Economía y Felicidad. Una nueva forma de medir nuestro bienestar
Marisol Manfredi
NMdP
Desde hace varios años ya en el campo de la teoría económica han proliferado los debates acerca de qué es el bienestar y cómo es medido. ¿En Suecia están “mejor” que en Nigeria? ¿Qué es “estar mejor”? Tradicionalmente se ha clasificado a los países en desarrollados y en vías de desarrollo a través de una medida objetiva, monetaria y cuantitativa: el Producto Bruto Interno. ¿Acaso las personas sabemos cuál es la suma monetaria de los productos y servicios finales producidos en la economía? Con ello ¿podemos verificar nuestro bienestar? Esto esconde una relación más profunda ?acorde al imaginario moderno consumista?: cuanto más dinero tenemos, más felices somos. Así, el PBI se convierte en la única variable para determinar nuestro grado de bienestar, satisfacción o felicidad.
Existe otra corriente que entiende al bienestar en un sentido más amplio, que también depende del estado de salud, educación, vivienda, trabajo digno, seguridad, buena gestión de los asuntos públicos, cuidado del medio ambiente, preservación de las tradiciones y cultura, y emociones sociales positivas. Es por ello que muchos analistas han introducido variables subjetivas y cualitativas para clasificar los países de otra forma no convencional. Por ejemplo, el pequeño país asiático de Bután ha acuñado el concepto de Felicidad Bruta Nacional en1974 en oposición al Producto Bruto Nacional. Si bien es un caso extremo donde el progreso de la sociedad es entendido como desarrollo espiritual y no material debido a sus valores explícitamente budistas, existen otros intentos por redefinir el bienestar de las sociedades. Además de haber incluido variables cualitativas como la salud, la seguridad, la educación o el medio ambiente, se han incorporado variables subjetivas, ubicando así a la sociedad en el centro de análisis. Estas últimas son evaluadas a través de encuestas, mediante las cuales se interroga a la persona sobre su posición en una escala del 1 al 10, donde 1 significa “completamente insatisfecho” y 10 “completamente satisfecho” con su vida en general. Así, se han creado métodos para evaluar dicha información estadísticamente a fin de definir el bienestar relevado por las personas mismas, que son, en definitiva, los mejores jueces.
De esta manera, surgió en primer lugar el Indice de Desarrollo Humano, que incorpora las variables de salud, educación y calidad de vida. El IDH fue impulsado por un enfoque teórico de Amartya Sen, un filósofo y economista bengalí que desarrolló su propuesta de bienestar como una alternativa a la corriente hegemónica: el utilitarismo.
World Happiness Report es otro ejemplo de medición subjetiva de satisfacción, producto de una iniciativa global de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para medir distintas variables relacionadas con el bienestar, el progreso social, el desarrollo y el éxito de las políticas públicas. La ONU propuso a sus países que incorporasen en sus políticas públicas un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado de crecimiento económico, a la vez que se promueva el desarrollo sostenible, la felicidad y el bienestar de los pueblos.
Por otro lado, la empresa Gallup se ha lanzado a la medición del bienestar subjetivo en distintos países, calificando a estos según variables subjetivas. Así, por ejemplo, Panamá se encuentra en primer lugar y Argentina es duodécimo en una lista de 170 países. El Indice de Progreso Social combina variables objetivas y subjetivas, replanteando el debate sobre qué implica el desarrollo. Para ello incorpora tres dimensiones: necesidades humanas básicas, acceso al mejoramiento de la calidad de vida y oportunidades de cumplir objetivos y libertades. El Happy PlanetIndex, por otra parte, considera que un desarrollo no es tal si éste se ha realizado a expensas de contaminar o destruir el planeta. Por eso calcula la huella ecológica de los países, tomando en cuenta los valores subjetivos de felicidad de Gallup y la esperanza de vida del país. Costa Rica, Vietnam y Colombia acaparan el podio, mientras los países de Latinoamérica se encuentran entre los más altos.
Como puede observarse, existe una corriente que mide el bienestar desde otra perspectiva teórica y metodológica. El Grupo de Estudios del Trabajo de la Fceys de la UNMdP investiga desde 2008 los enfoques y las teorías de bienestar, desarrollando distintos aportes e investigando sobre enfoques como el Buen Vivir. Actualmente se encuentra en la elaboración de un indicador que combine dimensiones objetivas y subjetivas, a partir de bases de datos de la Encuesta Mundial de Valores (disponible para Argentina desde 1984). Complementa a su vez el estudio con datos primarios obtenidos de encuestas de percepción. Resulta necesario replantearnos el concepto de desarrollo; dónde estamos y hacia dónde queremos ir, teniendo en cuenta las percepciones de nuestra población, preservando el medio ambiente y nuestra cultura con sus valores y tradiciones, en lugar de aplicar modelos cuantitativos que sólo buscan incrementar el producto material en desmedro del tradicional, cultural, espiritual.