El macabí del sur de Florida, un pez medicado por la contaminación
La pesca recreativa en agua salada tiene en Florida un impacto económico anual de 9.200 millones de dólares y respalda directamente más de 88.500 puestos de trabajo.
Dos miembros del equipo de investigadores sobre contaminación mientras realizan unas pruebas a un macabí (Albula vulpes) en las aguas del sur de la Florida.
MIAMI, (EFE).- Un estudio científico realizado durante tres años en aguas costeras del sur de Florida (EE.UU.) descubrió la presencia de un promedio de siete productos farmacéuticos en la sangre y los tejidos de cada pez macabí estudiado, entre ellos antidepresivos, antibióticos y analgésicos, informó este miércoles una universidad de Miami.
La Florida International University (FIU) y la organización ambientalista Bonefish & Tarpon Trust (BTT) iniciaron el estudio en 2018 en aguas de la Bahía de Vizcaya y de los Cayos de Florida, donde abunda el macabí (Albula vulpes), un pez tropical con tres huesos en su cuerpo, de ahí que en inglés se llame pez hueso.
Los investigadores también encontraron productos farmacéuticos en las presas del macabí (cangrejos, camarones y otros peces), lo que sugiere que muchos de los valiosos recursos piscícolas de Florida están expuestos a esos contaminantes.
“Estos hallazgos preocupantes subrayan la necesidad urgente de que Florida amplíe y modernice las instalaciones de tratamiento de aguas residuales y la infraestructura de alcantarillado en todo el estado”, dijo Jim McDuffie, presidente y director ejecutivo de BTT.
En un comunicado de prensa, McDuffie indicó: “Los productos farmacéuticos son una dimensión de la calidad del agua que a menudo se pasa por alto”, pese que “representan una amenaza significativa para la pesca de bajío”.
La pesca recreativa en agua salada tiene en Florida un impacto económico anual de 9.200 millones de dólares y respalda directamente más de 88.500 puestos de trabajo, agregó.
En la realización del estudio participaron, además de los científicos de FIU y los investigadores asociados de BTT, otros de la Universidad Ume† de Suecia y de la Universidad de Ciencias Agrícolas (SLU).
En total se usó una muestra de 93 macabíes, de los cuales uno tenía restos de 17 medicamentos, el récord de todos ellos.
Cuando la investigadora principal Jennifer Rehage, profesora asociada del Instituto de Medio Ambiente de FIU, presentó los resultados del estudio en un evento, dijo que son “realmente alarmantes” y “resaltan la necesidad apremiante de abordar nuestros problemas de infraestructura de aguas residuales de larga data”.
Los productos farmacéuticos son, a diferencia de las floraciones de algas o las aguas turbias, una “amenaza invisible pero a la vez formidable para nuestras pesquerías”, agregó.
Aproximadamente, 5.000 millones de recetas se surten cada año en los EE.UU., señala el comunicado de FIU para dar idea de la magnitud en este país de un problema mundial.
La universidad destacó que en la mayoría de los países no existen regulaciones ambientales para la eliminación de los medicamentos.
Los contaminantes farmacéuticos se originan con mayor frecuencia en las aguas residuales humanas y no se eliminan lo suficiente mediante el tratamiento de agua convencional.
Permanecen activos en dosis bajas, pueden liberarse constantemente y la exposición puede afectar todos los aspectos del comportamiento de los peces, con consecuencias negativas para su reproducción y supervivencia, agregó FIU.