Mestre llamó a ser “artesanos de la paz” en el Domingo de Ramos
El obispo de Mar del Plata pidió por el cese de la guerra en Ucrania y la paz en "los conflictos de nuestra Patria" y de la vida cotidiana al presidir la misa en la Catedral, la primera gran ceremonia religiosa sin uso obligatorio el barbijo. Bendijo los ramos de olivo de cientos de fieles y convocó a "aprender a perdonar".
El obispo de la Diócesis de Mar del Plata, Monseñor Gabriel Mestre, convocó hoy a la comunidad católica a ser “artesanos, constructores e instrumentos de la paz” al pedir por el cese de la guerra en Ucrania y de los conflictos en nuestro país durante la misa del Domingo de Ramos celebrada en la Catedral.
Mestre estuvo a cargo de la concurrida ceremonia con la bendición de los tradicionales ramos de olivo, ritual que se desarrolló en las escalinatas y nuevamente adentro del templo mayor con una importante cantidad de fieles, luego de dos años con restricciones en ese sentido como consecuencia de la pandemia.
De hecho, la misa que marca oficialmente el inicio de la Semana Santa fue la primera gran ceremonia religiosa de la Iglesia católica sin uso obligatorio el barbijo. Buena parte de los fieles, de todas formas, optó por seguir utilizándolo.
El mensaje que el obispo Gabriel Mestre brindó en la homilía central apuntó directamente a promover el clima de paz, concepto que remarcó tanto a raíz de la guerra en Ucrania como por los distintos conflictos que se suceden en el país y, a su vez, en la vida cotidiana de las familias marplatenses.
“Pedimos por el cese de la guerra en Ucrania. Estamos impactados por las imágenes de las últimas semanas y particularmente de esta última semana, donde vimos gráficamente las atrocidades de la guerra”, expresó el obispo.
Seguido, señaló que “en muchos otros lugares del mundo hay conflicto y también tenemos conflictos en nuestra patria y en la vida cotidiana”, tras lo cual pidió “por la paz” en general y convocó, parafraseando al Papa Francisco, a ser “artesanos, constructores e instrumentos de la paz”.
Cientos de fieles concurrieron a la ceremonia con sus ramos de olivo, a los cuales Mestre propuso “ponerles un nombre común: paz” para que “cada vez que veamos el ramito en nuestras casas, recordemos el compromiso de pedir paz en cada lugar donde hay conflicto”.
Asimismo, Monseñor Gabriel Mestre destacó dos actitudes del evangelio de Lucas leído e interpretado durante la ceremonia del Domingo de Ramos: “Pedir perdón y perdonar”.
“A veces cuando surgen cortocircuitos, dificultades o algún plumerío dentro de nuestras familias, debemos aprender a pedir perdón. Recordemos que si Jesús perdonó a sus verdugos cuando lo estaban torturando y asesinando en la cruz, cuánto más nosotros tenemos que aprender a perdonar en la vida cotidiana”, reflexionó luego de la bendición de los ramos.
Mestre convocó a la comunidad marplatense a “guardar los ramos de olivo” de este Domingo de Ramos “en cada lugar de estudio, trabajo y compromiso” para “animarnos a vivir en paz y a perdonar de corazón”.
Al término de la ceremonia, el obispo diocesano salió a la puerta de la Catedral para saludar y bendecir a los fieles que se acercaron con sus ramos. Posó para la foto de LA CAPITAL y auguró “muchas bendiciones a todos los lectores y familias” de la ciudad.
Olivo a “voluntad”, emoción y volver a misa sin barbijo
La misa de este Domingo de Ramos recuperó el tradicional espíritu de celebración que había quedado reducido debido a la pandemia durante los últimos dos años.
Los fieles pudieron volver a ingresar a la Catedral y a las distintas parroquias de la ciudad para bendecir sus ramos de olivo e incluso muchos asistieron sin barbijo, luego de que la semana pasada dejara de ser obligatorio utilizarlo.
En la puerta de los templos, por supuesto, decenas de vecinos fueron a ofrecer “a voluntad” los ramos, símbolo que alude a los olivos que la multitud agitaba y esparcía frente a Jesús cuando entró a Jerusalén, según la fe católica.
“Siempre los traigo, es una manera de participar, porque la gente quiere su ramo. Por suerte pasó la pandemia y volvió a venir mucha gente”, dijo Carlos, un hombre mayor que entregaba ramos de olivo en la puerta de la Catedral, junto a estampitas de San Cayetano.
Dentro de la iglesia se celebraron varias misas a lo largo de la jornada. “El año pasado no pude venir porque tenía miedo de salir, entonces volver a estar presente me produce mucha emoción”, comentó Julia, visiblemente conmovida por poder volver a asistir presencialmente como hizo “toda la vida”.
“El año pasado la vi por internet a la misa de Ramos. Pero qué lindo poder estar acá en persona escuchando al padre Gabriel. Se siente de otra manera y me bendijo el ramito de olivo, me voy plena”, sumó Celina, acompañada por su esposo Víctor.
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