Aún no empezó y ya despertó polémica: el Festival Internacional de Cine de San Sebastián decidió entregarle el Premio Donostia al actor norteamericano Johnny Depp, durante su nueva edición que se realizará entre el 17 y el 25 de septiembre en San Sebastián (España). Pero la decisión causó un verdadero revuelo entre las mujeres vinculadas al mundo del cine: alegan lo inoportuno de este galardón a un intérprete que está acusado por su ex esposa, Amber Heard, de violencia de género.

La Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales de España (CIMA) criticó tal decisión, al afirmar que “habla muy mal del festival y de su dirección, transmite a la ciudadanía un mensaje terrible: ‘No importa que seas un maltratador si eres un buen actor'”, declaró la presidente de la asociación Cristina Andreu a la agencia AP.

La polémica por este reconocimiento, que se funda en el argumento esgrimido por la organización del Festival de que Depp es “uno de los actores más talentosos y versátiles de la cinematografía contemporánea”, se debe a que el actor de “El joven manos de tijera” se encuentra envuelto en una batalla judicial que, al parecer, no lo deja bien parado.

La actriz Amber Heard, más joven que el actor, lo acusó de malos tratos. El intérprete denunció por difamación al tabloide británico The Sun que lo llamó “golpeador de esposas”. Un juez determinó que las acusaciones vertidas por el medio contra Depp eran “sustancialmente correctas”. Más tarde, otro tribunal vetó la posibilidad de recurrir el fallo. Y ahora, es el actor el que demandó a su ex por 50 millones de dólares por una columna de opinión sobre el maltrato doméstico que ella escribió en The Washington Post. Y el juicio llegará el año que viene.

Ante este panorama, el director del Festival de Cine de San Sebastián, José Luis Rebordinos, defendió la entrega del galardón, en el marco de uno de los festivales de cine más importantes del mundo.

Y recordó su “compromiso contra la desigualdad, el abuso de poder y la violencia machista”. También que el certamen cumple con los “compromisos adoptados en la Carta por la Paridad y la Inclusión de las Mujeres en el Cine” promoviendo “la presencia de profesionales mujeres al frente de sus departamentos” y creando “ambientes seguros para las mujeres en los lugares de trabajo”.

De la controversia surgida por la concesión del Premio Donostia a Depp dijo “todo lo que tenía que decir” y no quiere que se convierta en el “eje” del certamen. “Tengo ya una edad y si tengo que censurarme, me iré. Sólo faltaría que no pueda trabajar y expresarme como pienso que debo hacerlo”, afirmó en una entrevista con EFE, en la que pidió “sensatez” para abordar el debate de la igualdad de la mujer en la industria cinematográfica.

Y reiteró que el actor estadounidense no está acusado judicialmente ni condenado por maltrato y defendió la presunción de inocencia, aunque consideró “que lo de Johnny Depp no deja de ser una anécdota” y que “hay que convertir los conflictos en oportunidades”.

“Hay que conseguir que la mujer se vaya incorporando con normalidad a la industria porque es cierto que no lo está. Pero dejémonos de tonterías, que hasta el último mono cree que tiene derecho a decir lo que debe hacer un festival o una productora”, recalca Rebordinos, que quiere “sacar” el debate de las redes sociales.

Las cuestiones de igualdad de género serán tratadas en una jornada interna que ha organizado el Zinemaldia junto a la asociación de mujeres profesionales del sector audiovisual y las artes escénicas (H)emen a raíz de esta controversia, si bien estaba prevista con anterioridad una mesa redonda sobre la supresión del género en el premio a la mejor interpretación, que será único en vez de uno para actores y otro para actrices.

Al equipo del Festival le sorprendieron las reacciones a esta decisión. “Lo hizo Berlín y, que yo sepa, no hubo especial revuelo. Luego lo hizo Mar de Plata y después el Festival de Huelva, y no leí nada. Lo hacemos nosotros y se lía gorda”, señaló Rebordinos, que opina que en los primeros años el sentido de este galardón estará “pervertido”.

Pero esta convencido de que en “cuatro o cinco años” lo van a hacer todos los festivales (por la decisión de eliminar la distinción de género en las categorías interpretativas), pues de la misma forma que no hay distinción de género en los reconocimientos al mejor director o al mejor guionista, no debe haberlos en la interpretación”.

“En cuanto la gente pierda el miedo, lo va a hacer todo el mundo”, asegura el responsable del festival, cuya oposición a las cuotas por razón de género es conocida.

Comentó que, sin aplicar este criterio, en la 69 edición, que comienza el próximo viernes, habrá nueve hombres y siete mujeres compitiendo por la Concha de Oro, el premio para las películas que compiten, y entre ellas, dos directoras, la rumana Alina Grigore y la danesa Tea Lindeburg.

Y aunque reconoció que la celebración tardía de Cannes les ha perjudicado, destaca que lo presentado en el certamen francés ha sido tanto y de tan gran calidad, lo que ha ocurrido también con Venecia, que les han “sobrado” películas para confeccionar varias secciones.

No sucede lo mismo con el cine procedente de América Latina porque, a causa de la pandemia, las grandes producciones “están paradas”, si bien subraya que entre las pequeñas hay títulos “realmente interesantes”.