MIRAMAR (Corresponsal). – El atleta paraolímpico, Aníbal “Coco” Urbano (55), antes de regresar a El Calafate, tras una travesía de 3500 kilómetros que unió esa ciudad sureña con Mar del Plata, pasó por Miramar, donde fue recibido por integrantes del Departamento Ejecutivo Municipal.

Durante su estadía de algunas horas en la ciudad, estuvo junto al intendente, Sebastián Ianantuony a quien interiorizó del objetivo de su periplo, el cual tiene un mensaje inclusivo.

El deportista manifestó que esta era “una manera de visibilizar una problemática de las ciudades costeras y que lo hacía para que se garantice el acceso inclusivo a nuestro recurso más preciado: el mar”.

Ianantuony por su parte le informó sobre “la generación de 200 rampas para la ciudad”, y que se tomó el compromiso de “diseñar de cara a la próxima temporada soluciones para que más personas con movilidad reducida tengan posibilidad de disfrutar nuestra costa”.

A pesar de ciertos avances, Miramar cuenta con barreras que a esta altura deberían haberse derribado en cuanto a la accesibilidad, para así mejorar el tránsito lo más libre posible. Basta con nombrar los defectuosos accesos a playas públicas, balnearios, o falta de espacios acordes y baños adaptados en locales gastronómicos para que las personas sientan realmente una respuesta a sus necesidades, no solamente desde el Estado, sino también de comerciantes y empresarios que impulsan diversos proyectos en la ciudad.

En ese sentido, Urbano recalcó que es vital la “generación de conciencia sobre la necesidad de integración de las personas con discapacidad a toda la sociedad”.

El aventurero, perdió la movilidad de sus piernas siendo niño por secuelas de una poliomielitis, pero – según él -, realizó en su vida “todo lo que se propuso, representando al país en diferentes competencias nacionales e internacionales”.

Dentro de esos objetivos proyectó unir El Calafate con Mar del Plata en silla de ruedas, acompañado por dos amigos que le fueron brindando hidratación y apoyo en el recorrido.

“La meta es lograr que cualquier persona con alguna discapacidad motora tenga de alguna manera el acceso al mar, y a la vez difundir el conocimiento y el espíritu del deporte en silla de ruedas”, recordó.

Tal es así que transitó 3.500 kilómetros por rutas argentinas, llevando un mensaje de integración, paz y amistad que refuerce vínculos e igualdad de oportunidades para todos.