“En la música encontramos la forma de canalizar emociones y compartirlas. No somos de hablar, no somos tan expresivos en algunos puntos y en la música encontramos la forma de poner de manifiesto lo que nos pasa. Nos encantó, nos apasionamos y, cuando empezamos a llegar a la gente, flasheamos”. Quién habla es Sebastián Andersen, uno de los cinco hermanos que conforman la ascendente banda El Plan de la Mariposa que, comenzó hace años, cuando eran adolescentes, con zapadas en el living de su casa, siguió en bares, continuó con sus propios discos, con fechas en pequeños lugares de la zona, teloneando a figuras como Manu Chao o Ciro y los Persas, hasta tener sus shows exclusivos, como el que darán este sábado a las 20 en el Radio City.

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No es su primera vez en Mar del Plata, pero si la primera en esa sala. “Estamos armando la lista de temas, una puesta de luces alucinante, con muchas ganas de tocar y compartir Estado de Enlace y reversiones de los discos anteriores. Creo que va a ser una gran fecha, en un teatro que no conocemos pero que nos dijeron que es muy lindo, eso también nos motiva” sostuvo el cantante de la banda que completan Camila, Valentín, Máximo y Santiago Andersen, junto a Andrés Nör y Julián Ropero.

La música fue parte de la cotidianeidad de los hermanos Andersen desde siempre. “Papá, cuando volvía de trabajar, tocaba un ratito la guitarra, alguna samba. Mi vieja hacía muchos rituales en casa, Círculo de Mujeres, de tambores y eso tiene que ver con como nosotros interpretamos a la música, el rol que tiene la música y el rol que tiene ese momento de encuentro donde la emoción es lo que prima” reconoce el artista.

Por eso, para ellos, “la música ayuda a aceptar el camino hacia las emociones”, pero, además, la consideran “un servicio, una tarea que nos gusta realizar y que sentimos que a la gente le hace muy bien y a nosotros también, porque tocamos canciones que tienen relación con temas personales, pero como los seres humanos somos todos parecidos, otros se pueden referenciar”, reconoció Andersen en una charla con LA CAPITAL, en mitad de la gira de este nuevo material que compusieron antes de la pandemia y que recién a fines de agosto comenzaron a tocar en vivo.

– Llevar Estado de Enlace a ese streaming en vivo ¿fue compartir su esencia, su intimidad?

– Fue una muy buena experiencia. Nunca habíamos hecho un contenido que sea mostrar a El Plan de la Mariposa haciendo lo que hacemos en casa, lo más obvio y lo más simple, estar tocando, pero no para la cámara, sino para nosotros mismos, haciendo la música en círculo, en Ronda. No le hablamos o no le rendimos honor a la cámara, sino que está, de alguna forma, espiando lo que está pasando. Más allá que nos empilchamos un poco más para la ocasión o pusimos algunas luces o algunos cuadros, esa situación de tocar en Ronda es la situación del ensayo de El Plan desde siempre, que luego trabajamos para ofrecer un viaje visual más interesante, más profundo.

– Sus trabajos discográficos, más allá de las libertades que los caracterizan a la hora de componer, son muy conceptuales.

– No hay un diseño en cuanto a imponernos tocar esta temática o aquella, sino que las canciones van saliendo y nos atraviesan o son atravesadas por lo que nos pasa, nos sentimos reflejados. Sí nos gusta la idea de lo conceptual, porque de alguna forma sostiene, le da contención a la libertad, le da un marco a ese a ese viaje artístico y eso nos resulta atractivo de pensar y lo sentimos necesario para sostener una idea y llevarla adelante.

– Es lo que ocurre en Estado de Enlace que compusieron antes de la pandemia pero aborda temas que parecen hechos para este contexto.

– Son todas letras de de antes de la pandemia y por ahí sí tratan temáticas como el ambiente, que se vienen poniendo en la mesa y entran con más prepotencia a las charlas. Y algunos otros temas que nos llevan a preguntarnos por qué habrá pasado lo que pasó. Aunque no sé si está habiendo algún cambio, no me parece tanto a gran escala, pero tal vez algunas pequeñas acciones sí, y en eso es en lo que más más creo, cómo en las pequeñas actitudes que cada uno pueda tener desde su lugar, desde lo que hace, cómo cría a sus hijos, cómo habla con sus hermanos de lo que hace con lo que consume.

– ¿La naturaleza es importante para ustedes y para su música?

– Hay una cosa que se relaciona con la naturaleza desde dónde venimos, en Necochea tenés el río, el mar, el parque. Siempre nos gustó, de chiquitos y a mi viejo le gusta viajar, nunca hubo mucha plata como para ir lejos, pero salíamos en una camioneta, todos los pibes atrás en la caja, con una cúpula y un colchón -hoy no se podría hacer- a acampar a la orilla del río Limay a quedarnos ahí una semana, tomando agua del río, haciendo un fuego y compartiendo el momento. Creo que ese tipo de crianza hace que te quede una sensación de conexión. Yo creo que es aprendida que tiene que ver con esa con esa forma de habernos criado. La naturaleza es una prioridad para nosotros, pero no solamente el contacto pasivo, sino también meterte en esa fuerza. A través de estar ahí viene el nuevo pensamiento. Te metés al mar y salís pensando diferente, pensando otras cosas, que si te quedas en el sillón, mirando la tele. Creo que la naturaleza influye sobre el caudal de pensamientos, sobre la creatividad y sobre cómo percibís el contexto.

– Como banda venían dando varios pasitos pero en un momento hubo un quiebre y mayor crecimiento y proyección. ¿Fue el 2015, el año que tocaron con Manu Chao?

– En 2013 sacamos un disco, Trance Habitante, que nos encantó. Justo después, falleció nuestra mamá. Luego de eso arreglamos un colectivo viejo e hicimos un viaje por toda Argentina, Paraguay y Brasil y a la vuelta a ese viaje, sacamos el disco Danza de Antalgia, que tiene muchas canciones para ella. Siento que la vida, ahí, hizo un poco de equilibrio de fuerzas. Se había ido mami, que obviamente es una cosa muy dolorosa y que parece hasta injusta, pero sacamos ese disco al que le empezó a ir bastante bien para lo que nosotros veníamos haciendo. Y fue un momento en donde hubo un cambio. Ese verano (ya 2015) tocamos en el recital de Manu Chao en Mar del Plata, ahí conocimos también a algunas personas con las que seguimos trabajando después. Entiendo que ahí la vida balanceó un poco la situación, o ese cuentito me hago yo. Ahí empezó una nueva etapa del Plan pero, creo que estamos en pleno desarrollo, nos falta mucho por recorrer. Nada me gusta más que el constante aparecer de cosas nuevas, por más que esté alta la vara, no quiero llegar a una meseta, sería muy aburrido.