Dalia Gutmann: “A los de mi generación no nos enseñaron a conectar con las emociones”
"El humor es mi mecanismo de defensa, mi salvataje", asegura la locutora y comediante en una charla con LA CAPITAL antes de regresar a la ciudad. En este nuevo espectáculo se vale de situaciones cotidianas para reflexionar, emocionarse y, sobre todo, reír.
"Si hay algo con lo que me gusta hacer humor es con la gente que vende felicidad", reconoce la comediante Dalia Gutmann.
Locutora, comediante, pionera del standup en Argentina, Dalia Gutmann tiene una forma particular, amena, cercana y sin tapujos de revisar las cosas que nos pasan.
Con su alegría, su mirada atenta, su desparpajo y verborragia, en su nuevo espectáculo se vale de situaciones cotidianas para reflexionar, emocionarse y, sobre todo, reír.
Con “Cosas de minas 2: Tengo cosas para hacer“, llega este lunes a Mar del Plata. El show, nominado al premio ACE como “Mejor Espectáculo de humor”, será a las 21.30 en el Teatro Radio City.
A través de monólogos, canciones y videoclips, Dalia padece y se ríe del acelere en el que vivimos, habla de esa lista interminable de cosas para hacer, de la culpa, de la relación con nuestro cuerpo, del vínculo intenso, complejo y “demencial” con su madre y con su hija, de aquello que la hace sufrir y también de lo que le da alegría.
“A los de mi generación no nos enseñaron a conectar con las emociones”, reflexiona la artista que también entiende el humor como “un mecanismo de defensa, un salvataje”.
El año pasado, además de entretener e interactuar a través de las redes sociales con contenidos cotidianos, también incursionó en el género de entrevistas con un ciclo que se emitió por Canal (á).
Como todo lo que emprende, Dalia se sube al escenario para entregarse tal cual es, compartiendo lo que piensa, lo que le pasa y sobre todo, reflexionando con humor e inteligencia acerca de esas emociones incómodas pero inevitables que atravesamos día a día.
“Este show se diferencia bastante del original”, define Dalia Gutmann sobre la propuesta. Y explica: “Hay una frase que yo decía mucho en el anterior, algo muy de minas y de hombres también, esto de ‘tengo cosas para hacer’, ‘después lo vemos’, ‘ahora no puedo’ y ese acelere en el que estamos viviendo, que me parece que es desesperante, angustiante, genera mucha ansiedad”.
Pero también “tiene mucha comedia ese acelere loco en el que podemos hacer 80 cosas al mismo tiempo, que es más habitual en las mujeres, esto del multitasking”. Por eso “en el show me río un poco de eso, de la forma loca en la que vivo todo el tiempo”.
– ¿Creés que estos tiempos de acelere, de redes sociales que venden siempre alegría y éxito, fueron tapando un poco la posibilidad de expresar ciertas emociones -esas que llamás “incómodas”-?
– Hay algo en lo emocional que es rarísimo. Tengo 44 años, hago terapia hace mil años, tengo una vida que me gusta bastante, pero uno sufre mucho con tanta felicidad aparente en redes y decís ‘uy, qué bien la está pasando el mundo y yo, la verdad qué vida medio pelo que tengo’. Y me gusta mucho hacer humor con eso. Creo que si hay algo con lo que me gusta hacer humor es con la gente que vende felicidad. Uno cuando va creciendo sabe que no hay chance de ser feliz todo el tiempo, de no sufrir. Es inevitable sufrir, la angustia, el vacío y en los tiempos que corren, con esta cosa de la incertidumbre permanente, de no saber qué va a pasar mañana, cómo vamos a estar, ni hablar. Mi tema favorito es el de las emociones incómodas, que en realidad todo el mundo las quiere tapar y creo que en la comedia son lo que tanto alivia porque uno las expone.
– ¿Por qué creés que es importante tomarnos el tiempo de transitar la tristeza, el cansancio, por ejemplo, además de la felicidad, el momento perfecto, el éxito, con nosotros mismos y con nuestros afectos?
– No me quiero hacer ‘la de la autoayuda’, porque si hay alguien que no sabe cómo vivir, soy yo, pero sí me parece que hay algo que es muy tranquilizador, cuando uno sabe que todos los días la vas a pasar mal un rato, que en todos los laburos va a haber un momento donde vas a estar sintiendo que no servís. Me parece propio del ser humano eso, o que en los procesos creativos, que es a lo que me dedico, en un momento vas a sentir que es una mierda todo lo que estás haciendo. Me parece que es muy sano cuando uno puede integrar eso como si fuera un paso obvio del ser humano y es importante no estar tapando. Yo pertenezco a una generación a la que no nos enseñaron a conectar con nuestras emociones. Creo que las generaciones nuevas tienen otro tipo de conexión y como que todo lo feo, lo que a uno no le gusta era (cambia la voz) “bueno pero por qué te ponés mal, si mirá todo lo lindo que tenés” y creo que no es sano estar tapando. Está bueno tratar de aceptar lo que uno va sintiendo sin juzgarlo. Creo que no entiendo nada cómo hay que vivir, pero también creo que eso es lo saludable y lo racional: poder conectar con la emoción sin juzgarla.
– ¿Qué significan la comedia, el humor, para vos, para tu vida?
– Yo creo que es mi mecanismo de defensa, mi salvataje. Soy muy neurótica, cada día reconozco más que pienso demasiado, doy muchas vueltas, me enojo y me amigo con gente todo el tiempo -que ni se entera que me peleé y me amigué- me molestan cosas de mí. Entonces me parece que todo eso, mi única manera de no vivir angustiada es tratar de transformarlo en algo que sea más aliviante, compartirlo con la gente, sentir que los demás se pueden reír de eso. Eso significa (poniendo voz de llanto emocionado: “amo la comedia”).
– ¿Cómo te sentiste en la incursión con el ciclo de entrevistas? ¿Te gustó estar del otro lado? ¿Vas a seguir haciéndolo?
– Me encanta. Es otra característica que, creo, tengo, porque en general cuando a uno no le llueven los llamados de trabajo tiene como la obligación de ser autogestivo. En este caso tuve la suerte de que Canal (á) me había llamado para hacer un ciclo de entrevistas, cosa que a mí me fascina porque soy muy curiosa y me gusta mucho entender la vida de los demás y cómo alguien es quién es y cómo logró lo que logró, así que me encantó. Pero me tengo que poner las pilas porque si no llego a recibir ningún llamado de ningún medio de comunicación, me lo tengo que autogestionar, porque es algo que me gusta, que siento que lo puedo hacer bien. Así que me sentí muy contenta y cuando terminaron las quince entrevistas dije, ‘quiero hacer esto todos los días’. Pero por ahora no lo hice más.