Al rescate del premio Nobel de Literatura 1921: Anatole France (1844-1924)
Estética revolucionaria al servicio de las letras
Por Dante Rafael Galdona
Twitter: @DanteGaldona
Fue el intelectual de izquierda más citado por los revolucionarios de principios del siglo 20. Su actuación en el caso Dreyfuss fue de total compromiso con la verdad. Fue un poeta parnasiano y luego se transformó en un narrador preciso, irónico, satírico y erudito.
A la luz del fuego parnasiano
La corriente parnasiana ya ocupó varias líneas de este espacio en ocasión de presentar al primer premio Nobel de Literatura de la historia, Sully Prudhomme. También tuvo su oportunidad el caso Dreyfuss, cuando fue el turno de Roger Martin du Gard. Ambos poetas franceses vinculados por líneas históricas y artísticas con Anatole France, aunque este último ofrece una variante particular: su compromiso político con los sectores más radicales y más románticos de la izquierda.
Anatole France se vincula con estos dos elementos fundamentales en la historia de Francia. En cuanto al caso Dreyfuss podemos decir que no hay francés que no guarde relación con él, el caso transformó la política y el destino de Francia para siempre.
En el caso del parnasianismo, fue un movimiento poético que brilló con luz candorosa, pero de repente ese fulgor fue perdiendo fuerza, su lumbre dejó paso a los claroscuros, hasta quedar sepultada entre las sombras. Pero mientras duró su luz, al calor de él los poetas se sentaban bajo su lumbre y se hacían visibles al mundo. Anatole France le debe eso al parnasianismo, aunque luego abandonó su influjo, la poesía que lo cobijó, y fue a refugiarse en las más cómodas y cálidas letras de la narrativa.
Su verdadero nombre es Françoise Anatole Thibault, idéntico apellido al que le da nombre a la saga de su compatriota, también Nobel y colega Roger Martin du Gard “Los Thibault”. Nació entre libros y erudición, entre la fina cultura francesa y la exquisita fuente de saber que fue la librería de su padre, de modo que no tardó en demostrar una fuerte inclinación a la intelectualidad y el arte, la que continuó luego en el ejercicio del periodismo en los periódicos y matutinos más importantes de Francia, y luego coronó como bibliotecario del senado francés, un cargo codiciado por gran parte de la intelectualidad.
El escritor de la izquierda
Es dueño de una producción literaria importante. Además de haber sido bien recibido en los círculos literarios de entonces, se involucró en la política de la época y, como no podía ser de otra manera, participó activamente junto muchos intelectuales, como Emile Zola, los mismos Du Gard y Prudhomme, entre muchos otros, de la encendida defensa pública y judicial del capitán Dreyfuss.
También se involucró en el Estado francés y colaboró en los diseños curriculares de la educación pública. Junto a su gran amigo Jean Jaurés, el gran político fundador del Partido Socialista Francés, contribuyó a dotar al Estado de importantes características propias de los estados modernos, principalmente la identidad laica, separada de la influencia del poder clerical. Producto de su trabajo es el conocido carácter laico de la educación pública, hasta entonces en manos exclusivas de la iglesia. Hoy parece un elemento de escasa importancia, algo tan común como aceptado, pero en la Francia de fines del siglo 19 y principios del 20 había otros paradigmas educativos y la tarea que llevó a cabo se considera de gran importancia mundial, ya que fue el suyo uno de los primeros modelos exitosos de una educación secular, y un punto de escisión preciso y certero entre Iglesia y Estado.
También se involucró y empatizó con los movimientos de izquierda de la época, incluso aún es reivindicado por ciertos sectores revolucionarios por su aporte intelectual en la creación de sus plataformas políticas y filosóficas.
Además de involucrarse activamente en el caso Dreyfuss, otro hecho judicial en el que tomo partido fue el de los anarquistas Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, en Estados Unidos, que tomó relevancia internacional por las características profundamente prejuiciosas, discriminatorias y por el oscuro proceso judicial que se llevó a cabo, uniéndose a personalidades destacadas de la época como Albert Einstein, el posteriormente también ganador del Nobel George Bernard Shaw, Miguel de Unamuno, entre muchos otros intelectuales y científicos de la época.
Así es que la sensibilidad social y el compromiso político no le fueron ajenos a Anatole France. Defendió posiciones y personas anarquistas, se interesó en el comunismo naciente en Rusia, aunque luego se retractara tras las primeras purgas de la revolución de octubre, mantuvo libertad de expresión y criterio ante casi todos los hechos políticos de entonces.
El caso de Anatole France es el más paradigmático de lo que comúnmente se conoce como intelectual de izquierda. Por su compromiso intelectual, por su aporte científico a las causas sociales y por su acción política inorgánica pero eficaz.
Perdido por la guerra
En cuanto a su prolífica obra, su primera literatura está en el terreno lírico. Su objetivo personal principal era formar parte del parnasianismo y eso mismo logró, publicando versos muy acordes con la estética de ese movimiento que lo hicieron visible y que luego motivaron la inclusión de su poemario “Poemas dorados” en “Le Parnasse contemporain”. Pero luego la poesía no le reportaría los beneficios que buscaba, se alejó de ella y trasladó su talante artístico a la narrativa.
Ya en ese terreno, incursionó con éxito en los géneros novela y ensayo. En ambos adoptó un estilo irónico y satírico de la sociedad de su época, a menudo cercano a la caricatura pero siempre con inteligencia, erudición y ese ambiguo humor que usaba la burla y la caricatura para demostrar sapiencia y conocimiento. Fueron frecuentes en sus obras las concepciones cínicas en cuanto a lo social y escépticas en cuanto a los temas religiosos.
Siendo ya un escritor maduro, centró sus obras en una visión de la sociedad y la política marcada por su concepción de revolucionario. Pero la primera guerra mundial llegaría para trastrocar todos los valores éticos, morales y políticos y Anatole France, como muchas otras personalidades de la cultura de la época, pereció intelectualmente al influjo de las consecuencias, perdiendo el rumbo artístico. Sus obras posteriores a la guerra no fueron de la excelencia que mostró su anterior obra narrativa.
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