Miramar retoma la calma tras una noche violenta en las calles
La custodia policial permanece tras los incidentes por el crimen de Luciano Olivera. La Municipalidad sufrió graves daños al igual que el Concejo Deliberante por la gran cantidad de proyectiles lanzados por parte de quienes no interpretaron el sentido pacífico de la manifestación.
MIRAMAR (Corresponsal). – Pasó la noche cargada de violencia y Miramar parece haber retomado la tranquilidad, tras los serios incidentes derivados de lo que era una marcha pacífica en pedido de Justicia por el crimen de Luciano Olivera (16).
No obstante, la presencia policial en las calles aumentó durante las últimas horas con el propósito de prevenir cualquier nuevo foco de conflicto.
Los vecinos siguen comentando con asombro no sólo el hecho que acabó con la vida del menor por el balazo de un efectivo policial, sino también el descontrol general de muchos que, a pesar de la indignación, no entendieron el significado de la movilización y terminaron con un enfrentamiento directo durante varias horas con personal policial de Infantería.
La Municipalidad ubicada sobre calle 28 entre 19 y 21 tiene su acceso totalmente destruido, es decir íntegramente los vidrios de planta baja, donde se ubica el sector de recepción y personal.
También los daños por objetos contundentes, lanzados por los violentos llegaron hasta las oficinas del primer piso donde se encuentra el área de Economía y en el segundo nivel; allí funciona, entre otras, la Secretaría de Obras Públicas.
A escasos metros sobre la calle 21, los cristales de los distintos bloques partidarios que componen el Concejo Deliberante se divisan en su mayoría estallados, otros con rajaduras pronunciadas y la leyenda “Yuta Asesina”, pintada con aerosol en una de las paredes.
Por otra parte, sobre la avenida 23 en inmediaciones de la comisaría, donde comenzaron los disturbios, se observa rotura de veredas y canteros utilizados en trozos como proyectil mientras los uniformados reprimían con balas de goma.
La sede policial no registró daños de consideración, salvo algunas marcas en fachada por los piedrazos, pero igualmente permanece custodiada por las fuerzas de seguridad.
Alrededor, algunos comercios tuvieron roturas de carteles y diversas persianas que hoy eran arregladas en su mayoría por los propietarios.
Más allá que la calma predomina por estas horas, Miramar continúa conmocionada y tanto en la calle como los cafés u otros comercios hay un sólo tema “el crimen de Luciano”, un adolescente que tenía todo un futuro por delante y el accionar irresponsable de un policía acabó con su vida y dejó a toda una familia y amigos con una pérdida irreparable.