Por Sebastián Plaza

Miriam Elizabet Meschino, una maestra de 49 años que enseña en dos escuelas rurales del distrito, fue reconocida con el Premio “Buenos Educadores de Argentina 2016”, por “su destacado compromiso y trabajo comunitario desde la escuela rural”.

Luego de que el presidente Mauricio Macri le entregara la distinción, LA CAPITAL dialogó con la docente para conocer qué piensa y qué siente en momentos en que la educación está en tela de juicio.

Meschino contó que diariamente recorre 80 kilómetros en su automóvil para dar clases en la Primaria Nº 11 de San Agustín como directora y, por la tarde, en la Primaria 37 del Paraje Leite como maestra a cargo.

Conoce al detalle la situación educacional, familiar, emocional y de salud de cada uno de sus educandos porque el rol docente en el campo adquiere otras responsabilidades. Sabido es que colabora que haya menos alumnos por aula que en la ciudad cabecera.

Sin embargo, defiende a rajatabla la igualdad educativa por más pasto, bosta y camino rural que haya que atravesar para llegar al establecimiento educativo. Y le pone tanta pasión a lo que hace que ya anticipó que si volviera a nacer se pondría nuevamente el guardapolvo blanco. Ese mismo que luce tan puro en la entrevista con este medio. Se la ve orgullosa con la placa que le entregó el primer mandatario argentino durante el acto del “Día del Maestro” en San Juan.

“La docencia es una profesión que amo y volvería a elegir”, expresó Meschino.

La maestra indicó que ser maestro “es un enorme compromiso” y que si bien siente que ha hecho mucho en sus 28 años al frente de los alumnos le queda mucho por hacer y por dar. “A pesar de los años uno no puede detenerse. Se debe seguir avanzando porque para eso uno se capacita y se trabaja en equipo que creo que es lo fundamental”, aseguró.

Meschino recordó las palabras de Domingo Faustino Sarmiento sobre que todo comienza en un pupitre de escuela y que los maestros son los responsables de formar a las personas que luego se transformarán en ciudadanos y deberán contar con todas las herramientas para su progreso personal. “Buscamos que cada chico sea una persona íntegra y ese es un trabajo que se realiza en equipo en tu escuela, con la familia y en red con otras escuelas del distrito. Esta es una de las fortalezas que tiene Balcarce”, argumentó.