace a la libertad. Una persona ignorante, básica, es fácilmente manejable. Me parece que el arte es bueno y, por eso, la mayoría de los países subvenciona su cine, porque tiene que ver con la propia identidad”.

Solita agrega: “No se le saca la plata al pueblo (para financiar el cine), se paga con las entradas del cine y ese dinero va al Incaa”. “Es ingenuo pensar que hay que sacrificar el cine por los pobres, no es cierto”, dice Llinás.

Ambas bregan para que regresen gestores culturales al Incaa, que dejen de lado la política y sostengan el cine. “Que vuelva José Miguel Onaindia”, piden, en relación a quien fue extitular del Incaa en 2000.