La comunidad de la Escuela Secundaria N°38 ya cambió tres veces de edificio en menos de dos años, aunque desde el 2017 sufre las consecuencias de no tener un espacio propio. Hoy, sus casi 400 alumnos no tienen más opción que ir a estudiar a las aulas del Centro de Educación Física (CEF) N°1, pero a fin de año deberán abandonar este lugar provisorio y la incertidumbre es total: desconocen si en 2022 tendrán o no dónde ir a clases. Hoy, no lo tienen. 

Este miércoles a las 10, docentes y alumnos del establecimiento llevarán a cabo una clase pública en las puertas del Palacio de los Deportes, a metros del la Rambla, para visibilizar la situación y exigirle una respuesta para el próximo año a la Provincia de Buenos Aires.

La escuela, no casualmente lleva el nombre de “Rodolfo Walsh”. Es de las pocas del Partido de General Pueyrredon que tiene la modalidad de Comunicación, aunque hace tiempo los equipos de radio que con esfuerzo consiguió el equipo docente, están guardados y en desuso porque no hay un lugar apropiado.

Esta comunidad educativa que la ha peleado siempre desde abajo viene con problemas al menos desde 2017, cuando el edificio de Independencia entre Roca y Peña en el que funcionaron desde el 2006 fue sufriendo un progresivo desgaste que, sumado a la falta de arreglos, terminó volviéndose “inhabitable”.

El viejo edificio, donde anteriormente funcionaba una fábrica de hielo, fue desmoronándose. El propietario, según las docentes, “nunca se hizo cargo de los arreglos” y si bien las profes recurrían a la cooperadora para intentar mantenerlo, con el tiempo “se volvió insostenible”.

Una mañana de 2018 los chicos y el equipo docente de la Escuela N°38 llegaron y descubrieron con asombro un gran cartel con dos palabras lapidarias sobre el edificio: “Se vende”. El dueño, sin previo aviso, había decidido poner en venta el lugar, señalaron. Aún hoy nadie olvida aquel asombro y la sensación de vacío.

Las profes respondieron con cartas, llamadas y pedidos a la Provincia, pero “desde La Plata lo único que hacían en 2018 era mandar a alguien que daba dos vueltas y se iba, no hicieron nada”. Solo lograron que bajara aquel cartel.

En 2019 la situación continuó sin más novedades mientras el techo se desplomaba y en 2020, durante la pandemia y mientras se hacían malabares para dictar clases virtuales, el edificio terminó de colapsar.

“En 2021 empezamos las gestiones pertinentes para resolver esta situación. En principio nos íbamos a mudar a donde hoy funciona un instituto terciario, pero no fue posible. Recorrimos lugares, yo misma salí a buscar, pero no había al menos en el centro, porque no podía quedar en la otra punta sino cerca del macrocentro; resultó imposible hasta ahora”, comentó Claudia Ruibal, profesora en Letras y docente de la Escuela.

Este año ya se mudaron dos veces: primero consiguieron que la Escuela N° 58 les prestara 4 aulas para 18 cursos. “Íbamos rotando como podíamos y teníamos clases una vez cada tanto, mientras que con la mayoría seguimos en forma virtual”, indicó la docente. En septiembre lograron que el Centro de Educación Física N°1 les prestara ocho aulas, y allí permanecen, al menos hasta fin de año.

Los alumnos van a clases provisoriamente en las aulas del CEF N°1

El 31 de diciembre a esta comunidad educativa se le termina la posibilidad de utilizar las instalaciones del CEF y “no hay ninguna certeza sobre dónde vamos a estar el año que viene“, lo que “traer importantes problemas en la matrícula, que se está desgranando” ya que “¿dónde los vamos a anotar para el año que viene si no tenemos edificio?”.

“Hoy nos arreglamos en el CEF, pero nuestra angustia es para el año que viene. Necesitamos un edificio donde funcionar. El gobierno de (María Eugenia) Vidal no se movió en absoluto y recién empezamos a tener alguna respuesta con este gobierno, pero necesitamos la certeza de saber dónde estaremos el próximo año”, agregó.

 “Daba pena y la hicimos brillar”

Las docentes de la Escuela Secundaria N°38 se muestran orgullosas del “gran trabajo” realizado en el establecimiento a lo largo de los últimos años.

“Estaba caída la escuela, daba pena. Nosotras la tomamos, nos hicimos cargo y a través de la modalidad de Comunicación, de los talleres de radio, con periodistas de toda la ciudad que han venido, la hicimos brillar. Ese edificio se caía a pedazos y lo hicimos brillar con un proyecto muy interesante y una identidad propia”, sostuvo, con orgullo, la profesora de Letras Claudia Ruibal.

“Es la escuela Rodolfo Walsh. Tiene un proyecto propio, una identidad. Hemos hecho mucho y lo seguiremos haciendo. Por eso nos duele tanto lo que sucede y necesitamos una respuesta”, completó, a la espera de que la acción de protesta de este miércoles permita visibilizar la problemática y apuntalar una solución de las autoridades provinciales.