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Cultura 3 de octubre de 2016

Alejandro Wall en “Corbatta El wing”: “Construir una una memoria del fútbol, de figuras que no fueron televisadas”

El periodista que integra el staff del diario cooperativo Tiempo Argentino investigó sobre Oreste Osmar Corbatta, un ídolo de Racing de mediados de los '50. Una vida de novela contenida en un libro que delata un ritmo vertiginoso.

La vida y el fútbol. La infancia pobre y la consagración con una pelota en los pies. La juventud que se funde con la gloria. El analfabetismo y el alcohol como infiernos insolubles. Todo eso puede entrar en la vida de un jugador distinto si se lo retrata como lo hace Alejandro Wall en “Corbatta El wing”, una rigurosa investigación novelada que acaba de publicar la editorial Aguilar.

Oreste Osmar Corbatta, tal su verdadero nombre escrito correctamente -uno de los primeros puntos que establece la investigación- aparece en el fútbol bonaerense (La Plata, Chascomús) de los ’50 y debuta a comienzos de 1955 en Racing, para iniciar un romance con el hincha de la “Academia” que, como todo romance verdadero, fue para siempre. Dos campeonatos ganados con el club albiceleste (1958 y 1961) y la consagración en el Sudamericano del ’57 en Lima, lo ubicaron en el imaginario de nuestro fútbol como “El wing” derecho.

El periodista y escritor Alejandro Wall (autor de los libros “¡Academia, carajo!” y “El último Maradona: cuando a Diego le cortaron las piernas”, junto con Andrés Burgo) rastrea lo conocido de Corbatta, pero especialmente lo desconocido, que se transforma en el eje principal del libro. Así, viaja y hace viajar al lector por Avellaneda y Perú, Daireaux (pueblo natal de Corbatta), La Boca y Colombia, la Patagonia y la Isla Maciel, para regalar una historia apasionante que el lector desea que no se termine, aunque el final se conozca desde la primera página.

Wall, de 37 años y que obviamente no vio jugar al “Loco” Corbatta, dice que el libro galopa en las manos del lector porque “la vida misma de Corbatta le dio ese ritmo, más allá de la búsqueda sobre cómo contar esa vida. No sé si fue deliberado, se fue dando así a medida en que avancé en la escritura. Diría que si se lee como una novela de mi parte fue inconsciente. Por supuesto que uno intenta construir una narración que atrape y que no sólo sea hilvanar sucesos cronológicos”.

“Por eso también el libro arranca con un hecho que ocurre en 2015, cuando su nombre aparece en el padrón electoral. De algún modo la propia investigación me lo impuso. Yo quería hacer una biografía, digamos, tradicional. Pero me fui encontrando con relatos contradictorios, hechos que no se terminaban de comprobar, demasiados blancos en su vida, y no tenía otra opción que contar también eso, incluir las peripecias de la búsqueda de Corbatta, del fantasma, incluso de cómo la memoria deforma los recuerdos”, dice Wall.

El periodista y escritor (integra la sección Deportes del diario cooperativo Tiempo Argentino) señala que “Corbatta era un jugador en blanco y negro, y yo quería contarlo en colores. No quería que fuera una relato nostálgico. Es más, quería ir contra esa narración sentimental acerca del crack caído en desgracia. De Corbatta se cuentan muchas anécdotas. No quería tampoco repetirlas. Muchas de ellas inverosímiles, con las cuales se construyó el mito. No se trataba de desmitificarlo, pero sí de acercar a su figura a una verdad, lo más posible que se pudiera. Eso, para mí, es rescatar del olvido a alguien”.

“Su juego, por otro lado, era difícil de explicarlo con palabras y hay muy pocas imágenes que lo muestren. Creo que el paso del tiempo, por otro lado, hizo que se perdiera conciencia de la dimensión que tuvo en ese tiempo. Para quienes lo vieron jugar, Corbatta es inolvidable. Pero no quería quedarme con eso. Quería buscar explicaciones sobre qué pasó con su vida. Y eso implicó también buscar a aquel ídolo del pasado en el presente”, añade el autor, quien se interesó por primera vez en el wing un domingo lluvioso sin fútbol, a sus ocho años, cuando su padre le mostró fotos y textos sobre el jugador.

“El alcoholismo, el analfabetismo, el final en la pobreza, todo se contaba en una serie de anécdotas y leyendas, pero no se había profundizado sobre eso. Hasta su nombre suele escribirse mal y él mismo no decía correctamente en qué ciudad había nacido. Su paso por la Patagonia, por ejemplo, si bien podía ser conocido, no estaba claro cómo había sido. Hasta su voz para quienes no fuimos contemporáneos era un misterio. Por ejemplo, la idea de que las mujeres lo arruinaron se repitió siempre, y era demasiado simplista (por no decir machista) echarle la culpa a ellas. O a los demás. Corbatta huía de todos. ‘No quería testigos’, como escribió Osvaldo Ardizzone”, sostiene Alejandro Wall.

En cuanto a la llamada literatura futbolera, que en menos de 20 años ocupó un lugar muy importante en el rescate de ídolos de otros tiempos, Wall considera que “ese rescate es central para construir una memoria del fútbol argentino, sobre todo de figuras que no fueron televisadas. En el último tiempo han proliferado los libros de no ficción deportivos, una temática muchas veces subestimada. Y también creo que hay búsquedas de un nuevo tono para contar historias, una narrativa tal vez más personal y menos nostálgica”. De eso se trata un libro que agradecerán un par de generaciones futboleras.