Luego de cada audiencia por el juicio a la secta yogui liderada por el fallecido Eduardo De Dios Nicosia parece confirmarse una de las hipótesis que circulaba por los pasillos de la Justicia Federal en los últimos años: se trata de la peor y más dañina secta religiosa de la que se recuerde.

Al haber fallecido el principal acusado y líder del culto, en el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata el juicio se realiza contra quien fue su pareja, Silvia Cristina Capossiello y el resto de la organización: Sinecio de Jesús Coronado Acurero, Luis Antonio Fanesi y Fernando Ezequiel Velázquez.

Esta secta funcionó durante casi cuatro décadas, en los últimos años en el Hotel City, en el centro de Mar del Plata, tuvo la apariencia de un ministerio de yoga que –según la acusación fiscal- captó y acogió al menos a 32 personas en situaciones de vulnerabilidad, con el fin de reducirlas a la servidumbre y lograr su explotación económica, sexual y laboral. Además, hay acusaciones por abuso sexual agravado, alteración de identidades, acopio de armas y resistencia a la autoridad.

Una de las primeras voces en escucharse en el debate fue el de una de las hijas biológicas del propio Nicosia, quien describió los hechos por los cuales se llegó al debate: describió los abusos de los que fue víctima, las torturas que sufrió y todos los tormentos padecidos, tanto de ella como de sus hermanas y hermanos. La víctima explicó que era tal el grado de manipulación y miedo que le tenían al líder de la secta, el fallecido Nicosia, que no podían escaparse del Hotel City.

Si bien cuando prestó declaración en primera instancia, la víctima puso a su madre, Capossiello, en el centro de la organización, durante el debate frente al fiscal Juan Manuel Pettigiani y los jueces Roberto Falcone, Fernando Machado Pelloni y Nicolás Toselli, optó por no nombrarla ni decir nada al respecto, algo que la ley le permite por tratarse de su progenitora.

Sin embargo, con el correr de las semanas, en cada audiencia el nombre de Capossiello era repetido por las diferentes víctimas, quienes no solo tildaban de “pedófilo” a Nicosia, sino que explicaban que la mujer era “fundamental” para el desarrollo de la secta y que tenía un rol activo en las torturas y los tormentos.

Además de los testimonios de las víctimas, también las psicólogas de la Oficina de Protección a la Víctima brindaron sus testimonios en el juicio y ratificaron los dichos de las personas que padecieron los tormentos y los abusos dentro de la secta yogui.

El pasado lunes comenzaron exponer los policías que participaron de los allanamientos al Hotel City en 2018, cuando la secta fue desbaratada. Uno de los efectivos dio un ejemplo que fue esclarecedor: al momento de irrumpir en el lugar aseguró que Capossiello se mostró hostil y, a los gritos, ordenó a todos los presentes que no hablaran con nadie hasta que apareciera su abogado.

Desde la Fiscalía Federal explicaron que con el correr del juicio no solo se confirma la principal hipótesis, sino que además aparecen nuevos delitos que podrían demandar que se inicie una nueva investigación.

Según adelantaron, el fiscal Pettigiani tiene pensado pedir el máximo de pena posible contra Capossiello -un monto superior a los 25 años-, para que sea una condena ejemplificadora a lo que consideran se trató de una secta “escalofriante”.

El juicio seguirá en febrero

En este 2021 aún restan dos audiencias, en las que más policías brindarán sus testimonios. Terminada la feria de enero, el debate continuará en febrero con la esperada palabra de un hijo de Nicosia que vive en Venezuela y hablará por video conferencia desde la Embajada de Argentina.

Este testimonio, que desde la fiscalía consideran que es “fundamental”, se retrasó por las dificultades burocráticas internacionales, pero se espera que en la primera semana de febrero se pueda realizar.

Si no hay ningún retraso, los alegatos podrían comenzar el 14 de febrero.

La secta yogui que funcionó en el Hotel City es un horror que excede a cualquiera ficción: violaciones, torturas, humillaciones, esclavitud y servidumbre en torno al culto liderado Nicosia y sostenido por su pareja, Silvia Cristina Capossiello.