Rusia estrecha el cerco sobre Kiev y ataca otras tres ciudades
El ejército ucraniano alertó en un informe que "el enemigo está intentando eliminar las defensas de las fuerzas" en numerosas localidades al oeste y el norte de Kiev con el objetivo de "bloquear la capital".
Portavoz general ruso, mayor Ígor Konashenkov.
Las tropas rusas estrechaban hoy, en el decimosexto día de la invasión a Ucrania, su cerco sobre la capital Kiev, convertida en una “fortaleza”, y atacaron varias ciudades cercanas a sus fronteras con la Unión Europea, mientras las autoridades ucranianas denuncian ataques a civiles en los corredores humanitarios y la ONU confirmó que ya son 2,5 millones las personas que huyeron del país.
El ejército ucraniano alertó en un informe a medianoche que “el enemigo está intentando eliminar las defensas de las fuerzas ucranianas” en numerosas localidades al oeste y el norte de Kiev con el objetivo de “bloquear la capital”.
El alcalde de la capital, el célebre exboxeador Vitali Klichkó, dijo que la mitad de la población se había marchado y que la ciudad, antes con casi 3 millones de habitantes, “se había transformado en una fortaleza”.
“Cada calle, cada edificio, cada punto de control se ha fortificado”, aseguró.
Los rusos rodearon al menos cuatro grandes ciudades ucranianas y enviaron vehículos armados al flanco noreste de Kiev, donde suburbios como Irpin o Bucha llevan días bajo las bombas.
Además de profundizar la embestida contra la capital, el ejército atacó tres nuevas ciudades: Dnipró, en el este, Lutsk e Ivano-Frankivsk, a 87 kilómetros de Polonia y 153 de Rumania, respectivamente.
En Lutsk, dos soldados ucranios murieron y seis han quedado heridos.
La ofensiva rusa sigue en Jarkov, donde dispararon contra un hospital psiquiátrico en el que 330 internos se habían resguardado en un refugio antiaéreo.
El ministerio británico de Defensa indicó que esta estrategia de rodear ciudades “reducirá el número de fuerzas disponibles para avanzar y ralentizará el progreso ruso”.
El presidente ruso, Vladimir Putin, sigue desplegando su ajedrez estratégico y hoy ordenó a su ministro de Defensa que le proponga despliegues militares en la frontera occidental de Rusia, en respuesta a los efectuados por la OTAN en Europa oriental.
“Respecto al refuerzo de nuestras fronteras occidentales debido a las acciones adoptadas por los países de la OTAN […], esto requiere ser estudiado, le pido que me prepare un informe”, le dijo Putin a su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, durante una reunión televisada de su Consejo de Seguridad.
Los países de la OTAN han desplegado miles de militares en Europa central y oriental en reacción a la intervención militar rusa en Ucrania, mientras Rusia exige justamente lo contrario: una retirada de la Alianza.
En el estratégico puerto de Mariupol, en el mar de Azov, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, denunció “un ataque con tanques” en la ruta por donde había enviado un convoy con comida, agua y medicamentos para la ciudad. “Es el terror asumido, el terror descarado”, dijo.
La situación es descripta como “apocalíptica” en esta ciudad donde anteayer fue bombardeado un hospital pediátrico, causando la muerte de tres personas, incluida una niña, en un ataque condenado de manera rotunda a nivel internacional.
Su alcalde Vadim Boishenko aseguró que la aviación rusa bombardeaba zonas residenciales “cada 30 minutos” el jueves, “matando a civiles, ancianos, mujeres y niños”. Según él, más de 1.200 residentes murieron tras diez días de asedio.
El representante local del Comité Internacional de la Cruz Roja, Sasha Volkov, alertó que algunos residentes “han empezado a pelearse por la comida” y que muchos se quedaron sin agua potable.
Ambos bandos acordaron -con desavenencias y reproches mutuos de incumplimientos-, corredores humanitarios que permitieron la evacuación en los últimos dos días de unos 100.000 civiles de la nororiental Sumy, la oriental Izium y de la periferia de Kiev.
Moscú aseguró que iba a abrir diariamente corredores para evacuar civiles hacia territorio ruso, pero Kiev rechaza las rutas que lleven a territorio enemigo.
La Agencia de Refugiados de la ONU (ACNUR) anunció hoy que el conflicto ha provocado en estos 15 días 2,5 millones de personas.
Naciones Unidas indicó que otros dos hospitales de maternidad fueron atacados y destruidos además del de Mariupol.
En Turquía, “no hubo avances” en la reunión entre los jefes diplomáticos de ambos países, ni siquiera para un alto el fuego de 24 horas, lamentó el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba.
Su par ruso, Serguei Lavrov, se mostró abierto a seguir las negociaciones, pero con interlocutores de menor rango y en Bielorrusia, e insistió en que su intervención en Ucrania era para defenderse de amenazas a su seguridad.
El 24 de febrero pasado Rusia lanzó una ofensiva militar en Ucrania bajo la justificación de que el Gobierno de Kiev venía cometiendo crímenes contra los habitantes de dos provincias rusoparlantes en la región del Donbass a las que, previamente, Moscú había reconocido como Estados independientes.
El reclamo del Kremlin incluye la violación por parte de Ucrania de los Acuerdos de Paz de Minsk, de 2014 y 2015, que obligaban a Kiev a darle a esas dos ciudades -Lugansk y Donetsk, que en sendos referendos votaron por separarse de Ucrania- autonomía y posibilidades de elegir sus propias autoridades regionales.
Ucrania, en cambio, afirma que con la operación militar Rusia pretende arrasar con la cultura y la historia ucraniana, y derrocar al presidente Volodomir Zelenski para promover que llegue al poder un dirigente cercano a Moscú.